Desde el momento en que nació su primogénita Paola Isabel, el golfista puertorriqueño Rafael “Rafa” Campos comprendió a la perfección eso que llaman “amor a primera vista”.

Con la frase, “esto es lo más grande del mundo” describe lo que han significado para él los pasados tres meses, en los que ha podido experimentar un inmenso amor con su pequeña, que asegura lo tiene enamorado.

“Es una bendición, una chulería. Se está empezando a poner gordita, me encanta, el pelito está empezando a crecer”, compartió Campos en entrevista virtual, desde México, con Magacín, acerca del rol de la paternidad, que llegó a su vida el lunes, 11 de noviembre del pasado año.

“Esta mañana me desperté a las cinco de la mañana y lo primero que hice fue prender el monitor del bebé y lo cogí en perfecto tiempo, porque ahora por las mañanas se ríe mucho, y es una chulería. Mi esposa no se había despertado todavía y ella se estaba riendo solita. Como los cinco minutitos hizo un par de soniditos con los que mi esposa se despertó”, destacó mientras su rostro y sus ademanes al hablar, denotan lo “derretido” de amor que está por su bebé.

Este golfista, que lleva 15 años como profesional y cinco en el PGA Tour, señala que las decisiones que ahora toma requieren de más pensamiento, para asegurarse de que sean de beneficio para su hija. Asimismo, confiesa que el mayor reto en este periodo de tiempo como padre ha sido ausentarse del hogar por estar de viaje en diversos torneos.

“Gracias a Dios, cuando mi esposa dio a luz estuve seis semanas corridas en Puerto Rico. Luego mi esposa viajó con la beba, pues ya no aguantaba, no quería perderme ningún momento. Quería asegurarme que la beba sepa quién es el papá. Estuvimos tres semanas viajando juntos y ahora estamos dos semanas sin vernos, pero después vamos a viajar seis semanas corridas juntos. El reto más grande para mí como papá ahora mismo es simplemente estar en persona, darle sus besitos, cogerla, que ella sienta el calorcito de papá”, manifestó Campos, quien el pasado verano cerró su participación en los Juegos Olímpicos de París 2024, finalizando entre los mejores 30 jugadores del golf masculino.

Como un apasionado de estar en el agua y practicar la pesca, se visualiza con su hija enseñándole a navegar, a pescar y a jugar en un golfito, vestida igual o en combinación con su mamita.

El 2024 fue un año duro a nivel profesional para el jugador de 36 años, y que terminó siendo uno fenomenal al conquistar su primer campeonato conquistó su primer campeonato del PGA Tour en el torneo Butterfield Bermuda, que se llevó a cabo del 14 al 17 de noviembre en Southampton, Bermudas. La conversación llevó a poder afirmar esa remota frase que dice, que “cada bebé nace con un bollo de pan bajo el brazo”, al haber presenciado el nacimiento de su primogénita días antes de ese memorable suceso.

“Es increíble, escuché tantas veces esa frase y no la entendía. Es cómico porque yo le decía a mi esposa desde hace muchos años, sobre qué coincidencia la de estas personas que vemos ganando en televisión, y justo acababan de tener un bebé o estaban recién paridos, y bromeábamos con eso. Dios sabe lo que hace, porque aún no puedo creer que esa semana fue la semana más espectacular por mucho en mi vida. El hecho de poder ser papá y, de repente, después de tener un año tan y tan inconsistente, tan y tan malo, donde ya básicamente tenía dos intentos e iba a perder mi trabajo, pues ser papá y seis días después, levantar el primer trofeo para mí en esta categoría, fue y ha sido lo más grande del mundo”, destacó, a la vez que mencionó que anhelaría tener otro hijo.

Además de amor a borbotones, la llegada de Paola Isabel también trajo a su hogar el fortalecimiento de su relación con su esposa Stephanie Casanova, con quien señala que “está mejor que nunca”, así como unión familiar y paz.

“Nuestra prioridad ahora, no solamente, es amarnos y darnos el cariño, sino que también tenemos a una persona que queremos criar de la mejor manera posible, con los valores que nos enseñaron nuestros papás”, mencionó Campos, quien desde hace 10 años ha contado con el respaldo de la marca Lexus, como su auspiciador principal, incluso cuando “no era absolutamente nadie”. Como embajador de la marca, ahora con el nacimiento de su bebé, agradece sentirse cómodos y seguros en la carretera al manejar una guagua Lexus GX.

Desde el aspecto del juego también le ha traído lecciones, como lo es tener más aceptación, luego de haber lidiado tanto y estar bien al pendiente de sus resultados, y un cambio de enfoque.

“Me di cuenta que esto es un trabajo, pero esto no es el fin del mundo. Esto no es lo más importante, para nada. Le ponía la prioridad al trabajo, pero al terminar de jugar, vaya bien o mal, mi prioridad, mi mente y mi corazón están en mi esposa y mi hija. Eso me gusta mucho porque, por ejemplo, no comencé el año como quería, pero estoy bien tranquilo porque sé que como mismo aprendí el año pasado, mientras siga trabajando, esforzándome y dedicándole el tiempo a esto, definitivamente sé que los frutos y las semanas buenas llegarán. Me está dando más tranquilidad y paz entender mi proceso”, acotó.

“Son tres cositas que verdaderamente yo sé que mi familia me enseñó y le agradezco hasta el fin del mundo. Esos son tres valores que quiero enseñarle a mi hija, en lo que mi esposa y yo estamos muy de acuerdo”, sostuvo Campos.