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¿Por qué el bostezo suele ser contagioso?

Existen diversas teorías sobre la necesidad que sentimos de llevar a cabo este fenómeno universal

21 de octubre de 2024 - 8:16 PM

Se ha estudiado que la acción de bostezar puede ser un intento del cerebro de obtener más oxígeno. (Archivo)
Ver o escuchar a otra persona bostezar estimula determinadas regiones del cerebro.

Estás en la mesa del almuerzo de domingo, miras a tu amigo bostezando y, listo, comienzas a bostezar también. O sucede durante esa reunión en mitad tarde, ves a tu colega bostezar y tienes que esforzarte para no hacer lo mismo. Seguramente no puedes evitarlo y seguramente recuerdas alguna escena similar.

El bostezo es un fenómeno universal, observado en muchas especies de vertebrados, desde lobos hasta loros y, por supuesto, también en los seres humanos. Lo que la ciencia todavía trata de entender es: ¿por qué bostezamos y por qué repetimos la acción al ver a otra persona hacerlo?

Los motivos del bostezo

Existen diversas teorías sobre la necesidad que sentimos de bostezar: algunas hablan de oxigenar el cerebro, otras ponen el foco en que ayuda a regular la temperatura corporal o de proporcionar una señal social.

La idea generalizada de que el bostezo aumenta la oxigenación del cerebro no ha sido confirmada. Otra explicación sugiere que el bostezo ayuda a mantener la atención. Nuevamente, no hay consenso al respecto.

El efecto contagioso

Ver o escuchar a otra persona bostezar estimula determinadas regiones del cerebro involucradas en la imitación y la empatía, gracias, en particular, a las neuronas espejo.

La naturaleza “contagiosa” del bostezo está generando descubrimientos significativos en varias disciplinas, tanto en biología como en psicología social.

Es sabido que los avestruces, por ejemplo, al igual que los seres humanos, bostezan para pasar del estado de vigilia al sueño y viceversa. Entre ellos, el bostezo sirve para sincronizar el comportamiento del grupo, indicando que todos los miembros deben estar alertas o en reposo al mismo tiempo, lo que aumenta la seguridad colectiva y mantiene el ritmo del grupo.

Sin embargo, el contagio del bostezo parece ser una característica predominantemente humana, con algunas excepciones, como los chimpancés o los monos león.

Esta especificidad refuerza la idea de que el bostezo humano, además de sus funciones puramente fisiológicas, es un medio de comunicación no verbal que, al igual que ocurre con los avestruces, ayuda a sincronizar el comportamiento del grupo.

Otra línea de investigación sugiere que no es necesariamente el hecho de ver a alguien bostezar lo que desencadena la reacción, sino la presencia y las interacciones que hay dentro del grupo.

Entonces, si te descubres bostezando junto a la persona que tienes al lado después del almuerzo o frente a un colega a mitad de la tarde, puede ser simplemente que lo que provoca esa reacción sincronizada es el contexto compartido (en este caso, haber comido juntos o compartido un momento).

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