En sus manos, la tenimesista puertorriqueña Adriana Díaz carga a menudo con una raqueta y una pequeña bola. En su espalda, lleva el peso de ser esperanza e inspiración para un sinnúmero de niños y niñas en la isla.
Parecería tarea sencilla. La responsabilidad de cumplir con su misión, viaja consigo en cada escenario que pisan sus zapatillas. Al final, logra su cometido, pues constantemente escribe un nuevo capítulo en la historia del tenis de mesa en la isla y se convierte en referente.
Lo hizo en París este año al alcanzar por primera vez la ronda de las mejores 16 en unos Juegos Olímpicos el pasado verano. Y lo repitió en El Salvador, al consagrarse por quinta ocasión como la reina del Campeonato Panamericano de Tenis de Mesa, en octubre.
“Mi 2024 diría que fue uno de mucho aprendizaje, tuve muchos momentos que quisiera que me ayudaran para el 2025, pero el mayor logro de este año fue alcanzar la ronda de las 16 en las Olimpiadas. Eso nunca un puertorriqueño lo había hecho (en el tenis de mesa). Fue un paso muy grande para el deporte en Puerto Rico. Muchos niños ven eso como un tipo de esperanza y de que se puede seguir llegando más lejos en el futuro”, compartió Díaz, seleccionada como Mujer del Año de la revista Magacín.
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“Es bien difícil ver a alguien dominante en el continente y estoy muy contenta por esa parte porque no es fácil tener que repetir siempre ser campeona. Es lo que la gente espera. Por esa parte, estoy orgullosa de eso”, expresó sobre su quinto oro en el Campeonato Panamericano.
Su consistencia le ha rendido frutos en la mesa, pero a su juicio, su carácter y deseo de conseguir lo que en su pasado no ha podido es también parte de su éxito. El gran momento de su 2024 fue, además, el reto mayor de su carrera.
“Aprendí que siempre se puede dar un poquito más de lo que uno espera. Antes de jugar un partido (en París) ya estaba mentalizada en que había llegado a un lugar bastante grande en mi carrera, pero sentí que podía dar más y así lo hice, así competí, con mucho carácter”. Sus primeras justas de verano en Río 2016, con 15 años, y las segundas en Tokio 2020 (celebradas en 2021), con 20, fueron sus maestras.
“Nos tenemos”
La raqueta número uno de la isla y decimoquinta del mundo fija su mirada en la fortaleza, perseverancia y empatía para rebasar la mínima complicación. Con esas virtudes, asegura que las mujeres en su campo del tenis de mesa y fuera de él atraviesan los desafíos.
Al contar con tres hermanas y su madre como pilares femeninos, puede dar fe que en un camino en acompañamiento se pasa más ligero.
“Lo más importante es que nos tenemos una a la otra, entendemos lo que pasa la otra. Tenemos personas que nos enseñan que es posible, para eso están las líderes, mujeres del año, que inspiran y que nos enseñan. Siempre hay que mirar a las personas que han hecho la diferencia y aprender de ellas”.
Diferencias también las ha realizado Adriana, y aunque considera que todavía está “bastante joven” al tener 24 años y no saber todas las respuestas, reconoce su aportación a la niñez puertorriqueña. Mientras Adriana aprende de grandes figuras, inspira a los pequeños.
“Todavía estoy aprendiendo de mi deporte, pero al mismo tiempo he visto y he hecho cosas de las que estoy orgullosa”, dijo Adriana. Tan reciente como en septiembre pasado se estrenó como la imagen oficial de la popular marca de cereales Cheerios, tras engalanar con su rostro los empaques de dos de sus productos principales.
“Creo que he aportado en los niños al ver que están haciendo más deportes, especialmente el tenis de mesa. Veo muchos niños y jóvenes que están saliendo a entrenar a otros países, jugando ligas y eso antes no se veía mucho. He podido ver un poquito de esa esperanza en cada niño de que pueden hacer una vida mediante el deporte y el tenis de mesa, creo que eso es lo más que me da felicidad”, compartió la atleta utuadeña.
Tres claves para el éxito de una mujer
- Carácter: “La gente tiende a tomarlo de la manera equivocada, pero yo entiendo que cuando la mujer tiene carácter es porque tiene sus ideas claras y muestra sus pensamientos, que se deben valorar y respetar”.
- Coraje: “De vez en cuando (golpe a la mesa) hay que poner un poquito de presión”.
- Empatía: “Es una manera de poder entender los zapatos del otro, de dónde viene, por qué lo dice, cómo se siente”.
Las mujeres mueven montañas
“Women can move mountains”, así leía una camisa con la que Adriana se cruzó en un momento de su carrera. Desde entonces, se la repite hasta que logró que cobrara vida en sus días.
Con la frase en mente, y con la capacidad que reconoce tienen las mujeres y las niñas, les sugirió una asignación a modo de consejo.
“Escúchense, háblense a sí mismas, perdónense, quiéranse porque muchas veces tendemos a ser muy duras con nosotras mismas, y creo que lo más importante es la autorreflexión, tenerse cariño y amor propio. Hay que entender que es normal fallar, cometer errores, pero confíen en sus instintos”.
“En Puerto Rico, cada vez las mujeres no las creemos más, tenemos carácter”, Añadió Díaz, que alcanzó los cuartos de final en la Copa Mundial de la Federación Internacional de Tenis de Mesa, que se celebró en China el pasado abril.
Detrás de la historia
