De acuerdo con el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer, en español (WCRF, en inglés), el cáncer de estómago, también conocido como cáncer gástrico, es el quinto más común en todo el mundo.

Si bien suele afectar a personas mayores de 65 años, cada vez son más los jóvenes que también lo padecen. Por lo tanto, la detección temprana es fundamental para mejorar las tasas de supervivencia y los resultados de los tratamientos.

Es fundamental conocer cuáles son los síntomas de alerta.

De acuerdo con el doctor Mojun Zhu, oncólogo médico de Mayo Clinic especializado en cánceres gastrointestinales, puede que el cáncer gástrico no cause síntomas en sus primeras etapas.

Cuando aparecen, suelen ser vagos, así que las personas los ignoran o trata con medicamentos de venta libre.

“Muchos de nuestros pacientes más jóvenes atribuyen sus síntomas a la indigestión o al reflujo, por lo que no acuden a un seguimiento ni buscan atención médica de inmediato”, explicó Zhu.

No obstante, hay ciertos síntomas de cáncer de estómago que pueden aparecer al desayunar, almorzar o cenar. En caso de que los tenga, debe consultar con un profesional de la salud para que le realice las pruebas correspondientes.

Según Mayo Clinic, dentro de estas señales se incluye la dificultad para tragar, sensación de hinchazón después de comer, sensación de saciedad después de comer solo una pequeña cantidad de comida, acidez estomacal, indigestión, náuseas, dolor de estómago, pérdida de peso involuntaria y vómitos.

“La pérdida de peso es un problema muy común en personas con cáncer de estómago. Un tumor estomacal puede causar obstrucciones, impidiendo que los alimentos pasen con normalidad del esófago al estómago o del estómago al intestino. Esto puede dificultar la alimentación”, explica la Sociedad Canadiense del Cáncer.

Además de los síntomas ya mencionados, Mayo Clinic compartió otras posibles señales de alerta:

Recuerde consultar con un profesional de la salud si llega a presentar algunos de estos síntomas del cáncer de estómago. Además, no olvide adoptar un estilo de vida saludable para minimizar el riesgo.

Se recomienda evitar el tabaco y el consumo excesivo de alcohol, mantener un peso adecuado y llevar una alimentación balanceada, rica en frutas y verduras, con un consumo moderado de alimentos salados y procesados.