Al igual que Christopher Nolan en Oppenheimer, con “The Brutalist” el cineasta Brady Corbert ha tomado muchas de las convenciones de un drama histórico y las ha reestructurado para plasmarlas en un lienzo cinematográfico gigantesco. El nuevo filme, que llega a los cines de Puerto Rico el 30 de enero, tiene un pulso dramático diferente que la última película de Nolan y la dirección de Brady parece estar completamente libre del deseo de incorporar alguna convención comercial en su propuesta. Cada uno de los encuadres de este filme, que tiene una duración de tres horas y media y divide su narrativa con una obertura, prólogo, intermedio y epílogo, expresa efectivamente las ambiciones artísticas monumentales de este director. Como resultado, la película logra algo mucho más complejo, íntimo y profundo que lo que ofrece una épica histórica tradicional.