Muchos años después, habiendo alcanzado uno de esos puntos de la vida en que todo cambia, en los que hay que encontrarle nuevo sentido a todas las cosas, Helena Sampedro decidió armarse con dos herramientas tan sencillas como poderosas: palabras y valor. Su carrera profesional en el mundo empresarial fue una muy exitosa y fructífera, pero después de tanto tiempo en ese microcosmos, aspiraba a un cambio, a nuevas formas de ver el mundo y, sobre todo, a perseguir nuevas formas de contarlo. Fue así como Helena Sampedro decidió que quería escribir.