Dellymar Bernal Martínez, directora ejecutiva del Santuario de Animales San Francisco de Asís, puede dar fe que la construcción de un mejor país comienza desde cada “trinchera” del ser humano. Así lo hizo desde que era una niña, cuando comenzó a rescatar animales en las calles del país ante la problemática de sobrepoblación de gatos y perros en la isla.
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La rescatista es consciente de que no se pueden pedir cambios sin que cada individuo aporte a una mejor sociedad, al país que anhelamos y al mundo que soñamos en un universo donde se respete a los seres vivos. Al menos, así lo ve y lo siente Bernal Martínez, quien desde el 2008 se unió a su madre para abrir las puertas del santuario que ubica en Cabo Rojo en favor de los animales sin hogar. Su progenitora fue la inculcó ese amor por la protección de los animales. El Santuario de Animales San Francisco de Asís es una organización sin fines de lucro dedicada al rescate, rehabilitación, refugio y adopción responsable de gatos y perros desamparados.
“Construir el país que tú anhelas, se hace desde tu esencia. Siempre en favor de una comunidad empática, compasiva y que sea sensible ante los seres vivos. Desde ahí comienzan los cambios que todos queremos para un mejor país”, asegura la rescatista, que en el santuario cuenta con más de 175 animales a la espera de adopción.
Aunque Bernal Martínez lleva más de dos décadas realizando el trabajo voluntariado para ayudar a que los animales de las calles consigan un hogar responsable, no fue hasta unos meses, en este 2024, que fue nombrada oficialmente como directora ejecutiva del Santuario de Animales San Francisco de Asís, un logro que está atado a su compromiso a lo largo de los años.
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En sus ejecutorias, este año desarrolló una iniciativa de apoyo y ayuda a la comunidad para dar la mano en los esfuerzos del programa de TNR (Trap - Neuter - Return) de gatos callejeros, que se dedica a atrapar, esterilizar y regresar el animal a su entorno con un enfoque humanitario y eficaz para los felinos en Puerto Rico. Además, ha logrado aumentar la retención de mascotas en hogares de escasos recursos, sumado a diversas iniciativas de recaudación de fondos en medio de la difícil situación económica que atraviesa el país, puesto que el santuario subsiste por donaciones.
Pero lo que asombra de Bernal Martínez es cómo a través del tiempo se ha convertido en “madre temporera” de los casos de animales más tristes, crónicos y difíciles que llegan al santuario, ya que ella los cuida y alberga en su casa. La residente de Cabo Rojo sabe que un gato o perro enfermo tiene pocas posibilidades de adopción, por lo que ella los acompaña al momento de cruzar el llamado arcoíris de la muerte. A los perros y gatos enfermos los alimenta, los cuida, le provee las medicinas y los ayuda a que ese último respiro sea en paz y no de sufrimiento.
“Los casos de los gatos y perros atropellados es lo más duro y triste, porque sabemos que probablemente no serán adoptados. Quisiera tener una varita mágica y resolver la vida de los animalitos, pero no es posible. Así que ha sido un reto bien grande, porque si no adoptan, yo no tengo espacio. Entonces no tengo corazón, por lo que decido tenerlos en mi hogar y cuidarlos. Hace poco hicimos unos rescates de unos perritos que llegaron enfermos. Uno de ellos fue Sansón, lo tiraron en la verja en el santuario. Era un perrito que había sufrido mucho porque aparentemente lo usaban para peleas. Odiaba a los otros animales, odiaba a los gatos, a las personas. Le hicimos un espacio especial para el perrito y luego de unas semanas le dio un infarto. Es muy fuerte porque me apego a esos animales y deseo que sus últimos días estén bien. Uno quisiera salvarlos a todos, pero no siempre se puede. Soy y siempre será cuidadora de ellos”, menciona la directora, que en la actualidad alberga a 26 gatos y perros en su hogar.
Para asombro de quienes la conocen, Bernal Martínez se sabe todos los nombres de los animales que han pasado por sus manos y a todos les canta una canción. El primero fue el gato Kitty, que tuvo cuando era una infante y fue la primera palabra que pronunció siendo una bebé. El amor y la devoción por el cuido y la protección de animales fue inculcado desde pequeña por su madre, quien era rescatista en Cabo Rojo.
Bernal Martínez narró que aunque hoy reconoce que “nací para esto” en un momento de su vida se alejó un poco de la protección y rescate de los animales y se dedicó a estudiar literatura comparada y trabajar como bibliotecaria. Sin embargo, el llamado a servir a la población de animales era una constante inquietud y así lo hizo.
Con el sombrero de la dirección del albergue temporero y trabajando por años con la sobrepoblación de animales admite que aunque hay una mayor visibilidad del problema a nivel social, al compararse con las décadas anteriores, las soluciones son la integración de la comunidad y la responsabilidad de cada individuo en favor de los seres vivos.
Tres claves para el éxito de una mujer
- Ser empática
- Ser compasiva
- Tener compromiso
“Si la comunidad no opera a los animalitos en la calle, esos 10 gatos que hay allí van a ser 80 en seis meses. Entonces esto no es solo responsabilidad de Dellymar, ni del Santuario de Animales San Francisco. Esto es un asunto comunitario que nos compete a todos. En la medida en que todos podamos hacer algo, nos dividimos la responsabilidad y nos ayudamos. Al final del día, quienes pagan con sus vidas las acciones o las inacciones de los seres humanos, son los animales. Reconozco que hay un despertar de conciencia y las personas están mucho más pendientes a la situación. Las personas han destacado la importancia de operar a sus mascotas. Pero todavía nos queda mucho camino por andar, ya que todavía hay personas que no ven a los animales como seres sintientes y los siguen viendo como objetos”, menciona.
¿Qué cambios podemos hacer los ciudadanos para ayudar en el problema de sobrepoblación de perros y gatos?
“Lo primero es operar a sus mascotas. Pueden identificar si hay algún animalito en la comunidad que necesite ser operado para evitar que se siga reproduciendo. Ser voluntarios en los albergues o santuarios. Pueden ser hogares temporeros para los santuarios, que es tan importante mínimo dos semanas y ver la transformación de ese animalito en un ambiente distinto. Pueden donar las cositas que siempre los albergues y los santuarios necesitamos, que son desde comida, productos para limpieza, medicinas, artículos de primera necesidad, dinero y tiempo como voluntario”, puntualiza.