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17 de febrero de 2025 - 4:05 PM
Técnicamente, el neumático es una cubierta de caucho —más popularmente conocida como goma— con o sin cámara de aire, que se monta sobre la llanta de una rueda y cuya función principal es la de garantizar un contacto óptimo con la superficie de apoyo. El término deriva del griego “pneuma” que significa soplo, aliento o aire en movimiento.
Por su parte, llanta procede del francés “jante”. La rueda en sí lleva miles de años de uso. Algunas fuentes indican que habría nacido en la antigua Sumeria (Mesopotamia) alrededor del 3500 a.C. Pero la idea de ponerle caucho en el exterior, llega gracias al inventor estadounidense Charles Goodyear (1800-1860), quien al parecer por accidente descubrió el proceso para lograr que el producto derivado del látex, sustancia extraída de un árbol originario del Amazonas, tome la consistencia acorde con la flexibilidad y la resistencia suficientes.
Este suceso ocurrió en 1839, cuando una mezcla de caucho y azufre en la que estaba trabajando se derramó sobre la plancha candente de una estufa, dando origen a la vulcanización, lo que se podría decir: uno de los “accidentes más célebres de la historia”. En lugar de fundirse, el caucho se convirtió en algo parecido al cuero, lo que no era ni más ni menos que la resultante del vulcanizado, nombre dado en honor a Vulcano, el dios romano del fuego.
Al aplicar calor a esa mezcla se conseguía un material con la plasticidad y resistencia necesarias con lo cual, además de ser impermeable, no se volvía quebradizo ante el frío, ni pegajoso a temperaturas elevadas. El 15 de junio de 1844, el químico autodidacta obtuvo la patente estadounidense por su invención: el caucho ahora se podía procesar. Claro, pero entonces antes del bueno de Charles ya hubo alguien investigando y probando alguna sustancia al menos parecida al látex. Y sí, el más conocido fue el químico escocés John Mcintosh (inventor del impermeable), el primero en estudiar la savia de diversos árboles del Amazonas para crear goma o caucho.
Pero muchos años antes, según los reportes de los europeos que datan de 1490, los nativos de Sudamérica obtenían una especie de cera con el líquido lechoso que brotaba de ciertos árboles al ser tajeados. Esa leche era el famoso látex. El árbol, el Hevea Brasiliensis. Y el término caucho deriva de una palabra tomada por exploradores franceses en la Amazonia, donde los locales la nombraban como “cautchouc”, que quería decir “árbol que llora”. El uso del látex más conocido de estos pueblos fue en el juego de pelota.
La primera llanta neumática o llena de aire fue patentada en 1845 por el ingeniero escocés Robert W. Thomson. El invento sumaba el confort que no tenían los carros tirados por caballos, aunque no terminaría de prosperar, pues era demasiado costoso desde el punto de vista industrial.
Fue recién en 1888, cuando el veterinario John Dunlop se las ingenió para crear un tubo lleno de aire considerado la primera cámara conocida de la historia, es decir, si bien era casi una reinvención del principio de Thomson, ya el escenario cuatro décadas más tarde era diferente: las bicicletas se habían popularizado y aparecían los “nuevos” autos.
Era una combinación de tela, cuero, goma y aire, que el escocés ingenió para colocar en las ruedas del triciclo de su hijo —John Boyd Dunlop— quien a la edad de nueve años empezó a disfrutar de un andar diferente al de las gomas macizas para ir a la escuela. En 1889, Dunlop abre su primera fábrica en Dublin, Irlanda. En 1892, Continental fabrica en Alemania su primera rueda-neumático para bicicletas, mientras que los hermanos André y Édouard Michelin hacen lo propio en Francia dándole una vuelta más de rosca al inventar el neumático desmontable, paso clave en la evolución, debido a que ya no se tardaría horas en arreglar una goma pinchada.
Por esa época, un tal Welch inventaba el neumático con talón, una técnica que constaba en fijar el neumático a la llanta mediante alambres de acero trenzado. Años más tarde los Michelin vuelven a ser noticia al presentar los primeros neumáticos con cámara de aire en un auto y estrenados en una carrera de París a Burdeos.
Tres años después se fundaba la Goodyear Tire&Rubber Company, de la mano de Frank Seiberling, en homenaje al apellido del descubridor del vulcanizado. La empresa comenzó fabricando neumáticos para bicicletas y para 1916 se convirtió en el productor más grande del mundo. Años antes, junto a Firestone, habían desarrollado neumáticos con talón y lateral recto o semi-recto, perfeccionando el invento de Welch. Esta naciente compañía logra patentar en 1903 los neumáticos sin cámara, aunque no prosperaron inmediatamente, sino que recién lo lograrían casi 50 años más tarde.
Por aquellos tiempos, el mapa mundial de neumáticos tenía a Michelin en Francia, Dunlop en Gran Bretaña y Firestone en Estados Unidos. Para 1905 aparecen los primeros con dibujos (la banda de rodadura) ya que hasta ahí eran lisos. A mediados de la década del 40, Michelin patenta el neumático radial, compuesto por tiras pegadas una encima de otra de forma lineal. Esas combinaciones de gomas y materiales de refuerzo metálicos y textiles daban forma a estructuras más robustas en la zona de rodamiento, con los laterales debidamente flexibles para amortiguar.
Así, la pisada, la tenida y la absorción de los golpes se ubicaban en una escala superior. Desde los ‘50, Bridgestone se encargará de desarrollar nuevos tipos de materiales y tecnologías, por lo que su papel en la industria fue muy importante desde la segunda mitad del siglo XX. Su versión del radial aparece en la segunda mitad de los ‘60.
En 1958, de la mano de Michelin, aparecen los Run-Flat o antipinchazos, los que permiten conservar el aire para seguir circulando durante un determinado tiempo. La marca había hecho ya algunos desarrollos para los años 30 (el neumático autoportante), que fueron utilizados en vehículos militares, aunque se puede decir que recién llegaron al público en 1987, con los Bridgestone RE71 calzados en el Porsche 959.
Hoy una docena de compañías se reparten la industria del neumático a nivel global. Bridgestone, Michelin, Goodyear, Continental y Pirelli, son las mejor rankeadas, aunque el avance de constructores asiáticos (Yokohama, Hankook, Kumo, etc) es notable. Cada año se fabrican en el mundo más de 2,000 millones de neumáticos. También las cifras de desecho dentro la cadena de valor son preocupantes, ya que anualmente quedan en desuso más de 25 millones de toneladas, lo que representa un serio problema ambiental.
Caucho reciclado, componentes de origen biológico, los compuestos que disminuyen las emisiones y mejoran la eficiencia del consumo, son algunos de los paliativos sostenibles para disminuir el impacto, al igual que los de menor resistencia a la rodadura, utilizados mayoritariamente por la industria de los eléctricos. Incluso el recapado se anota como una alternativa (además de económica) para reutilizar el neumático en una segunda y hasta tercera fase de vida.
El desarrollo y perfeccionamiento del “calzado” automotor sigue su camino y hoy en día el progreso está puesto en reforzar la seguridad y la eficiencia, con el menor impacto ambiental posible. Su función es clave, ya que es el único contacto físico entre el auto y el terreno que este transita, de ahí que su estado debe mantenerse en óptimas condiciones.
El desgaste del material hace que los dibujos de las bandas de rodadura vayan perdiendo profundidad y así el agarre. Además, se empiezan a limitar otras funciones como la canalización del agua sobre asfaltos mojados, o bien la tracción en los terrenos con barro. La tecnología aplicada a las ruedas hizo que el control del estado del estado del neumático esté más a mano —incluso con el vehículo en movimiento— a partir de los sensores de pérdida de presión que dan un aviso en el instrumental.
Hoy ya hay en el mercado modelos que calzan neumáticos auto-reparables, que trabajan con un sistema de auto-sellado basado en polímeros, que conforman una sustancia viscosa que adhiere al clavo o cualquier objeto punzante evitando la pérdida de presión. Las marcas que lideraron estos desarrollos fueron Continental (con el Conti Seal) y Pirelli (Seal Inside), siendo este último el que convirtió al renovado Volkswagen T-Cross en el primer modelo del mercado local en montar esta tecnología.
Quien le dio vida a un invento revolucionario, pasó sus últimos días trabajando al borde de la pobreza, sin suerte en los negocios y perdiendo la posibilidad de ingresar al prometedor mundo de la producción.
El hombre que por accidente creó una de las industrias más prolíferas del mundo terminó peleando por más de 30 casos de infracción de sus patentes. Al morir, en 1860, Charles Goodyear tenía una deuda de $200,000.
Nunca llegó a ver a su invención alcanzar la fama con el auge de la industria del automóvil e incluso nunca estuvo asociado con la compañía que, para rendirle homenaje, lleva su apellido.
La editora de Negocios Joanisabel González explica los temas económicos más importantes a nivel local e internacional.
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