Parece ser una tarde caliente en el Viejo San Juan. El sol puede ser implacable en esta zona la mayoría de los días. Para ser un viernes, la antigua ciudad se siente extrañamente vacía. Por los interiores del Cuartel de Ballajá se pasean solo algunos turistas, uno que otro estudiante y varios de los gatos que consideran esta vieja cárcel su hogar. Sentado en una esquina, a una pequeña mesa, Tito Román espera. Aunque su rostro preserva muy bien su juventud, las canas delatan su veteranía. Lleva ya una gran parte de su vida adulta viviendo en San Juan Antiguo y varias personas de la zona ya lo reconocen con facilidad. Un par de veces se acercan personas hasta la mesa para saludarlo y conversar. Román los recibe a todos con calidez y a todos les hace la misma invitación: “a partir del 5 de septiembre mi documental va a estar en salas de cine, para que vayas a verlo”.

Ese documental se llama “Psiquis: Un giro decolonial”, y fue el resultado de varios años de introspección y de muchos eventos importantes en la historia de la isla. Todo comenzó, sin embargo, con su documental anterior, “El Antillano”, que exploraba la historia de Ramón Emeterio Betances, una de las grandes figuras de la historia puertorriqueña. Según Román, mientras presentaba su documental en distintos espacios, una vez se abría el espacio a discusión, siempre sobresalía un tema en particular, que era la idea de que los puertorriqueños, como sociedad, no conocen bien su historia.

Motivado por ese planteamiento, el documentalista se lanzó a darle una mirada profunda a la puertorriqueñidad desde una perspectiva psicológica que analizara los efectos del colonialismo en la identidad boricua.

“Ahí empezaba yo a hacer un planteamiento de que ese desconocimiento de la historia no es por incapacidad nuestra, sino que hay un diseño. Hay un diseño intencional que responde al régimen colonial donde hay un interés que nosotros no conozcamos nuestra verdadera historia y de cierta manera se nos oculta la verdadera historia de Puerto Rico”, explica Román.

“De ahí nace el interés nuestro y la idea de hacer un documental donde toquemos la temática de la mentalidad del colonizado. Y ya yo tenía un referente de un libro que había leído que se llama el ‘Retrato del colonizado’ de Albert Memmi. Y esa era el referente que yo tenía hasta ese momento de esta temática. Pero en el proceso de la investigación, me topo con Frantz Fanon y me identifico mucho y me llama mucha la atención la perspectiva y el análisis que presenta Fanon. Y cuando me enfrentó a los textos, a lo que él escribió, me sorprende la actualidad de ese pensamiento y lo increíble de que tú le das esos textos y tú pienses que Fanon está hablando de Puerto Rico”, continúa.

La claridad del día se ve amenazada, de repente, por una gran nube gris y la lluvia no tarda mucho en caer. Luego de trasladarse por varias mesas, evitando la rarísima llovizna en el Viejo San Juan, Román sigue desarrollando el contexto del que nace su filme.

Desde muy temprano en su carrera, el también activista sabía que quería aportar a su país, pero que quería hacerlo desde el lugar que mejor conocía: el caserío. Román es producto del residencial público Manuel A. Pérez y una gran parte de su trabajo lo ha dedicado a romper con los estigmas que se asocian con ser de lugares como los espacios de vivienda pública del país. De hecho, su propia casa productora lleva el nombre de “Caserío Films”, pues Román ha dejado muy claro a lo largo de los años que su identidad y el lente del que muchas veces enfoca su trabajo tiene como punto de partida su origen en un espacio particularmente vulnerable a los efectos del colonialismo que se perpetúan en el país.

Leyendo los trabajos de Fanon, particularmente sus propuestas sobre los efectos traumáticos del colonialismo en los habitantes de la isla de Martinica, efectos que, según Román, se viven hoy mismo en Puerto Rico. Habiendo establecido claramente en marco en el que desarrollaría su trabajo, el cineasta comenzó el largo camino que, cinco años después, culminaría en “Psiquis”.

Aunque muchos de los temas que Román aborda en su documental han sido de gran discusión pública a lo largo de las décadas, como el estatus de la isla y los distintos procesos políticos a los que se ha enfrentado el país, el enfoque del documentalista ha sido examinar cuán versados los puertorriqueños están con su contexto histórico. Y, de cierto modo, invitarlos a retar algunos de los grandes mitos de la historia puertorriqueña y a mirar la situación de país con otros ojos, viéndose a sí mismos como sujetos de poderes más grandes que los gobiernos locales, ubicados en un contexto en el que, desde nacimiento, son forzados a vivir bajo una condición colonial que se traduce en grandes desventajas sociales, políticas, económicas y psicológicas.

La idea que une toda la trama, sin embargo, es la esperanza. Román plantea, a lo largo de su documental que estará disponible en todas las salas de Caribbean Cinemas, que la mentalidad de los puertorriqueños está en evolución en los pasados 20 años. Partiendo desde la lucha por la salida de la marina estadounidense de Vieques hasta procesos más recientes como las protestas por la renuncia de Ricardo Rosselló, el documentalista hilvana la idea de que grandes cambios son posibles.

“Yo trato de presentar un análisis de que está sucediendo un cambio de mentalidad ya hace dos décadas en Puerto Rico. El análisis que yo trato de hacer es llevarnos desde esa lucha hasta el presente, yendo atrás hacia atrás en la historia y viniendo hacia el frente, para que hagamos un análisis de dónde estamos ahora y de las posibilidades que tenemos de ahora en adelante, de seguir cambiando la realidad. Porque el colonialismo se encarga de crear en nosotros una mentalidad derrotista, una mentalidad pesimista. El colonialismo no quiere que tú tengas optimismo. El colonialismo no quiere que tú creas, que tú puedes lograr las cosas”, dice.

Uno de los momentos más impactantes de “Psiquis” es la grabación del momento exacto en el que se derrumba la estatua de Juan Ponce de León en el Viejo San Juan, previo a la llegada del rey de España a la isla en una visita oficial. Son momentos como ese, parece argumentar la propia cinta, los que demuestran que el país ansía cambios contundentes y que los puertorriqueños vienen mirando más allá de simples líneas partidistas y de las formas de hacer política del pasado.

Cómo exactamente puede verse ese futuro está abierto a interpretación. El propio Román lo tiene muy claro, pero quizás no ha habido mejor contexto que la actual situación política del país, de camino a lo que seguramente serán las elecciones más impactantes de la isla en décadas, para extender una invitación a armar ese futuro juntos.

“Se ha diseñado nuestra forma de pensar, nuestra mentalidad. Y tenemos muchos traumas que tenemos que atender como país. Hasta que nosotros no atendamos esos traumas ni trabajemos en formular una nueva mentalidad del pueblo puertorriqueño, va a ser imposible superar esta situación colonial a la que hemos sido condenados”, dice Román.

La lluvia de la tarde sobre el Cuartel de Ballajá comienza a disipar. Los turistas vuelven a pasearse por sus pasillos y los gatos salen una vez más de sus guaridas a observar la vida pasar. El sol ha salido una vez más en el Viejo San Juan y, quizás, como espera Tito Román, puede aún salir para todo Puerto Rico.