Hace tres meses, un grupo de 10 de participantes compuesto por influencers y figuras de las industrias del deporte y entretenimiento nacional aceptaron un reto que pondría a prueba sus habilidades culinarias. La segunda temporada de “Super Chef Celebrities” de Wapa Televisión estrenó en la pantalla con expectativas tan elevadas como las exigencias de los “Jueces del Olimpo”.

El regreso de la competencia causó una revolución en la audiencia. La nueva edición también supondría el junte histórico del veterano presentador Otilio Warrington “Bizcocho” y su hijo Alí, la esperada aparición de “Altagracia”, papel interpretado por Yasmín Mejías y noches de pura risa con las ocurrencias del creador de contenido Angie Rivers, por ejemplo.

En realidad, quienes siguieron de cerca el “reality show” saben que cada figura le aportó sabor al programa a través de sus historias, progreso y personalidad. La mayoría de los integrantes, aun después de eliminados, continuaron desarrollándose en las artes culinarias y hasta las integraron a sus respectivos proyectos de vida, como fue el caso de la modelo Ivana Carolina.

Pero, como en todo juego, solo puede haber un ganador. Fue así como después de eliminaciones, regresos, sorpresas y evaluaciones, la actriz Alfonsina Molinari y la creadora de contenido Gabriela Quiñones se coronaron como las dos finalistas de la temporada.

El desenlace de esta noche es incierto. A lo largo de la competencia, ambas competidoras han evidenciado progreso, pasión y talento. Lo único seguro es que al final de la jornada una de ellas se convertirá en la sucesora de la periodista Saudy Rivera, ganadora absoluta de la primera edición.

“Estoy ansiosa. Definitivamente, está la parte de que es una competencia. Muchas veces, por ejemplo, en las redes sociales, cuando yo trabajo con diferentes clientes, marcas, pues yo hago mi contenido, y yo conozco mi audiencia, porque obviamente las personas que me siguen son personas que les gusta consumir mi contenido. Pero, obviamente, ya aquí, esto es otra cosa, es un público gigantesco, y además de que yo quiero ejecutar perfectamente, pues yo no sé lo que va a pasar, hay mucha incertidumbre. Yo puedo tratar mi máximo, pero al final del día, pues como todos sabemos, hemos tenido días buenos y días malos”, expresó Quiñones en entrevista telefónica con El Nuevo Día.

A Molinari, una maestra de las tablas, por su parte, la dominan “un montón de sentimientos”. “Sigo bien nerviosa con lo que va a ser el resultado final, preocupada de las cosas que pude haber hecho diferentes, pero realmente estoy bien orgullosa de haber llegado hasta aquí, y bien sorprendida también de haber llegado hasta aquí. Yo empecé en esta competencia pensando que iba a ser una de las primeras achicharradas. Y me di cuenta bastante rápido que si yo, con mi organización, y yo poder seguir las instrucciones y escuchar bien a los chefs, probablemente iba a poder durar un ratito. Pero jamás pensé. O sea, no estaba en mi ‘bingo card’ que yo iba a llegar a la final”, dijo.

Las finalistas, quienes comparten varias cosas en común, como la maternidad, culminan el proyecto con una cacerola llena de lecciones. Quiñones pudo superar su temor a la olla de presión. También adquirió valentía y dominio propio.

Molinari, de igual manera, aprendió cosas básicas como picar una cebolla, hasta confeccionar salsas gourmets que antes solo conocía a través del gusto. Gracias a los chefs Giovanna Huyke, Enrique Piñeiro y José Edgardo Lucca Pérez, aumentó su interés por la cocina y supo que a la hora de alcanzar metas es una mujer que no conoce límites.

Al pasar revista sobre todos los platos conocidos y desconocidos que pudieron preparar, cada una de las finalistas identificó el que sería su “platillo estrella”. La actriz nombró el flan de pana. Mientras tanto, la influencer se decantó por un guiso de garbanzos con un “steak de calabaza” y un brazo gitano de calabaza.

En entrevista con este diario, Molinari y Quiñones coincidieron en que los mayores beneficiados con sus respectivas participaciones han sido sus familiares. Ahora, comentaron, preparan platos de altura con el fin de practicar.

“Por lo menos, en casa, mis nenas, que tienen 8 y 5 años, han sido las mejores ‘cheerleaders’. O sea, ellas están, pero ‘Team Mamá' 100%, pero no han querido probar nada. Ellas son muy mañosas con la comida y yo traigo las cosas, y ellas, ‘qué bueno que te fue bien, mamá. No, de eso yo no voy a probar’. Ahora, Jorge (Castro) está enamorado. Me dice, ‘esto te quedó tan bueno. Y al otro día vuelve y me dice, es que te quedó tan espectacular. Y yo pienso, pues mono sabe palo lo que trepa y quiere que yo empiece a cocinar en la casa”, manifestó la hija de la actriz y cantante Johanna Rosaly.

Quiñones, también expresó el orgullo que siente su familia. De hecho, agradeció a la producción por la sorpresa de reunirla con su hermana, quien reside en Pensilvania. Esta, aseguró, “es una de las mayores memorias” que se lleva de la experiencia.

“Mi hijo, yo me lo he disfrutado mucho porque él canta la canción (del ‘reality’), y ve el programa conmigo. A veces, cuando me acuerdo de traerme envase, llevo comida y él prueba muchas cosas y me dice, ‘mamá, esto está riquísimo. Así que ha sido bien lindo”, añadió.

Sobre los planes con los $40,000, de resultar ganadoras, Quiñones guardaría para el pronto de su primer hogar. Y, una porción, la utilizaría como ahorros para su hijo y para unas vacaciones en Disney. Molinari, por su parte, también planificaría un viaje familiar. El resto, lo guardaría para invertirlo en la educación de sus hijas.

La final será el lunes, 25 de noviembre, de 7:00 p.m. a 9:00 p.m. por Wapa y Wapa América.