El Paseo La Princesa en el Viejo San Juan alberga las creaciones de artesanos que promueven nuestra historia y el país
El Paseo La Princesa en el Viejo San Juan alberga las creaciones de artesanos que promueven nuestra historia y el país
14 de septiembre de 2022 - 11:40 PM
Una visita al Paseo La Princesa, en San Juan, garantiza una experiencia cultural enriquecedora, que integra no solo la oportunidad de conocer de historia y costumbres sino, además, de descubrir el talento de decenas de artesanos que se agrupan en el espacio turístico para promover y vender las piezas que elaboran.
Dos de las exponentes de sus artes son las hermanas Maritza e Iris Margarita Concepción, de 66 y 65 años respectivamente. Ambas trabajan en conjunto artesanías con papel reciclado, además de dedicarse a otras técnicas en vidrio y joyería artesanal.
Maritza es experta en trabajos elaborados con vidrio. Crea desde hermosos y coloridos cuadros y platos con estampas alusivas a costumbres y tradiciones puertorriqueñas, hasta joyería con este versátil material.
“Trabajo artesanías en cristal en tres formas: el mosaico, el fundido y el vitral. Cogí primero la clase de vitral, pero después me fui desarrollando en la técnica que uso de mosaico y el fundido. Esto es como una terapia porque uno se mete en esto y se olvida de todo, aparte de que se vende bien. Los turistas compran y vienen muchos puertorriqueños que me compran cosas como la bandera, los nacimientos, cosas culturales. Por eso estas piezas las trabajo con cosas que tengan que ver con Puerto Rico porque se vende más”, detalló la artesana, quien lleva nueaños vendiendo sus piezas todos los fines de semana en el Paseo La Princesa.
Mientras que su hermana, Iris Margarita, lleva 12 años dedicándose a trabajar artículos como diademas, hebillas, pantallas, pulseras, sortijas y rosarios en papel y semillas.
“Yo me retiré en el 2008 y después que me jubilé quise emplear el tiempo. Comencé con mi hermana (Maritza) y una amiga a aprender y seguí evolucionando mis productos, perfeccionando las carteras y, entonces, me certifiqué. Me invitaron a Plaza Las Américas, a las Fiestas de la Calle San Sebastián, después me afilié al Instituto de Cultura Puertorriqueña y así estoy aquí”, explicó Iris Margarita.
Más adelante, suele imponerse el sonido que emerge del güiro y que el artesano de Las Piedras, Jesús Lozada (JL Güiros) muestra con orgullo. En una carpa, que ocupa desde el 2014, Lozada expone sus trabajos, en compañía de su esposa Awilda Díaz.
“El güiro se vende todo el año, hay días buenos y malos. Los turistas cuando vienen la ven a ella (Awilda) tocando y se motivan y lo compran. El cliente de aquí es un poco más selectivo porque sabe de música y sabe lo que busca, si es para bomba, para música típica, pero también vienen buscando su güiro”, sostuvo el artesano.
Lozada aseguró ser el creador del güiro 3 en 1, “que es un güiro con tres tipos de rayaduras que sirven como: un güiro clásico que es para tocar el aguinaldo; el diamante, que se puede usar más para merengue o música movida; y la güira cubana, que es para la salsa, el son, la guajira. Todo en un güiro”.
Así “guarachando”, dejamos atrás el güiro y encontramos a don Luis Rivera Carrasquillo, un artesano de madera que se divertía jugando con un balero. Este maestro de arte retirado dio clase durante 32 años en la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Carolina, y ahora se dedica a crear juguetes en madera.
“Llevo 11 años certificado. Yo empecé en la artesanía en la talla de santos, pero son caros y no todo el mundo compraba. Entonces, me recordé de mi época, donde hacíamos carritos porque no había juguetes ni dinero para comprar juguetes, y así nos divertíamos. Entonces, me dio por hacer algo que fuera accesible al público y son los juguetes para niños y es algo bien económico desde $5″, dijo el hombre de 69 años.
La mayoría de los juguetes que Rivera Carrasquillo elabora son ideas originales en las que suele utilizar, principalmente, su habilidad para pintar a mano. Hace trabajos de temáticas de superhéroes, flores, ‘cupcakes’ y la bandera de Puerto Rico.
“Los juguetes se venden mucho porque, cuando uno viaja, le trae llaveros para todo el mundo, pues aquí compran los baleros para llevarlos para sus países. A veces hacen hasta competencias aquí entre cinco y seis personas con los baleros que tengo de muestra y prueban su habilidad. Se graban y se retratan y se llevan sus juguetes para sus niños y es un buen souvenir”, destacó Rivera Carrasquillo, quien lleva diversión al paseo todos los fines de semana.
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