Son varias las razones por las cual Argentina 1985 resulta ser una propuesta cinematográfica emotiva, efectiva y gratificante. La mayoría de ellas están atadas a la excelente dirección de Santiago Mitre y cómo maneja la dramatización de uno de los episodios más importantes de la historia moderna del país titular. Cada sección del filme, que ya comenzó a exhibirse en las salas de Fine Arts, está perfectamente calibrada para explotar al máximo las convenciones de un drama legal, a la misma vez que honra los aspectos más desgarradores e indignantes de una historia verídica extensa y complicada que fácilmente se podría haber trabajado como una miniserie.