Con la llegada de las celebraciones de fin de año, el brindis se convierte en uno de los rituales más esperados, y para muchos, el vino espumoso es la bebida perfecta para hacerlo. Sin embargo, no todos los espumosos son iguales, y elegir uno puede ser una tarea desafiante si no se conoce bien el mundo de las burbujas.

“El vino espumoso es sinónimo de celebración, como dicen los franceses, del ‘joie de vivre’ (‘la felicidad de vivir’). Desde tiempos de Napoleón, el champagne se utilizaba para marcar hitos y victorias, y esa tradición se ha mantenido hasta hoy”, comentó Sandro Giulimondi, sumiller y director de la división de vinos de Méndez y Compañía. “La efervescencia del vino espumoso, esa sensación de burbujeas que explotan en la boca, es un símbolo de alegría y de festividad”.

Uno de los puntos más importantes que Giulimondi destacó es la diferencia entre los diversos tipos de vino espumoso. “Es esencial entender que solo el vino espumoso que proviene de la región de Champagne, en Francia, puede llamarse ‘champagne’. El resto de los espumosos tienen diferentes denominaciones según su origen”, explicó.

A la hora de elegir un vino espumoso, el presupuesto juega un papel fundamental. Giulimondi recalcó que la calidad no siempre tiene que ir de la mano con el precio elevado. “Si el objetivo es celebrar y disfrutar de un vino espumoso, cualquier opción con burbujas será un buen acompañante. Lo importante es saber qué estás buscando”, destacó el sumiller. Entre los vinos espumosos más populares en el mundo, el experto destacó seis tipos: Champagne y Crémant, de Francia; Cava y Corpinnat, de España; y Prosecco y Spumante, de Italia.

Lo primero que hay que saber es que existen dos métodos principales para la elaboración de vinos espumosos: el método Charmat y el método champenoise (también conocido como método tradicional o clásico). El método Charmat es utilizado para producir Prosecco y se caracteriza porque la segunda fermentación, que convierte al vino en espumoso, ocurre en grandes contenedores. En cambio, el método champenoise se utiliza para la producción de otros espumosos como Champagne, Cava, Crémant, y algunos Spumantes italianos, donde la segunda fermentación se realiza botella por botella. Esta diferencia en los métodos de producción influye en los perfiles de sabor y las burbujas de los vinos.

Dentro de los espumosos elaborados con el método champenoise, el Champagne es el más conocido y generalmente el más caro. “Si prefieres un champagne clásico, las marcas más conocidas como Veuve Clicquot, Moët & Chandon o Ruinart, siempre son una excelente elección”, explicó el sumiller.

Sin embargo, existen alternativas más asequibles pero de calidad similar. El Crémant, especialmente el de Alsacia, es una opción destacada, ya que se elabora en Francia fuera de la región de Champagne, pero sigue utilizando el mismo proceso de fermentación en botella.

Por otro lado, los Cava españoles ofrecen una amplia gama de precios y estilos, desde opciones más comerciales hasta otras de alta gama, como las producidas por marcas boutique como Muga o Peñalba López, entre otros.

De la misma manera, una categoría menos conocida pero muy interesante es el Corpinnat, una denominación de origen en España que agrupa a productores de cava de alta calidad en el corazón del Penedés, en Cataluña. Esta categoría surgió cuando un grupo de viticultores, cansados de competir con los precios bajos del cava comercial, decidió crear una nueva marca de espumosos con reglas más estrictas. Los vinos Corpinat deben ser elaborados solo con uvas propias, orgánicas y con un mínimo de 18 meses de fermentación en las lías, lo que los hace una alternativa de lujo al cava tradicional, con precios que rondan entre los $25 y $30 dólares por botella.

Por otro lado, en Italia el vino Spumante de la bodega Ferrari es considerado uno de los mejores espumosos del país y una excelente alternativa al Champagne. Este vino, producido en la región de Trentino, se elabora con el método champenoise y ha ganado popularidad por su alta calidad, especialmente en eventos de lujo como la Fórmula 1, donde se ha convertido en la bebida oficial. Su proceso de elaboración y el resultado final son muy similares a los de un buen Champagne, pero a un precio más accesible.

Para aquellos que prefieren no consumir alcohol, existe una opción interesante: los vinos espumosos sin alcohol. “Hoy en día existen productos como el de la marca Anna Spinato, en Italia, que ofrece un espumoso sin alcohol, pero que mantiene una buena parte de las características de los espumosos tradicionales. Esto permite que las personas que no consumen alcohol también puedan disfrutar del ritual del brindis”, comentó Giulimondi.

A la hora de servir los vinos espumosos, se debe tener en cuenta su temperatura, de manera que se pueda disfrutar como se debe. “Lo más importante es la temperatura. El champán y otros espumosos deben servirse entre 36 y 40 grados Fahrenheit, es por eso que, el día de la fiesta, ponga la botella en la nevera y, varios minutos antes de servirlo, pase la botella a una cubeta con hielo y agua con sal. La sal ayuda a que el agua baje la temperatura más rápidamente, logrando la temperatura ideal sin tener que ponerlo en el congelador”, explicó el experto, al recalcar que, si la botella se deja demasiado tiempo en un refrigerador, se podría congelar el líquido que está en la parte del cuello de la botella y podría romperse.

Otro consejo importante es el tener precaución a la hora de abrir la botella y manejar el corcho. “Cuando vayas a abrir la botella, asegúrate de hacerlo colocando la botella hacia un lado o hacia una pared, lejos de las personas, porque el corcho puede salir disparado con mucha fuerza. Sostén el corcho con el dedo pulgar y gira suavemente la botella para evitar accidentes”, advirtió Giulimondi, quien tiene un segmento en “Noticentro” de WAPA TV, llamado “Gotas de vino”.

Al final del día, lo más importante de todo es disfrutar del momento y elegir el vino que mejor se ajuste a lo que buscas para celebrar el cierre de un ciclo y el inicio de uno nuevo. No hay mejor forma de hacerlo que con un buen vino espumoso.