Es uno de los postres que, por décadas, ha sido una parte integral de la Navidad en Puerto Rico. Blanco, gelatinoso y cremoso a la vez, el tembleque es una de las creaciones más especiales y queridas de esa época en el archipiélago. Y nivel mundial, también parece ser igual de especial.

La reconocida guía digital para viajeros que quieran probar lo mejor de la comida internacional, “TasteAtlas”, recientemente colocó a este favorito de la cocina tradicional puertorriqueña en la segunda posición de su lista que recoge los mejores 100 postres del mundo.

“Este cremoso pudín es una des las especialidades de Puerto Rico, preparada al cocinar leche de coco con harina de maíz y azúcar, y luego coronando la creación con canela. El resultado es un pudín un poco firme, con una textura suave, servido frío, típicamente”, fue la descripción de la plataforma sobre el postre.

“El nombre ‘tembleque’ describe algo que tiembla, refiriéndose al leve temblequeo del pudín cuando se mueve. A este rico postre también se le pueden añadir sabores como vainilla, nuez moscada o ron, si se desea. Es muy popular en fiestas de cumpleaños y ocasiones festivas similares”, continúa la descripción.

Anualmente, la plataforma publica listas de las mejores comidas del mundo, según sus criterios, que se dividen por platos, regiones, ciudades, postres, entre otros.

El primer lugar de la lista le fue otorgado a otro postre clásico, proveniente de Europa. Se trata del pastel de Belém, un dulce típico de Portugal.

“El pastel de Belém es una tarta tradicional de crema pastelera, predecesora del famoso pastel de nata. Se elabora con una masa que se rellena con una mezcla de leche, huevos, azúcar, limón y canela. La primera receta del pastel de Belém data de 1837, cuando lo elaboraban los monjes del monasterio de los Jerónimos”, publicó la plataforma sobre este postre.

Según sus datos, interesantemente, solo las tartas de crema pastelera elaboradas en la Fábrica Pastéis de Belém pueden llamarse pastel de Belém, mientras que todas las demás, elaboradas por otras pastelerías de Lisboa, se llaman pastel de nata. Independientemente del nombre, estas tartas se pueden servir frías o calientes, y en 2009, el periódico “The Guardian” incluyó este postre entre los 50 mejores platos del mundo.