Le preguntamos a Rosaly Cartagena, psicóloga y presidenta del Colegio de Nutricionistas y Dietistas de Puerto Rico.
Le preguntamos a Rosaly Cartagena, psicóloga y presidenta del Colegio de Nutricionistas y Dietistas de Puerto Rico.
21 de marzo de 2024 - 10:17 AM
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“Somos lo que comemos” es un refrán popular muy citado en estos días que se utiliza para demostrar, por ejemplo, la relación entre la nutrición y la buena o mala salud cardiovascular, la obesidad y hasta la longevidad.
De hecho, una alimentación nutritiva y balanceada, como recalcan los profesionales de la salud a diario, es vital para nuestro bienestar. Lo que comemos también parece tener una relación importante en el bienestar mental y el estado de ánimo. Pero se trata de una relación compleja.
Consultamos a la presidenta del Colegio de Nutricionistas de Puerto Rico, Rosaly Cartagena, psicóloga y nutricionista, quien dijo que la forma en que comemos “puede afectar directamente nuestro estado de ánimo y a su vez, nuestro estado emocional puede influir en nuestros hábitos alimentarios”.
Pero ¿qué se da primero? ¿Las personas con síntomas de ansiedad o depresión consumen más alimentos poco saludables? ¿O es a la inversa y es ese tipo de comida el que puede causarlas?
No parecen haber respuestas contundentes al respecto. Sí sabemos, como dijo la doctora Cartagena, que el cerebro humano necesita que se le supla una cantidad alta de energía, por lo que un buen estado nutricional es clave para la salud mental.
“Los alimentos que consumimos pueden afectar la producción de neurotransmisores en el cerebro como lo son la serotonina, dopamina y noradrenalina que se asocian con el estado de ánimo y la regulación emocional”, explicó.
Una alimentación alta en grasas saturadas, azúcares refinados y alimentos procesados puede provocar inflamación en el cuerpo y el cerebro “lo que se ha relacionado con un mayor riesgo de trastornos del estado de ánimo como la depresión y la ansiedad”.
Por el contrario, una dieta alta en vitaminas, minerales y antioxidantes “nutre el cerebro, lo protege contra el estrés oxidativo y a su vez mantiene un tracto gastrointestinal sano”.
Según la doctora Cartagena, las emociones pueden afectar los hábitos de alimentación de una persona. Por ejemplo, un individuo con estrés, ansiedad o tristeza posiblemente utilice los alimentos como mecanismo para manejar su estado, “lo que puede llevarlo a comer en exceso o dejar de comer”.
La salud física también puede verse afectada, debido a que niveles elevados de estrés pueden afectar la digestión y absorción de nutrientes, detalló.
“Una alimentación desequilibrada puede contribuir al desarrollo de enfermedades crónicas como la obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares”, dijo Cartagena, al destacar que, si aprendemos a regular nuestras emociones, nos alimentamos de forma balanceada y realizamos actividad física “nuestro bienestar emocional mejora”.
Cabe aclarar que los trastornos del ánimo pueden estar ocasionados por una combinación de factores. Entre ellos, la doctora Cartagena mencionó los genéticos, biológicos, psicológicos y ambientales.
“No podemos decir que un alimento en específico cause estados de tristeza, pero sí podemos enfatizar en algunos alimentos que nos ayudan a dar los nutrientes que necesitamos para que nuestro cerebro funcione de forma óptima”, explicó.
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