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Tres generaciones en el Restaurante La Quebrada

Comida hecha como en casa

9 de junio de 2023 - 8:00 AM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 1 año.
Desde la izquierda, Zenaida Gandía, José Luis Gandía, Rosa María Lugo y Víctor Gandía. (Isabel Ferré Sadurní)

Llegar al Restaurante La Quebrada, en Quebradillas, es como visitar a un familiar cercano que se esmera por complacer el paladar de sus comensales ya que, a pesar de tener más de 40 platos en el menú, sus propietarios están dispuestos a confeccionar esa receta especial.

Allí, acuden familias enteras desde la fundación del negocio en 1985, pues conocen perfectamente que, además de los suculentos manjares -mariscos, carnes y aves-, siempre van a encontrar un lugar donde degustar sus alimentos, sin dejar a un lado el cuidado de su salud.

Por esta razón, la mayoría de los visitantes se considera parte del espacio en el que laboran 14 empleados que, principalmente, pertenecen a la familia que formaron Rosa María Lugo Soto y su esposo, José Luis Gandía, en el sector Quebrada Mala del barrio Terranova.

De hecho, la historia del centro gastronómico comenzó en una unidad móvil que compró el matrimonio cuando trabajaba en una fábrica del pueblo y donde desarrollaron el concepto que creció con el pasar de los años.

“Era un concepto de desayunos y comida criolla. La acogida de la gente de la fábrica fue muy buena porque no nos veían como comerciantes sino como familia. Pero era bien sacrificado y, como ya estaban cansados de eso, un día papi dijo que quería hacer un colmado”, relató Víctor Gandía Lugo, hijo de Rosa y José Luis.

“Con el dinero que generaron con la guagüita, compraron una cuerda de terreno en el barrio. Pero se quedaron con la guagüita y el colmado, era un poquito fuerte. Un día, probaron trayendo aquí los alimentos que hacían en la guagüita a ver cómo nos iba, y mami empezó a hacer asopaos, empanaditas, cosas bien sencillas”, recordó el hombre de 51 años.

Filete de chillo relleno de langosta y camarones al ajillo con tostones.
Filete de chillo relleno de langosta y camarones al ajillo con tostones. (Isabel Ferré Sadurní)

Tanto fue el éxito en la cocina de doña Rosa que descartaron el colmado para dedicarse de lleno a la gastronomía.

“La incidencia fue más por la comida que por el colmado. Así que fueron eliminando el área de colmado y se quedó el restaurante, con solo cuatro mesas. La gente venía por las tardes a tomarse su cervecita, comerse su fritura y a dar tertulia”, acotó Gandía Lugo, quien tiene estudios en antropología con concentración en arqueología.

No obstante, uno de sus tíos, que vivía en el estado de Florida, Estados Unidos, insistió en que le alquilaran el restaurante y, así lo hicieron durante 15 años hasta que el familiar falleció.

“En ese tiempo es que comienza a expandirse un poco más el comercio. Nosotros trabajamos con él, que entraba por la noche cuando nosotros salíamos para preparar todo. Fallece, y el negocio vuelve a manos de ellos hasta lo que es hoy. Somos tres generaciones porque ahora están también los nietos”, relató doña Rosa.

¿Qué busca la gente?

Los comensales del restaurante La Quebrada “vienen a buscar mofongos rellenos de camarones, langosta, pollo, mariscos, empanadillas de todas clases, incluyendo jueyes”.

“Son cerca de 40 platos. Entre los más concurridos están los filetes rellenos de langosta; hay de pulpo, camarones, carrucho, jueyes y combinación de mariscos. Lo puedes combinar a la parmesana o a la quebrada”, enumeró Gandía Lugo.

“La quebrada es un plato que se hace rebozado en mantequilla con un poquito de brandy, vino seco y setas. La idea es que quede un crusto finito y jugoso por dentro en salsa de setas. Se empana en harina de trigo; es un empanado finito”, sostuvo.

Mientras que a las personas que se identifican como vegetarianas, se les prepara un mofongo relleno de vegetales. Lo importante para ellos es complacer a quien los visite.

“Hay personas que no comen cosas fritas; tenemos la opción de hacerlo hervido. Los que tienen necesidades especiales, que no comen ajo porque es alérgico, se maja con mantequilla o si quiere, con aceite de oliva. Siempre y cuando tengamos los ingredientes que podamos complacer al cliente, lo vamos a hacer”, dijo Gandía Lugo.

Una de las comidas preferidas son las empanadillas pues “las compran por docenas, crudas”. En aperitivos, cuentan con sorullos, arañitas, bolitas de queso y croquetas de dorado, entre otros.

Sobre los postres, insistieron que, en su mayoría, se confeccionan en el lugar, entre estos, casquitos de guayaba, flan de queso, tres leches y papaya con queso blanco.

“Tenemos un trago de la casa: el chorrito de la quebrada, que contiene ocho licores, leche, canela, entre otros. También hacemos jugos naturales”, dijo al mencionar que el lugar tiene capacidad para 55 personas.

Mientras que Zenaida, la otra hija de José Luis y Rosa, detalló que “la mayoría de los clientes que vienen aquí se sienten como en familia. No ven esto como un negocio a donde vienen a comprar comida, sino como su casa”, concluyó.

Para información puede llamar al 787-895-2873.

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