En Café del Alba, en el barrio Cialitos de Ciales, cosechan, tuestan y empacan su propio café
En Café del Alba, en el barrio Cialitos de Ciales, cosechan, tuestan y empacan su propio café
10 de octubre de 2022 - 11:40 PM
Durante 34 años, la familia López Pagán se ha esmerado en producir café de alta calidad que crece bajo la sombra de platanales en las montañas del barrio Cialitos en Ciales.
Allí nació Café del Alba, una operación que cosecha, anualmente, cerca de 400 quintales de café en una finca de, aproximadamente, 24 cuerdas. En el lugar se encargan del proceso completo, desde la recolección del grano hasta el empaque, que se envasa y se sella a mano.
La empresa familiar fue fundada en 1988 por el matrimonio compuesto por Bernardo López López e Ivette María Pagán Rivera, quienes hasta ese entonces laboraban en distintas fábricas del pueblo. Una situación de salud los empujó a moverse a la agricultura.
“Mi esposo trabajaba en una fábrica y de ahí sale enfermo, su sistema nervioso estaba afectado por los químicos, y tuvo que dejar el trabajo. Como teníamos tres hijos, entonces, decidió dejarlo porque era el trabajo o su salud. Así que su padre, que era agricultor de café, le propuso unirse y trabajar juntos; secar el café de la finca y comprarles a los agricultores que le dieran la confianza”, contó Pagán Rivera, de 60 años.
“Fue lo que Dios nos puso en el camino, trabajar con el café y, algún propósito tiene que todavía estamos, gracias a Dios, trabajando con café”, relató la madre de cuatro hijos y abuela de 12 nietos.
La operación familiar genera 18 empleos directos, además de los ingresos que producen a otros agricultores mediante el beneficiado o compra del grano.
“Realmente, nos dedicamos más a beneficiar, a comprarle a otros agricultores, porque aquí teníamos cerca de 500 agricultores de café, en este barrio y áreas limítrofes. Pero, actualmente, quedan muy pocos, 50 o 60. Por eso, tuvimos que cultivar el café también para asegurar la producción”, destacó López López, de 63 años.
“Tenemos 18 empleados y hace seis años que creamos un ‘coffee shop’ que genera cinco o seis empleos. Se llama K-feína Coffee Shop, en Manatí. Los hijos trabajan con nosotros y eso es importante, igual que los nietos. Para el tiempo de cosecha, se ingresan cinco o seis empleados más, depende”, agregó.
Asimismo, expuso que la empresa adquirió la torrefacción en 1998.
“Hacemos el proceso completo, lo que es el beneficiado que es comprar la fruta madura, se despulpa, se seca, se pila y entonces, la torrefacción empieza el tostado, molido y empaque. Es café de tipo arábico; lo hacemos todos los días, si es necesario. Se hace a mano. Cuando vienen los nietos, también bajan y se entusiasman”, relató.
“Nosotros hemos producido desde 4,000 quintales hasta 300, depende lo que nos deje la tormenta y lo que la gente produzca, pero ha mermado vertiginosamente. El año pasado, produjimos cerca de 400 quintales. Tenemos tres fases: en la agricultura podemos producir como 100 quintales, beneficiados entre 1,000 a 2,000 quintales, pero eso depende de lo que cojan los agricultores”, aclaró López López.
Igualmente, destacaron que parte del éxito ha sido innovar, pues a principios de milenio se atrevieron a lanzar al mercado un café con diferentes sabores.
“Esto es dirigido, mayormente, a la gente que no toma café. De verdad que funciona, así que comenzamos con canela y vainilla. Luego, le fuimos agregando sabores y ahora tenemos 17 variedades. Hay de amaretto, avellana, almendra, Bailey, brandy, coquito, chocolate, choco avellana, guineo, piña, menta, pistacho, china, jengibre, entre otros”, resaltó Pagán Rivera.
“Nosotros enfatizamos en un café saludable y es lo que queremos, que la gente aprenda a comer cosas más sanas. Nuestro producto se tuesta a fuego indirecto para evitar que el café se contamine con el combustible y recalcamos eso en nuestro peregrinaje con el café. Lo hacemos libre de químicos, para cuidar la salud de los seres humanos”, reveló López López.
No obstante, el reto mayor es mantener el entusiasmo, a pesar de los embates de la naturaleza. El huracán Fiona tumbó la mitad de la cosecha de café en el pico de la temporada.
“Seguimos en pie, trabajando, y vamos a seguir hasta que Dios determine. Aquí nos dedicamos al café entre plátanos, así impartimos la sombra al café, porque decidimos que tenemos comida también”, sostuvo. “En la montaña es más difícil tener más de un cultivo, pero tiene sus ventajas, que es la comida. Eso nos ha dado resultado. Lamentablemente, el huracán Fiona se nos adelantó y tumbó la mitad del café y los plátanos, casi todos se cayeron. Pero eso no nos quita el entusiasmo de seguir bregando”, añadió López López.
La editora de Negocios Joanisabel González explica los temas económicos más importantes a nivel local e internacional.
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