Sobre el altar se han puesto flores. Son muchos sus colores; sus matices, como el amor, no tienen límites, y el amor siempre perdura y mantiene al mundo vivo, en medio de las dudas, del miedo, de la guerra y de la incertidumbre, en medio del dolor. Es muy probable que Sylvia Rexach, Myrta Silva y Puchi Balseiro supieran esto en sus corazones bohemios, pues su legado musical es, sin duda, el registro más importante con el que cuenta el país para volver a aprender sobre el amor en tiempos difíciles. Por eso, las flores en el altar son más que un simple gesto, son un acto de resistencia, son un acto de rebeldía y de reparación, pero también de belleza.