Desde su adolescencia, Ana (nombre ficticio) comenzó a interesarse por los temas de belleza y recurría a las redes sociales o las revistas para enterarse de las últimas tendencias de la moda, pues quería tener los mejores “looks” y lo más moderno en términos de maquillaje.
Los pintalabios, los coloretes y hasta las paletas de sombra siempre llamaron mucho su atención, pero, cuando entró a la universidad, decidió experimentar con las extensiones de pestañas, siguiendo los pasos de una de sus mejores amigas, que había tenido una buena experiencia.
Sin embargo, la joven de 19 años y estudiante de comunicaciones nunca imaginó que su experiencia sería completamente distinta y que un procedimiento que consideraba “supersencillo” se iba a convertir en una pesadilla tras desarrollar una fuerte alergia.
Todo comenzó en el verano de 2023 cuando acudió a la casa de su amiga, quien no es esteticista profesional, pero aprendió a colocar las extensiones viendo vídeos en las redes sociales. El proceso tardó varias horas y Ana estaba convencida de que todo había salido bien.
“Recuerdo que desperté en la madrugada sin casi poder abrir los ojos, los tenía llorosos y como si tuviera conjuntivitis. Tenía mucha secreción. Fue horrible. Me asusté muchísimo”, narró la joven, quien recordó que su primera reacción fue de “mucha desesperación”.
En declaraciones a El Nuevo Día, precisó que, a primera hora de la mañana siguiente, llamó a su amiga, quien estaba incrédula, pero se ofreció a remover las extensiones. Sin embargo, optó por comprar unas gotas para los ojos y acudir a un salón de belleza para que hicieran la remoción.
“Estaba muy asustada. Fui a un lugar que me recomendaron y me las pudieron quitar. Estaba supertemblorosa. No fui al médico porque me daba mucho miedo y preferí comprar unas gotas... Después de eso, no he vuelto a ponérmelas”, puntualizó.
Mercado millonario y en crecimiento
Ana es una de las incontables mujeres que aporta a un mercado global que ascendió a $1,100 millones en 2023 y que podría ver un aumento de más del 7.5% entre 2024 y 2035, según los datos publicados en la plataforma digital de Global Market Insights, Inc., una empresa de estudios de mercado y consultoría estratégica.
Las extensiones son pestañas postizas que se colocan, en su mayoría, pelo a pelo, con la ayuda de ciertos adhesivos, para darles mayor longitud, volumen y curvatura a las pestañas naturales, y se realizan con distintos materiales, incluyendo fibras sintéticas, de seda o de visón.
En la plataforma, también se detalla que esta industria experimenta un alza en la demanda en los productos sostenibles y libres de crueldad animal debido a su influencia en las tendencias de belleza.
“Impulsadas por el poder de las redes sociales, plataformas como Instagram y TikTok permiten a los expertos de belleza mostrar impresionantes transformaciones de pestañas, difundiendo rápidamente las tendencias a un público ávido”, indicó la empresa.
Sin embargo, el auge en la industria también ha dado paso a una economía informal que se nutre de personas que se hacen pasar por profesionales certificados, algo que pone en riesgo la salud ocular de los consumidores.
¿Cuán seguras son las extensiones? “Lashista” profesional aclara dudas
A tono con lo anterior, la “lash artista” Daiana Mendoza Díaz, de DM Boss Studio, en Gurabo, dijo que es importante que la aplicación de las extensiones sea hecha por un profesional, que tenga las debidas certificaciones y sepa cómo realizar el procedimiento de forma adecuada.
“He tenido clientas que me han llegado de otros lugares y el problema principal en esto de las extensiones de pestañas son las malas aplicaciones. ¿Qué quiero decir? Estas personas no tuvieron el cuidado que se supone y utilizaron productos (erróneos)”, mencionó.
“Recuerdo que me llegó un caso bien crítico de una persona que fue de vacaciones a Estados Unidos y allá le aplicaron unas extensiones de pestañas con pega para extensiones de cabello. ¿Qué pasa? Eso incurre en quemazón del ojo (y) la piel”, agregó.
La “lash artista” –quien lleva seis años utilizando extensiones de pestañas y dos años ejerciendo en la profesión– destacó que, durante la aplicación, la clienta tiene todo el derecho a saber cuáles son los productos que se utilizan y su procedencia.
“¿Cómo nos damos cuenta (de que los productos no son de buena calidad)? Por el costo del servicio. Cuando te cobran entre $60 a $80 por un ‘full set’, que es una aplicación desde cero, pues, eso es una bandera roja porque los productos que son buenos, son costosos”, aseguró.
Como ejemplo, Mendoza Díaz reveló que una pega para extensiones de pestañas puede llegar a costar $120 y que las pestañas de buena calidad también son costosas. Por ende, dijo que una aplicación totalmente nueva de extensiones de pestañas puede llegar a costar entre $135 a $250.
Asimismo, añadió que los retoques de extensiones de pestañas fluctúan entre los $75 y $175, dependiendo del trabajo que se le haya realizado a la clienta.
Por otro lado, el precio de los cursos dirigidos a estudiantes, principiantes y profesionales para mejorar técnicas o comenzar desde cero rondan entre los $250 hasta los $1,600, dependiendo del tiempo de duración del taller y la complejidad, de acuerdo con una búsqueda hecha por este diario.
“Las extensiones no ocasionan daño alguno a la pestaña natural cuando se realiza una buena aplicación”, dijo Mendoza Díaz, en entrevista telefónica con El Nuevo Día. “Una buena aplicación nunca ocasionará daños a las pestañas naturales”.
“Si uno, como profesional, conoce lo que está haciendo y está bien educado, el cliente se dará cuenta porque las extensiones nunca dañan su pestaña natural y el ciclo de crecimiento de la pestaña estará siempre saludable y no se afectará”, aseguró.
También, reveló que, en los dos años que lleva en la profesión, ha tenido clientas que han recurrido a ella luego de realizarse por sí mismas la aplicación en sus hogares, o de haber tenido una mala experiencia en otro lugar donde le realizaron una aplicación errónea.
“Durante la aplicación, la clienta debe tener los ojos cerrados porque, si el adhesivo toca la piel, podemos causar quemazón o un tipo de inflamación que se puede reflejar inmediatamente o el día posterior. El cliente debe saber que va a estar una, dos y hasta tres horas (con los ojos cerrados), dependiendo de sus ojos y el tipo de trabajo que se quiera realizar”, mencionó.
Actualmente, se desconoce cuántas “lash artists” certificadas hay en Puerto Rico, ya que no existe un registro oficial de las autoridades y los servicios se ofrecen en salones de belleza, clínicas estéticas, “spas” o “home studios”.
El Nuevo Día hizo una solicitud al Departamento de Estado, que tiene a su cargo la Junta Examinadora de Especialistas de Belleza, para conocer cuántas personas en Puerto Rico cuentan con la licencia y si los llamados “lash artists” están cobijados, pero, al momento de publicación, no hubo respuesta.
¿Cuál es la función de las pestañas?
La Academia Americana de Oftalmología establece, en su plataforma digital, que las pestañas son vellos que crecen al borde de los párpados y que funcionan como atrapadoras de suciedad, protegiendo el ojo de residuos que pueden obstruir la visión o causar infecciones.
Un estudio científico, publicado en 2015 por el Journal of the Royal Society, determinó que las pestañas actúan como filtros de aire para el ojo y que “reducen la evaporación de las lágrimas hasta en un 50%, ayudando así a mantener los ojos suficientemente lubricados”.
Sobre las extensiones de pestañas, la Academia Americana de Oftalmología sostiene que la aplicación puede ser segura, siempre y cuando los clientes tomen precauciones y se aseguren de que un profesional realice el proceso en un entorno higiénico y con sustancias seguras.
De lo contrario, la Academia –que agrupa a 32,000 doctores– advierte que los consumidores se exponen a sufrir, entre otras cosas, infección de los párpados o de la córnea; reacción alérgica al pegamento; y pérdida permanente o temporal de las pestañas naturales.
Además, la Administración federal de Alimentos y Medicamentos (FDA, en inglés) advierte que las pestañas postizas y las extensiones requieren del uso de adhesivos, por lo que es importante tener cuidado con el riesgo de infección o las lesiones causadas por el aplicador.
“Los párpados son delicados y una reacción alérgica, irritación u otra lesión en el área de los ojos puede ser particularmente problemática. Verifique los ingredientes antes de usar estos adhesivos”, dice la FDA, que insta a los ciudadanos a reportar las reacciones adversas.
Desde inflamaciones hasta la remoción del ojo: advierten riesgos potenciales
Precisamente, el oftalmólogo Ernesto Collazo explicó que uno de los adhesivos que se utiliza para la aplicación de las pestañas contiene “cianoacrilato”, una fórmula incluida en el “Krazy Glue”, que permite un secado rápido, pero que puede causar reacciones alérgicas a las personas.
Advirtió que, si dicho producto entra en contacto con los ojos, puede provocar, incluso, laceraciones en la córnea, que quedaría expuesta a distintos microorganismos que, a su vez, pueden provocar una infección.
“El grueso de la córnea es medio milímetro y, si una infección es severa, puede perforar la córnea en cuestión de dos o tres días. Una infección de la córnea puede hacer que la persona no solo se quede ciega, sino que, si el ojo se infecta por dentro, pues, hay que operar, y si no fuera suficiente, habría que remover el ojo”, alertó.
Collazo enfatizó que todos estos riesgos potenciales existen cuando se coloca “un cuerpo extraño” en el párpado que puede lastimar la córnea, e instó a las personas a acudir a profesionales certificados.
“Es como si fueran a hacerse una operación. Las condiciones tienen que ser óptimas. Tiene que haber limpieza, desinfectantes, tienen que utilizar guantes. Todo eso tiene que estar en el lugar”, puntualizó.
Los casos más comunes
Con Collazo, coincidió el también oftalmólogo Ian Piovanetti, quien indicó que los sueros que se usan para alargar las pestañas, así como el pegamento para las extensiones, pueden causar reacciones alérgicas e, incluso, quemaduras.
“Al pegarse las pestañas, hay que tener mucho cuidado de que sea alguien que esté certificado. Siempre se recomienda que no lo haga porque pueden lastimarse el ojo, pero después de que sea una persona certificada y que tenga higiene, usualmente, no causa problema”, dijo.
“Lo más común es que se hincha el párpado, y lo otro es que, muchas veces, cuando se pegan mucho las pestañas y luego se las quitan, pues pierden las pestañas”, agregó Piovanetti, quien ha atendido pacientes con problemas en la córnea o reacciones alérgicas debido al pegamento.
“Tuve un paciente con una úlcera que, gracias a Dios, respondió al tratamiento, pero tenía la posibilidad de perder la vista”, relató, al instar a las personas a verificar los ingredientes del pegamento, que podría contener “formaldehído”.
Este último ingrediente es un producto químico industrial que se utiliza en la fabricación de muchos artículos, incluyendo materiales para construcción y adhesivos.
“(Mi recomendación) es que lo eviten (realizarse este procedimiento de las extensiones de pestañas), pero, si de todas formas lo van a hacer, pues, de hacerlo, que lo hagan en un sitio certificado y con personas con experiencia”, concluyó.