Se ha convertido en lo que se conoce como un “pato cojo”, un presidente en sus últimos días de mandato con influencia reducida
Se ha convertido en lo que se conoce como un “pato cojo”, un presidente en sus últimos días de mandato con influencia reducida
21 de noviembre de 2024 - 2:24 PM
Washington — A 60 días de dejar la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, está trabajando a contrarreloj para preservar su legado antes de que el mandatario electo, Donald Trump, asuma el cargo el próximo 20 de enero de 2025.
Dos días después de las elecciones del 5 de noviembre, Biden se dirigió a la nación para prometer una transición pacífica y asegurar que haría “que cada día cuente” en el tiempo que le queda como presidente. Desde entonces, su equipo ha trabajado sin descanso, aprovechando que la atención mediática está centrada en Trump.
El poder de Biden, sin embargo, es limitado. Se ha convertido en lo que en la jerga política estadounidense se conoce como un “pato cojo” (lame duck), un presidente en sus últimos días de mandato con influencia reducida por la proximidad de la llegada de su sucesor.
Estas son las medidas que prepara para sus últimos 60 días:
Biden ha pedido a su equipo que, antes de que Trump llegue a la Casa Blanca, se envíen a Ucrania todos los fondos de asistencia militar aprobados por el Congreso en los últimos meses y aún no entregados, lo que equivale a unos $9,000 millones.
Además, el domingo autorizó a Ucrania a usar los misiles ATACMS, con un alcance de 186 millas, contra objetivos dentro de Rusia, algo que Kiev llevaba meses reclamando y a lo que Washington se había resistido por temor a una escalada en el conflicto.
El objetivo de todas estas medidas es fortalecer la posición de Ucrania ante una eventual negociación con Rusia.
Trump ha prometido que pondrá fin a la guerra en Ucrania en solo 24 horas, aunque no ha proporcionado detalles de cómo planea lograrlo. Kiev teme que su solución pase por aceptar la anexión a Rusia de los territorios ucranianos ocupados, algo que el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, rechaza categóricamente.
Biden ha dicho públicamente que quiere usar el tiempo que le queda para desbloquear las negociaciones entre Hamas e Israel y conseguir un alto al fuego en la Franja de Gaza, así como la liberación de los rehenes israelíes en el enclave.
Para ello, Washington mantiene intensos intercambios diplomáticos con Egipto y Catar, principales mediadores, y justo la semana pasada Biden se reunió en la Casa Blanca con el presidente israelí, Isaac Herzog.
Biden, sin embargo, se enfrenta a la resistencia de un envalentonado primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, quien mantuvo una relación muy cercana con Trump durante el primer mandato de este (2017-2021) y ya ha conversado con él varias veces por teléfono.
Asimismo, Biden quiere consolidar su legado en materia de cambio climático antes de dejar el cargo. “La historia nos está observando”, dijo el presidente esta semana durante la cumbre del G20 en Brasil.
En concreto, según dijo a EFE una fuente cercana a la Casa Blanca, el equipo de Biden está trabajando para finalizar una normativa denominada “crédito fiscal para combustibles limpios”, que daría incentivos fiscales a empresas que fabrican combustibles con bajas emisiones para la aviación y otras formas de transporte.
La Administración de Biden también planea publicar un estudio sobre el impacto medioambiental y económico del gas natural licuado. A principios de este año, el mandatario ordenó pausar la aprobación de nuevas exportaciones de gas natural licuado y ordenó la realización de dicho estudio.
Otra prioridad es finalizar una normativa para cancelar préstamos estudiantiles a personas con dificultades económicas. Esta es una de las pocas iniciativas sobre deuda estudiantil que no han bloqueado los tribunales.
No obstante, el Departamento de Educación tiene un margen limitado para finalizar esa normativa e implementarla, un proceso que normalmente tomaría meses, pero que ahora debería completarse en cuestión de semanas y, además, podría enfrentar desafíos legales.
Por último, la Casa Blanca también está acelerando sus esfuerzos para confirmar el mayor número posible de jueces antes de que el Senado, actualmente controlado por los demócratas, pase a manos republicanas el 3 de enero.
Trump, sin embargo, ha instado a los republicanos a bloquear estos esfuerzos. “No deberían aprobarse jueces durante este período”, escribió en la red social X el 10 de noviembre.
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