“Era un Vega Sicilia de 1962. Me dijo: ‘Déjalo descansar en la copa, muévelo, huélelo, llévalo a boca, déjalo en boca, disfrútalo’. Yo creo que ese fue el punto exacto donde el vino creció en mí y entendí esta pasión y la complejidad de este mundo”, así comienza Javier Rey a contarnos su travesía en el mundo del buen vino.