El Restaurante Histórico Puente Blanco, en Quebradillas, abre una ventana para conocer los encantos del bicentenario pueblo, a través de un extenso menú que incluye lo mejor del paladar criollo con un viaje a la gastronomía internacional.

Su ubicación permite que el comensal se deleite con una vista panorámica del océano Atlántico y el antiguo viaducto, mientras degusta las recetas del chef José Morales Lugo, quien regresó a su pueblo natal tras trabajar por más de medio siglo en la industria de alimentos en Nueva York.

A los 85 años, el chef Morales Lugo continúa creando en la cocina del restaurante que fundó en 1997, donde realiza una asombrosa labor junto a su hijo, Gabriel Morales Viera.

“Mi papá era chef en Estados Unidos por más de 60 años. Trabajó en Nueva York. Allí tuvo restaurant propio, pero con los años quiso volver a Quebradillas con la intención de crear empleos para la gente del pueblo donde nació”, relató Gabriel, quien funge como gerente, mesero y ayudante de cocina, entre otros roles.

El hombre de 50 años explicó que el establecimiento adopta el nombre del puente aledaño, cuya construcción data de más de un siglo.

“Ese puente tiene 101 años porque antes era la vía del tren. Ese puente va en dirección hacia Camuy, pero lleva como 26 años cerrado y, como el restaurante es el último en esta ruta gastronómica de la calle Estación, decidimos ponerle el nombre del puente para que la gente no olvide su historia”, explicó.

La carta de alimentos sobrepasa el medio centenar de opciones. Entre las especialidades del chef se encuentran los platos que fusionan lo mejor entre mar y tierra.

Una de sus creaciones es el ‘tres mosqueteros’, que consta de un filete miñón con langosta y camarones al ajillo, acompañado de ensalada, papas majadas, fritas o tostones.

“Aquí hay de todo. Si no lo ves en el menú, te preparamos el plato, según gustes comerlo. Te puedo decir que de los platos principales, uno de los favoritos es el chillo entero o filete de chillo. También gusta mucho el dorado empanado, al ajillo o a la mantequilla”, aseguró.

“El filete miñón con media langosta se mueve muy bien, al igual que el churrasco con camarones al ajillo, el mofongo de langosta o de camarón, el mero de mariscos y mariscada de chillo. Igual que los arroces como paella, arroz con langosta, con pollo o el mamposteao, que es riquísimo”, apuntó.

Asimismo, señaló otras opciones con aves, entre estas, el pollo ‘Puente Blanco’ que, según Gabriel, es “una pechuga rebozada en salsa de berenjena, pimientos, cebolla, setas y vino blanco”.

“Otra especialidad son las pastas italianas con mariscos. Tenemos pastas italianas como el fetuccini Alfredo. Todas las salsas se hacen aquí. Se puede hacer con camarones, langosta y camarones y los que no coman carnes, hay una alternativa con vegetales”, sostuvo.

“No podemos dejar fuera del menú los chicharrones de pollo con mofongo o carne frita con mofongo que, gusta mucho a los locales”, agregó al señalar que “lo más que piden son los surtidos, una combinación de carne frita, pollo frito, sorullitos de maíz y bolitas de queso, y el cóctel de pulpo o de langosta”.

En cuanto a ensaladas, el menú presenta alternativas confeccionadas con langosta, pulpo, camarones o variedad de mariscos. Mientras que en cuanto a sopas, hay de plátano, cebolla, frijoles negros e italianas.

“De postres, preparamos flan de queso o de vainilla. El trago de la casa se llama Puente Blanco. Es dulce y se hace con jugo de piña, cranberry y dos licores”.

Morales Viera explicó que el local acomoda 526 personas, “certificado por Bomberos”.

“Tenemos el salón principal, una terraza que conecta con el salón de actividades y la barra. Aquí vienen muchos americanos y también los locales. Mucha gente pasa por aquí, no saben que existía, ven esto y entran. Somos los últimos de la ruta gastronómica”, insistió.

El restaurante está ubicado en el sector Quebrada Mala del barrio Terranova. Para más información se puede comunicar al 787-895-1934.