“La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo”.

-Platón

Con la música como lenguaje universal de sanación, la musicoterapeuta Marta Hernández Candelas ha trazado un camino único, guiado por melodiosas notas que no solo han tocado innumerables corazones, sino que también han contribuido al bienestar integral.

“En el 1992, cuando estudiaba en la universidad, visité una comunidad de boricuas en Pensilvania y me di cuenta que se debía hacer mucho más por las comunidades a través de la música”, recordó “Martita” como cariñosamente la apodan sus conocidos, sobre el momento exacto en el que sintió un llamado de servicio.

Aunque su labor comenzó hace más de tres décadas, la catedrática asociada en el Conservatorio de Música de Puerto Rico, donde ofrece cursos graduados y subgraduados en Educación Musical y Musicoterapia, destacó que continúa con la misma determinación y compromiso de siempre, especialmente durante todo el pasado año.

Apoyada de su inseparable compañera: la música, Hernández ha sido pieza importante en proyectos e iniciativas enfocadas en la educación musical Suzuki, siendo el logro más destacado de este 2024 la publicación de la Guía de Bienestar Musical para Jóvenes Músicos, donde comparte sus destrezas musicales, y una rutina diaria de práctica con valiosa información sobre la relación entre la música y las emociones.

De igual manera, este año ha dado continuidad al Taller Anual de la Asociación Suzuki Violín de Puerto Rico en el Conservatorio de Música y su concierto “¡Juntos por la paz!”.

Todo esto, como parte de sus esfuerzos para que se reconozca la musicoterapia como una profesión de la salud con la cual se aporta positivamente tanto al bienestar físico, cognitivo, emocional como psicológico de las personas.

Sin embargo, esta lucha no ha estado exenta de obstáculos, que la ha obligado a tener que batallar “un poco más” su lugar en la industria por el simple hecho de ser mujer.

“Trato de no pensar mucho en los retos que tuve que pasar, pero después uno se da cuenta…”, lamentó la profesora certificada como musicoterapeuta por el Certification Board of Music Therapists (CBMT). “Pero hay que tener mucha perseverancia, no parar y ser consistente, teniendo determinación para lo que uno quiera lograr”.

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“Hay gente que no cree en uno, que minimizan lo que uno hace o buscan sobresalir y no permiten que los demás brillen… y eso, en el ámbito en el que yo estoy, pienso que les pasa mucho más a las mujeres”, enfatizó al reconocer que todos los escenarios en los que se desempeña dentro del mundo de la música son dominados por hombres. “Y sí, uno tiene que posicionarse”.

Pese a eso, no se quita, y reconoce que todo vale la pena cuando transforma la vida de un paciente, una mujer, un adulto mayor, familia, un niño o niña de comunidades vulnerables. “Si ellos ven las cualidades que uno tiene, eso ayuda a que los demás lo reconozcan”.

Sin importar el escenario donde se encuentre, la meta es llevar el aprendizaje a muchos oídos, aportando al cambio desde una “trinchera musical”. “Puedo estar en el Conservatorio o una cancha, pero que esté presente siempre la experiencia de aprendizaje y muchas veces viene desde lo más sencillo”.

Por esa misma línea, rememoró lo bien que se siente cuando es testigo de los resultados de su gesta, utilizando como ejemplo cuando fundó el programa de musicoterapia en el sistema de hospitales HIMA San Pablo, donde ha trabajado con diversos escenarios incluyendo: musicoterapia médica, perinatal, neurocrítica, oncología, trauma, VIH, víctimas de violencia y educación especial.

- ¿Qué consejo le darías a las niñas y jóvenes puertorriqueñas?

“Vivan el presente a plenitud y que siempre se reconozcan como grandes seres humanos”, sostuvo. “Caminen hacia su sueño, pero recuerden que, a veces, el llegar a la meta no es cómo uno se imaginaba… pero se llega cuando uno se visualiza, especialmente cuando se trata del bienestar y bien común”.

-¿Qué falta por hacer o lograr?

“Un montón, siempre hay muchas cosas qué hacer”, expresó entre risas. “Hay varias destrezas que como musicoterapeuta todavía puedo aprender y eso es lo más bonito”.