Líderes boricuas en el centro oeste del estado de Florida advierten, sin embargo, que todavía hace falta que aglutinen fuerzas para que se conviertan en una fuerza a nivel político y social
Líderes boricuas en el centro oeste del estado de Florida advierten, sin embargo, que todavía hace falta que aglutinen fuerzas para que se conviertan en una fuerza a nivel político y social
5 de noviembre de 2023 - 11:40 PM
Washington D. C. – Cuando los candidatos presidenciales van en busca del voto boricua en Florida suelen recorrer la autopista Interestatal 4 del centro del estado, que pasa por las zonas de mayor población puertorriqueña, de Daytona Beach a Tampa, cruzando Orlando.
La fuerza del electorado puertorriqueño está en la zona de Orlando-Kissimmee-Sanford, epicentro de esa diáspora y donde se ha asentado un tercio de los cerca de 1.2 millones de boricuas que viven en Florida, que constituyen alrededor del 5.4% de la población del estado.
Pero, en el área de Tampa, en el centro oeste del estado -aunque la comunidad adolece aún de la organización que se requiere para ganar poder político-, la población puertorriqueña también crece.
“No se nota mucho, pero ha habido un incremento gradual en la población”, indicó Karen Pérez, integrante de la junta escolar del condado de Hillsborough, cuya ciudad principal es Tampa, y la única persona puertorriqueña en un puesto electivo en la zona.
En el condado de Hillsborough -con una población de 1.5 millones de personas y que tiene su base en la ciudad de Tampa (de 400,000 habitantes)-, residen unos 120,000 puertorriqueños, un crecimiento de 36% o cerca de 32,000 personas en comparación con los datos de la Oficina del Censo de 2010.
Los puertorriqueños son ya el grupo hispano más grande del condado, unos 10,000 más que los cubanos, que han tenido un peso significativo en Tampa, de acuerdo a los datos de la Encuesta de la Comunidad del Censo, de 2022.
En el vecino condado de Pinellas, viven otros 27,000 boricuas.
Pero, en la zona metropolitana de Tampa, que incluye a San Petersburg y Clearwater -dos municipalidades de Pinellas-, la población puertorriqueña alcanza los 210,000, poco más de la mitad de los 390,000 boricuas que residen en el área de Orlando, Kissimmee y Sanford. A modo de comparación, para esa misma zona de Tampa, la cantidad de cubanos suma 143,924.
En la ciudad de Tampa, los hispanos representan el 26.2% de la población.
“Tampa tiene una comunidad hispana de muchas décadas. Es un sitio en que se asentaron cubanos y españoles que salieron de Cuba. Ha sido un centro tabaquero importante. A medida que se ha ido expandiendo la comunidad puertorriqueña en el centro de la Florida, se va extendiendo hacia las costas”, sostuvo el profesor Carlos Vargas Ramos, investigador del Centro de Estudios Puertorriqueños del Hunter College y experto en temas del Censo.
Hay, por lo menos, tres vecindarios de la zona -New Tampa, Riverview y Brandon- que tienen una significativa población boricua, según Eliseo Santana, director, en Florida, de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC), quien reside en el vecino condado de Pinellas.
El perfil de la comunidad del condado de Hillsborough compara, en gran medida, con los puertorriqueños de todo Estados Unidos y Florida, incluso en el área académica.
Un 24.2% de los boricuas de ese condado completó su bachillerato o alcanzó un grado académico más alto, un poco por encima del porcentaje de los puertorriqueños a nivel nacional en Estados Unidos (23.7%) y ligeramente por debajo de los de todo el estado (25.8%).
La tasa de desempleo entre los boricuas de Hillsborough es de 6.3%, casi el mismo porcentaje de los puertorriqueños en Estados Unidos (5.9%), pero el doble del porcentaje en el estado (3.1%).
La mediana de ingreso del hogar de los boricuas en Estados Unidos es de $59,268.
En Hillsborough -según los datos de la Encuesta de la Comunidad de la Oficina del Censo federal recopilados por el profesor Vargas Ramos-, la mediana de ingreso ronda los $61,700, un poco más bajo que en todo el estado de Florida ($64,169).
“Un 63% tiene un empleo, lo que es básicamente la misma cifra para los puertorriqueños en Estados Unidos”, indicó Vargas Ramos.
Pérez fue electa a la junta escolar de Hillsborough, a través de todo el condado, en 2018. Revalidó en noviembre de 2022. Es una de siete integrantes de la junta que rige el sistema educativo del condado.
El hecho de que sea la única boricua electa en esa zona contrasta con el hecho de que hay ya cerca de dos docenas de oficiales electos en el área metropolitana de Orlando-Kissimmee.
Pese a que aumenta la población boricua en la zona de Tampa, Pérez considera que los puertorriqueños en el área están demasiado desvinculados del proceso político local. “Muchos de los puertorriqueños están desilusionados con la política en Puerto Rico y vienen con ese pensar aquí”, sostuvo.
Pero, además, advierte que otro sector importante se muda a Florida con poco o ningún dominio del idioma inglés y desconoce cómo funciona el sistema electoral del estado, en el que no solo se suele elegir a los hacedores de política pública educativa, sino también a alguaciles, jueces y otros funcionarios locales que, en la isla, son designados.
“Vienen desde Puerto Rico en busca de mejores recursos, pero no saben navegar el sistema. Saben que tienen derecho a esos recursos, pero no saben cómo manejarlos, y algunos optan por regresar a la isla”, agregó Pérez, quien llegó a Tampa en 1979, de la mano de su madre, en momentos en que iba a completar la escuela secundaria.
Su mamá consideró que, en Florida, pudiera ir a la universidad sin pagar demasiado por la educación superior.
En la zona de Tampa -ahora vive en Nueva Tampa-, ha formado a su familia. “Me sentía en paz criando a mis hijos en esta zona”, indicó Pérez.
En el condado vecino de Pinellas, Santana sostuvo que “habemos muchos, pero no sentimos el sentido de comunidad”.
Wilfred Benítez, quien ha trabajado como voluntario en la organización Mi Familia Vota, reside en el condado de Pinellas, a donde se mudó, en 2010, por razones de trabajo de su esposa, la periodista y comunicadora Arelys Escalera, después de seis años en Kissimmee.
Benítez coincidió en que muchos boricuas “no se han integrado” a la búsqueda de “metas comunes” como grupo.
“Cada cual vive por su cuenta” y no se ve la militancia que ocurre en la zona de Orlando-Kissimmee, la que ayuda a avivar el grupo de funcionarios electos boricuas que ahora hay en esa área, sostuvo Benítez.
Como dice que ocurre con familiares de su esposa, Benítez indicó que hay también un sector importante de boricuas que emigran a Florida después de su jubilación y están en busca de una vida más calmada y centrada en su parentela.
Movilizar hacia las urnas a los puertorriqueños en Estados Unidos siempre ha sido un reto, sobre todo, a los que han llegado recientemente, que están más conectados a la isla.
Por ejemplo, la participación electoral hispana -que en gran medida es boricua- cayó significativamente en las elecciones de 2022 en el centro de Florida, aun cuando se eligió al gobernador, miembros del Congreso y funcionarios locales.
En general, un análisis de la organización de activismo comunitario Alianza for Progress -dedicada a temas de Puerto Rico y otros grupos latinos- calculó en cerca de un 15% la reducción de votantes hispanos en los condados de Osceola y Orange, en comparación con las elecciones de 2018.
En el condado de Osceola -que incluye a Kissimmee-, solo el 31.9% de los electores hispanos salió a votar en 2022. En el condado de Orange, donde está Orlando, el porcentaje fue aún más bajo, 29.1%.
Llevar la estructura organizativa de movilización electoral a la zona de Tampa puede ser, en este momento, más complicado. “Por no ser una población tan grande, no hay los proyectos que se trabajan en Orlando y Kissimmee”, dijo el presidente de Alianza for Progress, el puertorriqueño Marcos Vilar.
Además, Florida central puede haber perdido fuerza dentro de la matemática electoral de las campañas presidenciales.
Por un lado, según Vilar, los republicanos se dedican más a tratar de espantar el voto, con campañas de miedo, convencidos de que su fuerza está en el sur y el norte del estado. Entre sectores demócratas, a su vez, puede crecer la idea de que el estado se convierte en uno republicano y que hay otras vías para el candidato presidencial de su partido ganar la Casa Blanca, aun perdiendo Florida.
“El movimiento filantrópico -que provee recursos a grupos dedicados a la inscripción y movilización electoral- no ha alcanzado el crecimiento que ha tenido la población puertorriqueña”, sostuvo Vilar.
En ese sentido, Santana comentó que tienen en agenda organizar fiestas y actividades en la zona para que los boricuas se conozcan y establezcan redes de comunicación, necesarias para avivar el activismo y la participación electoral.
En 2022, Eunic Ortiz -quien creció en Kissimmee- fue la candidata demócrata al Senado estatal por un distrito de Pinellas. Perdió (43-57) frente al republicano Nick DiCeglie.
Una década antes, en 2012, Evelio Otero, hijo -cuyo padre del mismo nombre fue un destacado presentador de informativos de televisión en Puerto Rico-, obtuvo la candidatura republicana al Congreso por el distrito 14, que incluye gran parte de Tampa. Pero fue derrotado -70 a 30- por la actual congresista demócrata Kathy Castor.
“Los que llegamos aquí somos (en altos números) profesionales o trabajadores con una especialización”, sostuvo Santana. “Si nos registramos y damos el voto para los candidatos a oficinas locales, como la junta escolar, la alcaldía, podemos decidir quién gana y quién pierde”.
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