Comencemos imaginando, viajando en el tiempo hasta el Puerto Rico del siglo XVIII. Recreando la ciudad de San Juan en desarrollo, sus transformaciones, sus batallas, sus paisajes, sus personajes. Si hoy podemos tener la capacidad de imaginar ese Puerto Rico es gracias, en gran parte, al pintor puertorriqueño José Campeche.
Considerado el gran cronista de su época, Campeche es nuestro primer gran pintor y uno de los grandes retratistas latinoamericanos del siglo XVIII, quien cultivó el estilo rococó y el barroco. Su obra de corte religioso, así como sus retratos, son vitales para comprender la historia del país, pues atestiguan de primera mano lo acontecido. Campeche era un extraordinario miniaturista, dejando en cada una de sus obras detalles importantes que también han ayudado a descifrar y comprender mejor ese periodo histórico de tanta transformación.
Nacido el 23 de diciembre de 1751, José Campeche fue hijo de Tomás de Rivafrecha Campeche, un esclavo liberto quien compró su libertad antes de 1734 al canónigo Juan de Rivafrecha, y María Jordán, una canaria blanca. Esto lo convierte en nuestro primer pintor mulato, explica la historiadora Lizzette Cabrera, profesora del Departamento de Historia de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, y quien laboró junto al fenecido doctor Arturo Dávila -estudioso de Campeche- en el libro “José Campeche y su familia”, que próximamente publicará la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades.
“Independientemente de que José Campeche va a nacer en un ambiente de libertad es importante que la gente tenga claro ese contexto porque en algún momento lo trataron de desvincular de ese ambiente de la esclavitud porque ya no era esclavo, pero es importante que se sepa que él venía de toda una estirpe de choque de clases en la esclavitud”, expresa la historiadora, toda vez que recuerda que el padre del pintor provenía de cuatro generaciones de esclavos de origen africano.
Fue precisamente Tomás Campeche de Rivafrecha, su primer maestro, ya que este era un adornista, dorador y pintor, quien trabajó para la Iglesia Católica, y cuyo taller estaba en el Viejo San Juan. En ese taller es donde comienza a cultivar su arte un joven Campeche, quien luego perfecciona su técnica y estilo con el español Luis Paret y Alcázar, segundo pintor más importante de la Corte después de Francisco de Goya.