Se adhiere a los criterios de The Trust Project
Somos Cayey: Música alegre que identifica a todo un pueblo

Con casi seis décadas de trayectoria, La Tuna de Cayey se ha ganado un lugar en la cultura popular boricua

5 de septiembre de 2022 - 10:45 PM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 2 años.
10 Agosto 2022 Cayey, PR. Somos Cayey Entrevista con varios integrantes de la Tuna de Cayey en la Casa Histórica de la Música que tiene un espacio dedicado a la agrupación. En la foto de izq a der: Iris Garcia, Miguelángel Lugo y Gertrudis Maldonado. Foto: Wanda Liz Vega (WANDA LIZ VEGA)

Escuchar a La Tuna de Cayey es sentir los aires navideños sin importar la época del año, pues su música emana alegría y evoca la nostalgia de miles de puertorriqueños que crecieron bajo el repique de sus instrumentos.

Basta con recordar éxitos como “La parranda del sopón”, “Puerca sinvergüenza”, “Candela”, “La gallinita”, “La gata”, “Son borinqueño”, y otras tantos temas que forman parte del cancionero boricua de todos los tiempos, integradas a una amplia trayectoria de 58 años y más de 42 producciones discográficas.

La historia de la entonces Tuna Estudiantina de Cayey comenzó el 15 de octubre de 1964 en la Escuela Superior Benjamín Harrison, cuando los maestros Juan Ángel Nogueras, Manuel Rodríguez y Víctor Rafael Vázquez, convocaron a los estudiantes que cantaban o tocaban instrumentos de cuerdas.

Pero el trabajo musical de la legendaria agrupación traspasó las fronteras de la “Ciudad de las brumas” para convertirse en un tesoro cultural de Puerto Rico entero, y que ha enarbolado la monoestrellada en países de América y Europa.

De acuerdo con Gertrudis Maldonado Ríos, conocida como ‘Gigi’, “el primer disco no fue de Navidad sino de canciones de tuna”.

Fue la pianista Cándida Luz quien animó a sus compañeros a “desempolvar todos esos villancicos y, cuando se oyeron los villancicos y las piezas clásicas de Puerto Rico con el sonido de la tuna, la gente quedó encantada. Después de eso, la gente pidió más y entonces empezaron las composiciones”.

“La tuna en sus primeros 10 o 15 años forja una cantidad de éxitos que todavía se tocan”, asintió la mandolinista y presidenta de la junta directiva, quien llegó al grupo hace 47 años mientras cursaba el octavo grado en la escuela Agustín Fernández Colón.

Destacó que, al principio, la tuna era integrada por estudiantes que al terminar el duodécimo grado tenían que abandonar la agrupación. Entonces, sus directivos, tuvieron que cambiar los requisitos dado al auge que había tomado al presentarse en programas de televisión, entre estos, El “Show de las 12″ en Telemundo.

“Eso ocurrió cuando Paquito Cordero (fenecido productor de televisión), hace un junte entre la tuna y Chucho Avellanet. Ya se requiere que el grupo, después que tiene sus talentos no los pierda. Entonces, si ya la tuna estaba haciendo compromisos de grabación, compromisos artísticos, viajes fuera de Puerto Rico; decidieron romper las reglas para retener los talentos”, relató la fémina de 60 años.

Así que decidieron buscar integrantes de edades más jóvenes “para que duraran un poquito más”.

“Fuimos los mismos tunos que seguimos la Tuna después de Juan Ángel Nogueras que empezamos a conectar con gente de Cayey y pueblos limítrofes. Si la persona se podía comprometer con la asistencia a los ensayos y actividades, se podía quedar después de pasar un periodo probatorio”, apuntó.

Otro aspecto de la Tuna de Cayey es que “criollizó lo que era una tradición medieval”, de acuerdo con la mandolinista Iris García Martínez, al mencionar que la instrumentación del grupo está compuesta por guitarras, mandolinas, cuatro, bajo, flauta, batería y timbal, entre otros.

10 Agosto 2022 Cayey, PR.  Somos Cayey El uniforme de la tuna narra la historia de la agrupación.
 Foto: Wanda Liz Vega
10 Agosto 2022 Cayey, PR. Somos Cayey El uniforme de la tuna narra la historia de la agrupación. Foto: Wanda Liz Vega (WANDA LIZ VEGA)

“Ser tuno es un estilo de vida”, acotó García Martínez, mientras comparó la relación de sus integrantes como “una familia”.

Así lo constató Jamie Castro Martell, cuya historia con la tuna inició antes de nacer pues sus padres, José Luis y Carmen, se conocieron y enamoraron en la agrupación donde todavía fungen como timbalero y vocalista, respectivamente.

No solo eso, sino que Castro Martell también se juntó con el cuatrista Ricardo Negrón y procrearon a Yojan Andrés Negrón Castro, quien a sus 14 años representa la tercera generación en el icónico grupo cayeyano.

“Entré a los 12 años en el 2001, pero mi debut en la tuna fue de muy pequeña porque en varios encuentros de tuna, me ponían los uniformes de las chicas, bailaba con ellas, me aprendía las coreografías. Así que, la tuna es parte de mi vida, de mi historia, pero significa que tenemos un compromiso”, confesó la vocalista y enfermera de 33 años.

“Esto va más allá que un compromiso musical, es un compromiso con los valores, con la familia, porque la tuna es mi familia. Este grupo tiene un legado y hace la diferencia”, recalcó la madre de Yojan quien emula a su abuelo en la percusión.

Otro de sus integrantes, el percusionista Miguel Ángel Lugo Marcano, comprende que tiene una misión muy importante en sus manos que consiste en continuar con el legado de la Tuna.

“Estar en la tuna representa fomentar la cultura puertorriqueña. Es una responsabilidad bien grande, pero como para mí la música es terapia, no es ninguna tarea ni molestia tener ese tipo de responsabilidad. La Tuna trasciende los tiempos”, concluyó el joven de 21 años, que estudia sicología y salud mental en el recinto de Cayey de la UPR.

Somos Cayey
Somos Cayey (El Nuevo Día)

Conoce más historias de nuestros pueblos en Somos Puerto Rico.

También te puede interesar: Cayey es mucho más que la Ruta del lechón

Popular en la Comunidad


Ups...

Nuestro sitio no es visible desde este navegador.

Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: