Tras consagrarse como uno de los complejos de entretenimientos más importantes del país, Vivo Beach Club se encamina a una remodelación de $4 millones que promete marcar un antes y después en las instalaciones localizadas en Isla Verde.

El espacio, concebido por los empresarios puertorriqueños Matías y Luis Fernández para evocar lo mejor de los clubes de playa en lugares como Ibiza, contará con nuevos restaurantes, áreas comunes y salones para reuniones o eventos.

Matías detalló que los trabajos irán a tono con la remodelación del Hotel Verdanza, en Isla Verde, que recientemente compraron junto a la desarrolladora local Interlink a un costo de $24 millones, según documentos del Registro de la Propiedad.

De esta forma, los socios del club disfrutarán de descuentos en el hotel y los huéspedes de la hospedería podrán acceder a Vivo libre de costo. Un sistema de transporte conectará a ambas propiedades entre 5 a 10 minutos, aseveró el empresario.

“Nosotros habíamos estado considerando añadir cuartos en Vivo Beach Club de una manera o de otra, porque en cosas como las bodas de destino y algunas convenciones pequeñas no éramos muy competitivos”, reconoció. “Por fin pudimos encontrar el hotel perfecto, que es el Hotel Verdanza, porque es un hotel que no tiene afiliación de marca y nos permite seleccionar o crear una marca cónsona con Vivo”, agregó.

Actualmente, los desarrolladores del hotel están en conversaciones con banderas hoteleras de Marriot, Hilton y Hyatt, con el objetivo de sellar una afiliación.

La remodelación del Verdanza requerirá una inversión de unos $25 millones e incluirá algunos elementos de Vivo, como un “tap room” de la cervecería Ocean Lab Brewery Company, también propiedad de la familia Fernández.

Mientras, el complejo hará cambios en sus espacios comerciales, particularmente en el “tap room” de Ocean Lab, que será trasladado al primer piso de la instalación y tendrá vista a la playa de Isla Verde.

De igual forma, transformarán los 30,000 pies cuadrados para eventos y reuniones que tiene Vivo, con el objetivo de ser más competitivos.

“Nuestra meta es tener el área de reuniones y banquetes más atractiva en Puerto Rico. Los salones van a tener los sistemas audiovisuales de última categoría y la cervecera tendrá su ‘tap room’ remodelado. También, habrá ‘coffee shops’, entre otras amenidades, que quizás tengan los hoteles, pero no se acercarán a la experiencia que tenemos nosotros”, apuntó.

A juicio de Fernández, desde que Vivo abrió sus puertas en 2017 logró capitalizar con éxito en un nicho que estaba falto de opciones de entretenimiento como las que hoy ofrece.

Además de sus amenidades de piscinas, barras y acceso a la playa, el complejo celebra eventos artísticos al aire libre, que pueden reunir a unas 3,000 personas.

“Nos dimos cuenta que estaba habiendo un movimiento de miembros en Dorado Beach, donde estaban saliendo muchos locales y entrando beneficiarios de la Ley 60. También, vimos que Caparra Country Club y Casa Cuba atendían a la juventud y los niños, pero cuando querían otras experiencias, no había un club que las ofreciera y nosotros (Vivo) pudimos entrar ahí”, consideró Fernández.

Actualmente, Vivo cuenta con 1,500 socios, lo que se traduce a unas 7,000 personas. Cada membresía conlleva un pago único inicial de $5,500, así como una cuota mensual de $150 para tener acceso.

“La membresía ha ido creciendo en la medida que Vivo ha ido añadiendo conceptos y amenidades”, señaló Fernández, al indicar, que están operando a capacidad.

Vivo combina el uso de las instalaciones mediante membresía con la llegada de turistas abordo de cruceros en el muelle de San Juan. Los turistas, explicó, compran un tour y disfrutan de un pasadía en el complejo, que incluye un buffet de comida.

Bajo esta fórmula, sostuvo que los cruceristas se han convertido en el principal cliente de Vivo, seguido por los locales.