El próximo miércoles, Francisco Parés Alicea, se despide de “su amiga SURI” al cabo de siete años. Ha sido una relación intensa, de días, noches, madrugadas y fines de semana.
Al contador público autorizado (CPA), que ha estado al mando del Departamento de Hacienda por espacio de cuatro años y medio, le pesa irse, pero es hora.
Hacienda ha cambiado para bien, aseguró Parés Alicea, al tiempo que indicó que seguirá sirviendo a Puerto Rico. Una vez cierre la puerta de la oficina del Secretario, en el piso ocho del edificio Intendente Ramírez en Puerta de Tierra, al día siguiente, abrirá aquella desde donde laborará como principal oficial financiero de Metro Pavia Health System, el conglomerado hospitalario más grande de Puerto Rico.
“Qué mejor manera de culminar mi jornada en el servicio público que transfiriéndome al sector privado para dar lo mejor de mí a la industria de la salud y a los hospitales de Puerto Rico”, dijo Parés Alicea, absolutamente conciente de la crisis profunda que experimenta el sector.
“Siempre quise que fuese así mi salida de Hacienda… No quería darme espacio a reflexionar sobre lo acontecido. Quiero ocupar mi mente inmediatamente con un nuevo reto. No quiero divagar sobre mi proceso aquí. Quiero moverme al próximo reto y qué bueno que lo pude materializar de esa manera”, agregó.
El número 54
Parés Alicea conversó con Negocios en el salón de conferencias contiguo al que todavía es su despacho -hasta mediados de semana- y desde donde se aprecia el azul del Atlántico, el costado amurallado del Fuerte San Cristóbal y la cúpula del Capitolio, vestida de andamios que ocultan la renovación de la que es objeto la Casa de las Leyes. Llegó ataviado como el clásico jefe de agencia: chaqueta y cobarta; zapatos en lugar de tenis.
Trajo consigo algunas hojas con números mientras el celular que, en ciertos foros, le valió el apodo del secretario tuitero (en referencia a la redenominada red social X) no ocupaba un lugar predominante en la mesa.
Si Parés Alicea contribuyó a rescatar el nombre de Hacienda a son de frases como “se acabó el fantasmeo”, en referencia a prácticas de evasión contributiva, Hacienda marcó al manatiense-moroveño de tal forma que, en diciembre pasado, se tatuó un “054″. Es el número que ocupó como secretario de Hacienda contando a los tesoreros de Puerto Rico bajo la Corona Española.
Mientras buscaba –junto a su equipo de trabajo- fortalecer a SURI (Sistema Unificado de Rentas Internas) y poner en marcha un plan para mejorar el proceso de contabilidad gubernamental, Parés Alicea recibió varias ofertas de empleo. Pero la llamada telefónica de Pavía -más temprano este mes- se sintió “distinto”, relató.
Además, Parés Alicea contraerá matrimonio en la primavera.
Tras conocerse su salida el pasado 12 de enero, a juzgar por comentarios y fotos en redes sociales, quedó a la luz que el principal cobrador de impuestos de Puerto Rico se había convertido en un celebrity, con quien varios buscaron hacerse un selfie en las fiestas de la Sanse. “No te vayas”, se escuchó corear a algunos.
En la opinión pública se dice que el gobernador Pedro Pierluisi ha perdido a uno de sus mejores jugadores. ¿Por qué se va?
“Creo que en la vida hay etapas y definitivamente, mi etapa como secretario de Hacienda culmina… principalmente, porque uno va evolucionando como persona y va asumiendo otras responsabilidades en el proceso, particularmente a nivel personal. Y también uno toma en consideración los logros y la trayectoria que uno lleva… ser servidor público ha sido el gran privilegio de mi vida, pero es momento de culminar esta etapa y perseguir otros sueños... Agradezco la oportunidad al señor Gobernador y a cualquier persona que piense que yo pueda ser secretario de Hacienda.”
¿Por qué no terminar el cuatrienio?
“He ido evolucionando como persona y ciertamente, se van renovando otras curiosidades, particularmente a nivel personal, el poder hacer una familia… puse en pausa mi vida familiar por siete años, eso es casi una década, un proceso donde decidí no tener hijos, donde decidí priorizar la agencia en cuanto a las horas que requiere. Para ponerlo en perspectiva a los puertorriqueños. Llegó una etapa en mi carrera en Hacienda, donde yo llegaba aquí a las siete de la mañana y me iba a las diez de la noche, de lunes a jueves. Los viernes trabajaba hasta cerca de las siete de la noche. Los sábados invertía ocho horas adicionales de trabajo y los domingos venía y hacía unas cinco.”
Un trabajo de siete días a la semana.
“Siete días a la semana y nunca te desconectas. Y en la medida en que la tecnología ha ido avanzando, cada vez, la desconexión es imposible… uno aprende muchísimo como profesional y te ayuda a hacer mejor tu trabajo. Pero, por otra parte, pones en precario otros lados de la vida. Mi vida como hijo, como tío, como hermano y como pareja. Y llega un momento en la vida, cuando uno tiene unas responsabilidades y asumirlas bien te separa, definitivamente, de invertir el tiempo que debe tomar ser un secretario de Hacienda. Uno debe desayunar, almorzar, cenar en el departamento de Hacienda y ya quiero otro menú en mi vida. (Sonríe.) Quiero más el menú familiar, conocer otros retos profesionales y garantizarle a mi familia una mayor estabilidad, tanto emocional como física.”
¿Cuán sacrificado es el servicio público y cuán bien paga?
“La compensación que uno se lleva, es más bien, enriquecedora en recuerdos y momentos que uno vive en el servicio público, las lecciones que uno se lleva en el proceso, las satisfacciones personales. Siempre le recomendaría a cualquier persona que tiene esa espina (del servicio público) que trate de alguna manera de poderla satisfacer.”
“Obviamente, en el servicio público no se vino a enriquecerse monetariamente, pero cuando uno tiene ese sentido de vocación, las consideraciones económicas típicamente pasan a un segundo plano y se enfoca más en esas satisfacciones personales que uno se lleva del servicio público. A tu pregunta, el servicio público paga bien en cuanto a recuerdos y satisfacciones personales que uno se lleva al servirle a la gente.”
Parés Alicea llegará a Metro Pavia el próximo jueves sin haber tomado vacaciones o largos descansos desde que en el 2017, se integró a Hacienda y se convirtió en secretario auxiliar de Rentas Internas a petición de su predecesor, Raúl Maldonado Gautier.
Hubo menos tiempo para descansar después del 8 de julio de 2019, cuando la Legislatura le confirmó como secretario de Hacienda, unas tres semanas antes de que Ricardo Rosselló Nevares abandonara la gobernación ante el repudio popular.
En medio de aquel caos, en las discusiones constitucionales acerca del orden sucesorio de la gobernación, el recién nombrado secretario de Hacienda se habría librado de la gobernación porque no tenía la edad mínima para regentar a Puerto Rico: 35 años.
En siete años, no recibió alza salarial alguna, salvo aquella que vino con las responsabilidades de la jefatura de la agencia. Nunca recibió el diferencial que disfrutó su exjefe por las labores del principal oficial financiero (CFO, en inglés) del gobierno y que Maldonado se llevó consigo a La Fortaleza al separarlas de la secretaría de Hacienda.
Pero Parés Alicea no mencionó una sola palabra del asunto monetario durante la plática con Negocios.
Enumeró, en contraste, los principales aciertos en un departamento que reconoció no es perfecto.
Conferir estabilidad a los ingresos del Fondo General, consiguiendo aprobar los cambios a la ley del llamado arbitrio del 4% a las foráneas, así como promover la publicación de cinco estados financieros consolidados encabezan la lista. Uniformar procesos de contratación en la publicidad de las Loterías de Puerto Rico y el Programa de Seguros Públicos, entre otros.
Reducir los errores matemáticos que tantos dolores de cabeza causan a los contribuyentes. Los esfuerzos para atajar la evasión contributiva, el cobro del Impuesto a la Venta y Uso (IVU) a plataformas comerciales como Amazon y canalizar con premura los cheques directos a individuos y empresas durante la pandemia del Covid-19.
Pero queda por hacer, empezando porque la ciudadanía entienda mejor la trascendencia del secretario del Tesoro de Puerto Rico en la gestión de los bienes públicos, conferida en la Constitución.
Su predecesor, y en parte mentor, Maldonado Gautier, decía que aquí había una mafia institucional. ¿Usted encontró esa mafia y la erradicó?
“Mmm. (Respira.) No hay una mafia institucional en el Departamento de Hacienda. Eso para mí fueron unas declaraciones lamentables que van en perjuicio de la gran mayoría de los funcionarios que le han entregado su vida al servicio público. Eh… sí puedo decir que, como todo, hay personas que se desvinculan y se desvían de lo que es el juramento como servidor público a la hora de ejercer nuestras funciones. Y eso se vio tan reciente como el arresto de varios agentes de Rentas Internas, que, por no velar el mejor interés público, incluso, recibir beneficios económicos a cambio de darle prioridad a un gestor, o incluso, en algunas instancias, reducirle la carga contributiva, los arbitrios, vehículos de motor (fueron procesados criminalmente). Eso, obviamente es lamentable y de hecho, nosotros somos los que compartimos la información con las instrumentalidades, tanto con los departamentos de Justicia estatal y federal para llevar a feliz término ese procesamiento.”
“De de mi parte tengo que decir que mi experiencia es que la gran mayoría de los funcionarios en Hacienda cumplen con sus responsabilidades. Yo, lo que tengo es un eterno agradecimiento con todos esos empleados que dieron el todo por el todo, pero me parece bastante conveniente decir hay una mafia institucional siendo el jefe de la agencia, pues para mí, cuando se define una mafia institucional es que, de arriba a abajo están todos corrompidos y eso no es lo que estaba ocurriendo… (lo que) se ha visto son los resultados que hemos tenido”.
¿Temió alguna vez por su seguridad?
Múltiples veces. Múltiples veces.
¿Cuándo fue el peor día de su vida en los pasados siete años?
“Nadie me había hecho esa pregunta. ¿El peor día? Fueron los acontecimientos del verano de 2019. Recién estaba ascendido a secretario de Hacienda y ver el derrocamiento de un gobierno. Tener esa incertidumbre sobre qué iba a ocurrir... yo me tuve que mover de mi apartamento porque literalmente veía piquetes frente a mi puerta… estuve unas seis semanas durmiendo en un mattress inflable en casa de mi hermana durante esos eventos.”
“Recuerdo a mi mamá cada vez que me iba de la casa. Ella, (pausa) siempre con las lágrimas, temiendo por la situación tan complicada en que estábamos viviendo y la incertidumbre que se estaba viviendo en Puerto Rico... a mí me confirman un 8 de julio cerca de las cinco de la tarde y a las 6:55 p.m. de ese mismo día se están publicando las primeras 11 páginas del chat de Telegram. Pues definitivamente fue una bienvenida al cargo bien particular que definió la manera en cómo iba a enfocarme en el trabajo”.
“Nunca me sentí merecedor o que me merecía la silla (de Hacienda)… Siempre me sentí que ese día que venía aquí a trabajar podía ser mi último día de trabajo. Y siempre trabajé para ganarme la oportunidad de continuar siendo secretario de Hacienda al siguiente día… una vez me confirmaron, viví la incertidumbre más grande que puede tener un jefe de agencia cuando hay un cambio de gobierno tan atípico como el que se vivió en ese en ese momento. Creo que eso me ayudó a siempre sentir que mi estadía en Hacienda podía culminar en un abrir y cerrar de ojos y que tenía que sacar lo mejor de mí cada día. Hacer el mejor esfuerzo posible para ganarme la oportunidad de, al siguiente día, poder regresar a la agencia que tanto amo.”
¿Aparte de la vista que tiene la oficina del Secretario, qué va a echar de menos?
“A la gente, al equipo, a las grandes conversaciones. Una de las cosas en que fallé fue en no darme la oportunidad de grabar y transmitir a la gente, los debates y las conversaciones internas que teníamos con nuestro equipo de trabajo a la hora de tomar decisiones. Me hubiese encantado que el pueblo de Puerto Rico pudiera ver ese intercambio de ideas, esa conexión que había entre mi equipo de trabajo y yo… muchas veces dejé de ser su jefe y me convertí en su fanático, me convertí en su asesor en muchas instancias. Me lastima muchísimo que la gente no pudiera ver esa interacción y es lo que más voy a extrañar” (Llora).
¿Qué palabra aprendió en Hacienda dentro de la jerga de los CPA?
“Erogación. Es una palabra que aprendí y lo importante que es: que Puerto Rico no erogue (gaste) más de de lo que ingresamos”.