Reseña
Evaluación o crítica de un servicio, producto o actividad creativa.
Andy Montañez ofrece su “primer adiós” a Puerto Rico en un concierto magistral

El espectáculo, llevado a cabo en el Coca-Cola Music Hall, sirvió como un excepcional recorrido musical por las seis décadas de trayectoria de “El Niño de Trastalleres”

18 de agosto de 2024 - 11:11 AM

Andy Montañez se presentó en su espectáculo "Mi Primer Adiós”, con el que celebró sus 60 años en la música. (Suministrada)

Esta noche marca el principio del fin. Todo el mundo lo sabe. Quizás por esa misma razón han llegado hasta aquí hoy. Pero en lugar de tristeza, el espíritu en el gran salón se siente como uno de celebración. Se siente algo así como una reunión familiar por la que se llevaba mucho tiempo esperando. Hay, por supuesto, mucha nostalgia, pero también mucha felicidad genuina en el acto de sentarse juntos a recordar, a viajar en el tiempo y a entonar viejas canciones.

Una gran imagen del cantante aparece de pronto sobre una pantalla mientras su voz inconfundible narra algunas partes de su vida.

“Mi nombre es Andrés Montañez Rodríguez. Nací un 7 de mayo de 1942 en Santurce. En el barrio me conocen como ‘Junior’, el hijo de doña Celina y don Andrés; en Puerto Rico como Andy Montañez; en el mundo entero como ‘El niño de Trastalleres’. Hace 62 años, me dedico al oficio de cantar y la música, me ha dado el privilegio y la bendición de ganarme el cariño y el apoyo de ustedes, mi querido pueblo. Cantando he compartido alegrías y penas. He celebrado la patria. He compartido situaciones sociales. Los he puesto a bailar, a reír, a llorar y también a pensar. Hoy comienzo a despedirme con el corazón lleno de agradecimiento y con el sentimiento de haber cumplido bien la misión”.

Empieza a sonar un caracol. El maestro William Cepeda le extrae sonidos fascinantes a estas criaturas de mar y la orquesta se va uniendo a su música, poco a poco. Andy Montañez aparece en tarima vestido de gabán y haciendo algo así como una marcha bailada de camino al centro del escenario. Con micrófono en mano y la voz prácticamente intacta, parecería absurdo pensar que tiene ya 82 años, y que lleva más de seis décadas haciendo precisamente esa cosa maravillosa que su público ha llegado hasta aquí para acompañarlo a hacer: cantar.

Yo soy el alma

de un cantante errante,

que vaga por el mundo entero.

La primera canción de la noche, “Cantante errante”, deja muy claro el mensaje. Durante toda su trayectoria, Andy ha sido un cantor itinerante, que ha llevado su música a todas partes. En el proceso, ha aprendido muchas cosas sobre el mundo y, tal vez, unas cuantas sobre sí mismo. Iniciar su concierto con este tema no es casualidad, es un mensaje. Así como lo ha hecho siempre, lo seguirá haciendo hasta el final.

“Me siento bien honrado y contento de ese apoyo que siempre me han dado. Me siento muy orgulloso de representar a mi Puerto Rico donde quiera que voy”, dice después.

Aunque su voz sigue sonando igual de intensa y clara que siempre, la realidad es que la edad se le empieza a notar cuando ya lleva algún tiempo en el escenario. Ya no puede pasar ratos muy largos de pie, por lo que la producción le provee un asiento desde el que canta por la mayoría del espectáculo.

“Ya estoy más viejito”, dice, emulando la posición de alguien con dolor de espalda, y provocando risas en el público, poco antes de dar voz a algunos clásicos como “Payaso”, “Te voy a enseñar”, “Aquí en mi pueblo” y “Reunión en la cima”, un tema de su época junto a la Puerto Rico All Stars.

Luego, acompañado por el maestro Luis Marín en el piano y Rafal Taboas, el ambiente pasa de la salsa gorda al romantiqueo, con una interpretación del clasicísimo y precioso bolero, “Cómo fue”. Después de invitar a su público a bailar “en una loseta”, con en los viejos tiempos, su próximo tema es uno mucho más íntimo y personal. Con el maestro Taboas en la guitarra y como segunda voz, Andy canta un bolero de la autoría de su padre, don Andrés Montañez, titulado “Guitarra mía”.

Cuando yo muera

guitarra mía,

no quiero llanto,

yo quiero música

y melodías.

Mientras da voz a los versos de su padre, comienzan a bajarle lágrimas, pero Andy no se detiene. Lleva sus dedos a su cara y sigue cantando. Luego de terminar la emotiva pieza, toma un momento breve para agradecer a su padre, y continúa.

“Ay, esta vida vieja ha sido tan grata por haber caminado en esta senda, de poder cantarle a mi gente y haber participado junto a compañeros a los que recuerdo con mucho cariño. Hay uno que no está conmigo ahora, pero seguirá estando. Quiero un aplauso bien grande para mi hermano Pellín Rodríguez”, dice antes de interpretar “Amor por ti”, popularizado por ese gran cantante, quien fuera su compañero cuando ambos formaban parte de El Gran Combo.

Después, su hijo Harold, lo acompaña en tarima para ayudarlo a cantar el tema “A mi manera”, originalmente grabado junto a Pellín Rodríguez. La canción fue diseñada para dos voces y Andy y su hijo se pierden en cánticos mientras una imagen del hijo mayor, Andy Montañez, Jr., se proyecta a sus espaldas. “Andicito”, como era llamado cariñosamente, falleció en 2019. Cuando su padre y su hermano se giran y contemplan la pantalla, les resulta inevitable romper en llanto. Harold consuela su padre con un abrazo y le seca las lágrimas mientras cantan.

Algunos clásicos como “Vagabundo”, “Casi te envidio”, “Me gusta’, “Swing”, “Hojas blancas” y “Julia” vienen después. La parte final del concierto cierra con el temazo “Un verano en Nueva York”, acompañado por la percusionista y cantante Zayra Pola tocando los timbales como si estuvieran prendidos en fuego, mientras el público corea los versos a todo pulmón.

Después, Andy se retira brevemente del escenario y regresa su narración.

“He hecho mi música cantando mis sentimientos, mis ideas, mis pensamientos y prestándole mi voz a mi gente para expresarse. Muchos caminos he andado, muchas experiencias, muchas alegrías, muchas lágrimas, siempre fueron más las alegrías que las lágrimas. Conocí al mundo y el mundo me conoció. Viajé para todas partes y siempre regresé. A la patria, al calor de mi barrio, de mi gente, sintiéndome cada día más puertorriqueño, más de aquí, como el coquí. Mi nombre: Andrés Montañez Rodríguez. Nací un 7 de mayo de 1942 en Santurce. En el barrio me conocen como ‘Junior’, el hijo de doña Celina y don Andrés; en Puerto Rico, como Andy Montañez; y en el mundo entero como ‘El niño de Trastalleres’. Para ustedes, mi público, mi primer adiós…”

El cantante entonces regresa acompañado de panderos y pleneros. Ha cambiado su atuendo elegante por algo más parecido a su “look” regular: una camisa de botones con las mangas enrolladas. Un cabezaudo suyo entra también en escena, junto a una gran bandera de Puerto Rico. Todos, entonces, se unen en celebración para decirle adiós a una leyenda. El público se pone pie mientras Andy, con una gran sonrisa, canta los versos ya famosos de uno de esos himnos clásicos de la patria borinqueña.

Puerto Rico, patria mía, la tierra de mis amores,

donde canta el trovador junto con los ruiseñores.

Y viéndolo allí, junto a su familia, junto a sus amigos, junto a su pueblo, sobre seis décadas después de haber empezado, a pesar de las pérdidas y de los dolores, a pesar de todo lo que ha pasado, verdaderamente, ¿quién no se siente patriota?

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