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El consejo de su padre le abrió las puertas: la historia de Quetcy Lozada, concejal boricua en Filadelfia

Desde niña, su progenitor le recalcó la importancia de aprender español, idioma que hoy utiliza para relacionarse de manera más directa con la comunidad que representa

30 de septiembre de 2023 - 11:40 PM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 1 año.
Quetcy Lozada, concejal municipal de Filadelfia, en su despacho en la alcaldía de Filadelfia. (MIGUEL MARTINEZ)

Filadelfia, Pensilvania.- La nueva concejal municipal del barrio boricua de Filadelfia, Quetcy Lozada, agradece que su padre le recalcara la importancia de dominar el idioma vernáculo de Puerto Rico.

Lozada nació, se crió y vive en el barrio puertorriqueño de Kensington, el que hoy representa. Su padre es natural de Patillas, su madre de San Lorenzo. Ambos llegaron a Filadelfia cuando eran niños. La concejal, que en noviembre aspira a un término de cuatro años, es la segunda de tres hermanas.

“Toda la vida, mis padres querían que estuviéramos orgullosos de nuestra cultura… En mi casa siempre se habló español. Mi papá hablaba en español y nosotras respondíamos en inglés. A los 16 años, mi papá me decía: ‘tú eres puertorriqueña”. Yo le decía, ‘soy americana, nacida y criada aquí. No quiero hablar como tú, porque me da vergüenza’”, narró Lozada, quien fue electa concejal municipal en una elección especial para completar el término de la también boricua María Quiñones, quien aspiró sin éxito a la alcaldía de la ciudad.

Tan pronto comenzó a trabajar en el Consejo de Organizaciones de Habla Hispana de Filadelfia (Concilio), se dio cuenta que dominar el español era clave para vincularse a su comunidad.

“Al llegar al Concilio, todo el mundo hablaba español, y poder compartir la conversación se me hacía bien difícil. Trabajé para un director ejecutivo que me decía, ‘tú vas a hablar español, vas a aprender tu idioma, porque vas a estar dirigiendo los eventos culturales de esta organización’”, recordó Lozada, en una entrevista en su oficina.

En el Concilio, Lozada conoció a Quiñones, quien era entonces la directora de la oficina de Filadelfia de la Administración de Asuntos Federales de Puerto Rico (PRFAA).

Cuando Quiñones se convirtió en la primera puertorriqueña en el Concejo Municipal de Filadelfia –donde estuvo 14 años como representante del distrito 7 que incluye el barrio boricua–, la reclutó como jefa de Gabinete.

Allí estuvo toda una década. De la oficina de Quiñones, Lozada pasó a la oficina del fiscal de distrito de Filadelfia, como directora de Enlace con la Comunidad. Luego estuvo en las organizaciones sin fines de lucro ‘Impact Services’ y Esperanza, una de las más importantes para la diáspora de esta ciudad.

En esos años, completó su bachillerato y maestría.

Una vez Quiñones decidió renunciar al escaño por el distrito 7 para aspirar a la alcaldía, Lozada presentó su candidatura en la elección especial de noviembre de 2022.

“Cuando primero trabajé para María, nunca pensé en ser funcionaria electa. Prefería hacer el trabajo internamente. Pero, trabajando directamente con la comunidad, me permitió ver la necesidad que había y la falta de servicios. Lo digo con mucho respeto a las personas que han servido antes que yo, tanto para María, como para Ángel Ortiz y Juan Ramos (también exconcejales). Cada cual hizo lo que pudo… Cuando María vino al puesto en 2008, el distrito 7 era el que menos servicios recibía. Ella cambió eso”, afirmó Lozada.

Debido a que el término de Quiñones vencía este año, Lozada fue electa en noviembre de 2022 para llenar la vacante durante solo un año. Tuvo que volver a aspirar este año. En mayo pasado venció en las primarias demócratas a Andrés Celin, de origen colombiano.

En noviembre va a la elección general, sin oposición real, aunque piensa que puede haber un candidato de nominación directa.

Para hacer frente a cualquier reto y asegurarse de que el electorado empieza a conocerle mejor, está en campaña los siete días de la semana.

Practicante de la fe católica, Lozada define su tarea como un “reto de obediencia”, con la obligación de ganar “la confianza de mi comunidad”.

En el barrio, las necesidades abundan. La falta de vivienda asequible, de limpieza, seguridad y desarrollo económico son problemas graves que impactan directamente a la comunidad.

Lozada considera que la prioridad debe ser atender la crisis de los opioides, principalmente la adicción al fentanilo, que mantiene entre 700 y 1,000 personas en un estado de salud deplorable.

“Como gobierno hemos permitido que estas personas vivan en adicción y que (la situación) esté fuera de control”, dijo, en referencia a la alta aglomeración de adictos a los opioides, particularmente el fentanilo, en un sector de Kensington.

Hace unos días, Lozada impulsó con éxito en el Concejo Municipal una propuesta dirigida a prohibir en gran medida el establecer centros de consumo de drogas bajo la supervisión de expertos que puedan revertir una sobredosis.

Señaló que antes de “iniciar o considerar un programa de recuperación, tenemos que estabilizarlos hasta un punto en el que podamos prepararlos” para su rehabilitación.

Con respecto a la acumulación de basura, situación particularmente crítica en la zona en que se aglomeran las personas adictas a los opioides, Lozada piensa que “todos tenemos responsabilidad”.

“Mi papá decía ‘nosotros somos responsables por cómo se ve nuestra casa’. Pero, creo que nos ha fallado el alcalde, que es el que tiene la responsabilidad de decirle a sus departamentos cuál es el trabajo y su deber en diferentes comunidades”, agregó.

Lozada, por otro lado, ha insistido en que la muerte en agosto del joven puertorriqueño Eddie Irizarry, a manos de la Policía y sin que el muchacho representara amenaza alguna, “fue un claro abuso de poder”. Más aún, denunció que la Policía mintiera sobre los hechos, al alegar falsamente que Irizarry se bajó de su automóvil empuñando un cuchillo, cuando los vídeos oficiales corroboraron que nunca salió del vehículo. “Tuvieron la oportunidad de decir ‘la información que dimos al principio fue incorrecta’… Y pedir perdón”, dijo.

“Por eso la comunidad responde con mucha frustración”, agregó, al señalar que fomenta el diálogo con la Policía y mejorar el adiestramiento a los agentes, “ya que no podemos vivir sin la presencia de ellos ni ellos pueden hacer su trabajo sin la cooperación de nosotros”.

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