Guarionex Padilla Marty recuerda que, siendo niño, el patio de su casa en el sector Joyuda de Cabo Rojo era el mar. La playa y la arena detrás de la vivienda eran sus lugares favoritos de juego.
Hoy, sin embargo, poco o nada queda de aquella estampa. A sus 27 años, Padilla Marty afirma que el paisaje costero ha experimentado “una transformación bien fuerte”, y lo atribuye a factores como el aumento en el nivel del mar debido al cambio climático, que provoca, a su vez, erosión. Menciona, también, el impacto de fenómenos atmosféricos extremos, como el huracán María, y la proliferación de construcciones en el litoral.
“Ahora, donde había una playa, lo que hay son rocas o casas destruidas por el mar. La transformación del paisaje en Joyuda ha sido más fuerte en los pasados 10 años y, cuando uno se pone a pensar, es la misma transformación que estamos viendo a lo largo y ancho de las costas de Puerto Rico”, dijo.
“Uno se va desprendiendo de lo que era el patio de todos. Lo que quedan son las memorias mías y las memorias de mi mamá, que decía que aquí había una costa grande, extensa, que no estaba ocupada y que uno podía caminar por todo el litoral, porque estaba abierto. Pero ya no queda nada de eso”, agregó.
Para Padilla Marty, lo que ocurre en Joyuda –y otras partes de la isla– es indicativo de que Puerto Rico necesita un nuevo ordenamiento jurídico costero. Su opinión es compartida por abogados, oceanógrafos, políticos y ambientalistas, entre otras voces, quienes coinciden en que el ordenamiento vigente es obsoleto, no se ajusta a la realidad costera boricua ni considera la crisis climática global.