El expropietario de una funeraria de Long Island se declaró culpable el jueves de rociar insecticida contra avispas hacia agentes de la policía y de agredir a dos periodistas, entre ellos un fotógrafo de The Associated Press, durante el asalto de una turba al Capitolio de Estados Unidos hace casi cuatro años.

Se prevé que Peter Moloney, de 60 años, de Bayport, Nueva York, sea sentenciado el 11 de febrero por el juez federal de distrito Carl Nichols. Moloney respondió a las preguntas de rutina del juez cuando se declaró culpable de dos cargos de agresión derivados del asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.

El abogado defensor Edward Heilig dijo que su cliente asume “toda la responsabilidad” por su conducta el 6 de enero.

“Él lamenta profundamente sus acciones de ese día”, indicó Heilig después de la audiencia.

Moloney, copropietario de Moloney Family Funeral Homes, fue arrestado en junio de 2023. Desde entonces, abandonó el negocio familiar y transfirió sus intereses en la empresa a un hermano.

Moloney parece haber llegado al Capitolio “preparado para la violencia”, equipado con gafas protectoras, un casco y una lata de insecticida, según la declaración jurada de un agente del FBI. El video lo muestra rociando el insecticida a los policías, escribió el agente.

En el video también aparece Peter Moloney participando en una agresión contra un fotógrafo de la AP que estaba documentando los disturbios en el Capitolio. Moloney agarró la cámara del fotógrafo de la AP y jaló, lo que provocó que el fotógrafo tropezara por las escaleras hacia abajo, de acuerdo con la declaración jurada. Luego se vio a Moloney “golpeando y empujando” al fotógrafo antes que otros alborotadores también empujaran al fotógrafo por encima de una pared, escribió el agente.

Moloney también se acercó a otro periodista, agarró su cámara y tiró de ella, lo que causó que el periodista cayera escaleras abajo y dañara su equipo fotográfico, según un expediente judicial que acompaña al acuerdo de declaración de culpabilidad de Moloney.

Moloney se declaró culpable de un delito grave de agresión, punible con una pena máxima de prisión de ocho años, por rociar insecticida contra avispas hacia cuatro agentes del Departamento de Policía Metropolitana. Por agredir al periodista cuya cámara resultó dañada, se declaró culpable de un delito menor que conlleva una pena máxima de prisión de un año. También admitió que agredió al fotógrafo de la AP.