31 de enero de 2025 - 3:04 PM
Washington - El presidente Donald Trump impondrá aranceles del 25% a las importaciones procedentes de Canadá y México y del 10% a los productos procedentes de China a partir del sábado, anunció la Casa Blanca el viernes, pero no proporcionó información sobre si habrá alguna exención a las medidas que podrían causar aumentos inmediatos de precios para los consumidores estadounidenses.
Trump, un republicano, había estado amenazando con los aranceles para garantizar una mayor cooperación de los países para detener la inmigración no autorizada y el tráfico de productos químicos utilizados para el fentanilo, pero también se ha comprometido a utilizar los aranceles para impulsar la fabricación nacional.
“A partir de mañana, esos aranceles estarán vigentes”, dijo a los periodistas la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt. ”Estas son promesas hechas y promesas cumplidas por el presidente”
El impuesto podría hacer subir el precio de todo, desde la gasolina y las guaguas pickup hasta los aguacates para el dip de guacamole para las fiestas del Super Bowl.
Los aranceles también serán causa de represalias. Doug Ford, el primer ministro —equivalente a gobernador— de Ontario, ya prometió contraatacar y retirará el alcohol estadounidense de los estantes de las tiendas de la provincia canadiense —una amenaza que no es vana: Canadá es el segundo mercado mundial de las bebidas destiladas de Estados Unidos, detrás de la Unión Europea de 27 naciones.
Los aranceles de Trump amenazan con hacer estallar el acuerdo comercial que él mismo negoció con los vecinos de Estados Unidos en su primer mandato. Su tratado entre Estados Unidos, México y Canadá —“el acuerdo comercial más justo, más equilibrado y beneficioso que jamás hayamos firmado”, declaró alguna vez Trump— supuestamente aportaría previsibilidad al comercio en Norteamérica al dar a las empresas la confianza para realizar inversiones.
Pero cuando se trata de Trump —el autoproclamado “hombre arancelario”— y su pasión por imponer impuestos a los productos extranjeros, nada es predecible ni está realmente resuelto.
“Los aranceles a esos niveles y en ese rango destruirían efectivamente el acuerdo que el propio Trump negoció y del que siempre se jacta”, señaló Scott Lincicome, analista comercial del libertario Instituto Cato.
El presidente dice que los gravámenes del 25% están diseñados para presionar a los dos vecinos de Estados Unidos para que hagan más para detener el flujo de inmigrantes indocumentados y de fentanilo hacia Estados Unidos.
Michael Robinet, de S&P Global Mobility, y muchos otros analistas sospechan que la amenaza arancelaria también tiene el propósito de lograr que Canadá y México acepten las demandas de Estados Unidos de realizar cambios en el T-MEC cuando llegue el momento de renovarlo el año próximo.
Trump presionó a México y Canadá para que aceptaran el T-MEC hace cinco años, en parte para reducir el gran déficit comercial de Estados Unidos —la brecha entre lo que ese país vende y lo que compra.
No ha resultado así.
El déficit de Estados Unidos en el comercio de bienes con México se ha ampliado de $106,000 millones en 2019 a $161,000 millones en 2023, el último año completo para el cual hay cifras disponibles. Esto se debe en parte a que México ha reemplazado a China —atrapada en una guerra comercial en curso con Estados Unidos— como fuente de muchas importaciones hacia Estados Unidos: muebles, textiles, zapatos, computadoras portátiles y servidores de computadora, entre otros artículos.
La brecha comercial en bienes con Canadá también se ha disparado: de $31,000 millones en 2019 a $72, 000 millones en 2023. El déficit refleja en gran medida las importaciones estadounidenses de energía canadiense.
“El T-MEC no ha cumplido con los objetivos que Trump estableció para él. Nuestro déficit comercial con Canadá y México es mayor de lo que era, considerablemente”, sostuvo Lori Wallach, directora del programa Rethink Trade (Repensar el Comercio) en el American Economic Liberties Project (Proyecto Estadounidense para las Libertades Económicas), una organización no partidista en contra de los monopolios y la concentración económica de poder, quien desde hace mucho tiempo ha sido crítica de los pactos de libre comercio de Estados Unidos. “Muchos empleos se han deslocalizado a México desde el T-MEC”.
Cuando llegue el momento de negociar la renovación del T-MEC el año próximo, se espera que Estados Unidos presione para que se establezcan normas que incentiven más a las fábricas a producir en Estados Unidos. Y podría buscar medidas enérgicas contra los productos chinos que se envían a través de México a Estados Unidos para evadir los aranceles que Trump y el expresidente Joe Biden impusieron a Beijing.
Estados Unidos hace ahora muchos más negocios —tanto exportaciones como importaciones— con Canadá y México que con China. En 2023, el comercio estadounidense de bienes y servicios con Canadá y México ascendió a más de $1,800 millones, en comparación con los $643,000 millones con China. Debido al T-MEC —y al acuerdo comercial regional que reemplazó en 2020—, la mayoría de los productos cruzan las fronteras de la región libres de aranceles.
Las amenazas de aranceles del 25% causan malestar. Se espera que los aranceles aumentarán de $1,300 millones a $132,000 millones al año para las importaciones de México a Estados Unidos y de $440 millones a $107,000 millones para las de Canadá, según la firma de consultoría e impuestos PwC.
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El periodista de The Associated Press Josh Boak contribuyó a este despacho desde Washington.
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