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Joven de Moca cría lombrices para alimentar cultivos

Desde su residencia, Giovanny Colón confecciona el fertilizante West Knight Worms, un producto de alta calidad con presencia local y potencial de crecimiento

23 de octubre de 2021 - 11:40 PM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 3 años.
Giovanny Colon, creador del fertilizante natural West Knight Worms, creado a base de lixiviado de lombriz. (Jorge A Ramirez Portela)

Moca – Un proyecto universitario dio vida al fertilizante natural West Knight Worms, confeccionado con lixiviado de lombrices de California desde una residencia en el barrio Las Mercedes, de Moca.

Su creador Giovanny Colón, de tan solo 27 años, cursaba estudios de Ingeniería en Desarrollo de Programas Computadorizados (software) en la Universidad Estatal de Pensilvania, cuando un profesor de Biología le dio la opción de que, para su evaluación final, tomara un examen o presentara un proyecto. Colón optó por hacer el proyecto.

Nada sabía Colón de que la evaluación del profesor y su curiosidad darían vida al fertilizante que no solo se vende hoy en prácticamente todos los centros de jardinería de la isla, por internet y es exportado para fincas de Texas y de Nueva York.

“Yo presenté un proyecto de composta, pero no le gustó (al profesor) por ser demasiado sencillo”, contó Colón desde el lugar donde almacena su producto, aledaño a la residencia de su madre Berenice Colón Avilés.

Más allá de desanimarse, la mala evaluación del profesor provocó que Colón comenzara a buscar más y más información, así como estudios sobre compostas y productos derivados. Esto lo llevó desde el 2012 a conocer del lixiviado de las lombrices y su capacidad para fomentar el crecimiento de plantas y árboles.

El Nuevo Día
(El Nuevo Día)

Colón se vio obligado a regresar a la isla por problemas con la beca, pero continuó estudios en otra materia e igualmente prosiguió con su interés por desarrollar el fertilizante con lombrices.

Compraba por internet lombrices de California, comenzó a ubicarlas en cajas con compostas y a ver el resultado: una sustancia oscura que desechaban las lombrices al cabo de meses, llamado lixiviado.

No fue hasta el 2014 que Colón, quien ahora cuenta con un bachillerato en Contabilidad, comenzó a vender el fertilizante, aunque de “manera artesanal”. Perfeccionó las etiquetas y adoptó el nombre del producto en inglés con un toque de humor pensando que las lombrices serían las defensoras (“knight”) de las plantas y árboles. La palabra “west” la añadió por ser un fertilizante fabricado en el oeste de la isla.

“Vendía en las ferias artesanales, a familiares y personas que lo probaron y les gustó”, dijo Colón.

Ahora, la producción del fertilizante ha aumentado y tiene tanta aceptación que ya la gente no le comenta a la madre de Colón que está “loca” por haberle cedido la sala de la casa al joven para hacer las compostas y ubicar las lombrices en cajas de madera.

“Yo ahora mismo estoy exportando a Estados Unidos. Yo estoy vendiendo por e-Bay que es donde más estoy vendiendo. Tengo unas fincas en Texas y tengo unos clientes en Nueva York. Estoy todavía en pequeña escala”, afirmó.

Colón indicó que pudiese producir más lixiviado de lombrices y por ende, aumentar su producción, pero reconoce que necesita de un lugar más amplio que el actual. Sin embargo, encontrar un lugar amplio y a bajo costo ha sido cuesta arriba, pues toda su inversión en el negocio la ha hecho sin préstamos.

“He ido a todas las oficinas (del gobierno). He hablado con políticos de diferentes partidos y me dicen ‘sí, sí’. Me dicen que me van a ayudar y se les olvida”, relató.

El joven interesaba adquirir una escuela cerrada o un edificio gubernamental a bajo costo para seguir expandiendo su empresa.

Pese a todo, mantiene su producción en el sótano de la residencia de su madre, su mejor aliada y quien ha adoptado el nombre de “Abuela lombriz” para ayudar con el mercadeo del fertilizante.

En el sótano de la casa, Colón tiene 42 cajas de madera con composta que elabora con una receta de 18 alimentos entre frutas y vegetales, dijo. A un extremo de cada caja coloca un cubo que recoge el lixiviado puro, que luego es almacenado en grandes envases y antes de ser envasado -en frascos de 6, 12 y 32 onzas- es colado para sacarle cualquier impureza.

“Yo recojo aproximadamente, por caja, de 1 a 3 galones al mes. Suficiente para producir 50 a 60 galones al mes de lixiviado”, comentó.

¿Cómo confecciona el fertilizante?

El proceso, explicó, comienza con el recogido de agua de lluvia que utiliza para rociar la composta. No usa agua potable porque contiene químicos. Y, para ayudar con el proceso de descomposición y el lixiaviado, Colón recoge el agua de lluvia en envases -con capacidad para 1,000 galones- en los que ubica tilapias y peces que se alimentan de plantas acuáticas que flotan sobre cada envase.

“Los peces controlan los mosquitos y con su excremento, me ayudan con el fertilizante”, comentó.

En la composta coloca las lombrices que se encargan de la principal tarea: hacer el lixiviado.

“El proceso que yo hago no es costo efectivo para vender la tierra. Para eso necesito comprar un terreno donde yo pueda ampliar la producción”, destacó Colón sobre futuras metas.

“(El fertilizante) ayuda para el crecimiento de las plantas, flores, frutos y hojas, con mayor retención de nutrientes en el suelo. Ayuda al crecimiento de las frutas y a combatir insectos pequeños y algunos tipos de hongos como el conocido como la queresa”, agregó.

Cualquier interesado en el fertilizante puede visitar la página westknightworms.com o puede llamar a los teléfonos (939) 253-7444 o (787) 452-4055.



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