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Comer uvas a medianoche: ¿Por qué los ritos de Año Nuevo no pasan de moda?

Los diversos rituales son una forma de buscar prosperidad, riqueza y un año mejor

31 de diciembre de 2024 - 6:00 AM

Muchos reciben el nuevo año comiendo 12 uvas, una por cada campanada. (Shutterstock)

Comer 12 uvas para pedir un deseo por cada mes del año; usar una prenda interior amarilla y comer lentejas para la prosperidad; salir con una maleta a recorrer el sector para viajar durante el año. Esos son solo algunos de los ritos tradicionales que las personas suelen realizar durante la celebración de fin de año para atraer buenas experiencias de cara al Año Nuevo.

Es probable que el próximo 31 de diciembre en la noche muchos los vuelvan a repetir, ya que se transmiten muchas veces de generación en generación. El sociólogo y académico de la U. Central, Rodrigo Larraín, explica que los ritos “tratan de manipular el tiempo futuro. O sea, corresponde a una clase de pensamiento mágico”, y detalla que lo que se busca con estas actividades “es volver a rehacer una realidad que fue exitosa”.

Lo explica así: “Por ejemplo, si salimos con una maleta a dar una vuelta a la manzana, eso evoca una acción que ya hicimos cuando viajamos (caminar con una maleta). Y si nosotros nos ponemos ropa interior amarilla, bueno, se trata de las antiguas faltriqueras (usadas desde la Edad Media), o sea, las bolsas que se usaban bajo la ropa (que eran amarillas), en las que se guardaban la riqueza, que era oro (...). Estamos rehaciendo una actividad que fue exitosa”.

Raúl La Torre, historiador y coordinador de Extensión Cultural de la U. de los Andes, destaca que quienes realizan estos ritos pretenden buscar “algo que me ayude a creer que voy a conseguir aquello que me dispongo, porque con mis propias fuerzas no puedo”.

Coincide Eduardo Muñoz, historiador y director de Licenciatura en Historia de la U. Andrés Bello, quien detalla que “el rito es una manera mágica de buscar domesticar aquello que está fuera del control del ser humano en términos objetivos”. Y agrega que “como no tenemos un control completo sobre ello, actuamos con ciertos elementos mágicos para poder controlar esos elementos que se escapan de las propias manos, con cierta esperanza. Y eso se vuelve, en definitiva, una situación ritualizada permanentemente, que se va convirtiendo dentro de la sociedad y la cultura popular en una cuestión compartida”.

Además, Larraín plantea que estos ritos, que pueden ser tomados como juegos o costumbres de la fecha, diferencian la celebración de Año Nuevo de otras festividades: “Las celebraciones son todas bastante parecidas y este es el elemento distintivo, sin eso no sería Año Nuevo. Por eso la gente lo rehace todas las veces que sea posible. Por eso no han muerto”.

Prosperidad y riqueza

Cristóbal García-Huidobro, historiador y académico de la U. Católica, explica que muchos de estos ritos vienen del período medieval: “El consumo de frutas, especialmente la uva, era considerado algo suntuario. Y por lo tanto, el que tú tuvieras primero la capacidad económica de comerte un racimo de uvas y que dentro de esas uvas te comieras 12, representando cada mes del año, era una especie de símbolo de prosperidad”.

Son ritos transmitidos por la cultura mediterránea. Ocurre igual con el rito de las lentejas.”Es un producto europeo que a partir del siglo XIII empezó a ayudar a la alimentación en ese continente, que estaba muy centrada en el grano, y también significaba riqueza, alimentación, etc. Son ritos muy tradicionales que han pasado hasta el mundo moderno y se han transferido a través de los procesos de colonización”, aclara.

Los nuevos ritos, como recorrer la cuadra con la maleta, según Muñoz, responden a la modernidad: “Se vino dando fundamentalmente con la década de los ‘90, cuando se vuelve de alguna manera a un proceso de modernización y un contexto más globalizado”.

Cada manifestación, cada ritual, depende del contexto cultural y el momento histórico. La Torre explica que muchas veces nacen del sincretismo: “Pero de lo que más habla esto es de la puesta en fe. Realmente hay una esperanza, una fe, que es muy propio de lo humano”. García-Huidobro resume que todos estos ritos son “una forma de buscar prosperidad, riqueza y también, por qué no decirlo, un año mejor”. Eso sí, Rodrigo Larraín aclara que “los ritos son todos buenos, no tienen maldad (...). El Año Nuevo siempre tiene un sentido positivo”.

Nuevas costumbres

Hay otros ritos durante la celebración de Año Nuevo, que han llegado con la migración. Por ejemplo, en algunos países de Latinoamérica se cree que recibir el año debajo de una mesa ayuda a atraer una nueva relación o fortalecer una que ya existe. Para tener un año más próspero, también hay personas que ponen un billete dentro de uno de los zapatos que usarán durante la celebración de Año Nuevo.

Además, hay quienes barren su casa el último día del año, llevando el polvo hacia la entrada del hogar, para limpiar las malas energías. Algunos van más allá y tiran un vaso o balde de agua (de la casa hacia afuera) para “evitar las lágrimas”.

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