A tempranas horas de la tarde, los ciudadanos en los condados de Osceola y Orange, en el estado de Florida, culminaban los preparativos para resguardarse del huracán Helene, que a las 5:00 p.m. alcanzó estatus de ciclón mayor categoría tres, con vientos máximos sostenidos de 125 millas por hora (mph).

Las autoridades en cada región alertaron a la ciudadanía sobre el huracán que se avecina con el propósito de salvar vidas como norte. Un recorrido realizado por El Nuevo Día encontró que las ciudades que podrían ser impactadas directa o indirectamente por el ciclón permanecen en calma, pese a que ya suman 61 los condados bajo incluidos bajo la declaración de emergencia firmada por el gobernador Ron DeSantis.

El recorrido por áreas de Orlando, Kissimmee y Poinciana no reveló alteraciones mayores en las rutinas diarías de ciudadanos y comercios. Las tiendas, restaurantes y centros comerciales permanecían abiertos, y las gasolineras servían a la clientela sin mayores contratiempos. El único indicio de la posibilidad de una emergencia fue que las escuelas no abrieron hoy debido a la cancelación de clases, incluyendo las universidades.

Aparte de las escuelas y universidades cerradas, los ciudadanos experimentaron un día de trabajo normal. No se observó la compra de grandes cantidades de paneles de madera, ni carritos repletos con comestibles, y tampoco personas realizando reparaciones a sus hogares.

Puertorriqueños entrevistados por El Nuevo Día no mostraron grandes preocupaciones ante la llegada de los vientos de tormenta tropical, que son los que se esperan en el área. Incluso, la familia Pagán, de Cabo Rojo, estaba lista para visitar la isla de vacaciones, y contentos porque su vuelo de la aerolínea Frontier no fue cancelado y estaba a tiempo para salir a las 4:00 p.m.

“Somos puertorriqueños, y eso quiere decir que estamos acostumbrados a los huracanes, eso no nos asusta, y por eso no cancelamos nuestras vacaciones en la isla. No va a pasar nada”, dijo, confiado, Antonio Pagán.

Alrededor de las 2:00 p.m., el Aeropuerto Internacional de Orlando (MCO) tenía pocas cancelaciones o demoras publicadas en sus pizarras electrónicas. “Vamos a ver más a medida que se acerque la noche, pero el aeropuerto no va a cerrar, por lo menos no nos han dicho nada sobre eso”, dijo Luis, un empleado del área de información. Igualmente una empleada de boletería de Spirit dijo que más tarde se verían cambios, pero que sus vuelos habían salido todos a tiempo, al menos hasta las 2:00 p.m. cuando conversó con El Nuevo Día.

A las 4:00 de la tarde, el aeropuerto registró 64 cancelaciones entre vuelos de llegada y de salida, pero permanecía abierto.

Para los recién llegados al estado, como María y su hijo Sebastián, la posibilidad de vientos con fuerza de tormenta tropical si eran motivo de preocupación. “Vinimos hace un año y medio desde Chicago, allá las casas son de concreto, y aquí no. Aunque nuestra casa es nueva, ya suena el techo con estos vientos, que en realidad son mínimos”, resaltó la fémina. María añadió que tuvo dificultades para conseguir agua embotellada, pero finalmente la adquirió en una tienda por departamentos en Poinciana, aunque la tienda limitó las compras a dos cajas por persona.

Para el pastor Norberto Fonseca, la ciudadanía permanece en compás de espera pero en tranquilidad, pues las ciudades llevaron a cabo proyectos de mitigación de inundaciones debido a los daños provocados por el huracán Ian el 28 de septiembre de 2022.

Fonseca, quien junto a su esposa, la pastora Wanda Ríos, son propietarios de Advance Community Center, con oficinas en el condado de Orange, Osceola y en Puerto Rico, ya activaron a sus voluntarios para brindar ayuda donde sea necesario.

“Contactamos a la organización Second Harvest y tenemos unas 70,000 libras de alimentos. Con Ian, en vez de entregarlos directamente lo que hicimos fue cocinarlos y suministrar comida caliente a las familias que lo perdieron todo. Ahora estamos listos para hacer lo mismo, y también entregar comida no perecedera para aquellos que la soliciten”, resaltó Fonseca, quien añadió que su organización se enfoca en la comunidad latina en general, pero que mayormente trabajan con adultos mayores puertorriqueños.

El pastor todavía recuerda las impresionantes inundaciones que lo llevaron a él y a su grupo a visitar comunidades afectadas. “Fuimos con el senador Rick Scott, y vimos apartamentos en pérdida total y autos sumergidos en el agua. Esperamos que ahora no suceda lo mismo. Se hicieron arreglos para permitir que el agua fluya bien en esas comunidades, pero si pasa, estamos activados para empezar la ayuda mañana mismo”. Fonseca invitó a toda persona con necesidades de alimentos a llamar o enviar un mensaje de texto al 1-407-686-5166. “No es un cuadro telefónico, le contestaremos nosotros mismos de inmediato”, enfatizó.

Entretanto, las principales atracciones de la ciudad no cerraron, incluyendo los parques temáticos. Universal Studios Florida indicó que trabajarían en su horario regular, pero cancelaron a última hora el Halloween Horror Nights pautado para esta noche. Ayer, miércoles, Disney anunció la cancelación del evento “Mickey’s Not-So-Scary Halloween Party”. Ambos complejos de parques, al igual que SeaWorld, cerraron solo sus parques acuáticos, mientras que Busch Gardens en Tampa permaneció cerrado hoy, al igual que el Aeropuerto Internacional de Tampa. Todos esperan evaluar la situación para reabrir mañana.

Los efectos del huracán Helene, que alcanzó categoría cuatro a las 6:25 p.m. de este jueves con vientos máximos sostenidos de 130 millas por hora, se esperan tengan impacto directo en ciudades como Tallahassee y Panama City. También la Bahía de Tampa y el área del condado Pinellas podrían recibir lluvias y experimentar inundaciones severas, según los pronósticos del Servicio Nacional de Meteorología (SNM), aunque no recibirán impacto directo. En Orlando se esperan vientos de tormenta tropical, según indicó el Centro Nacional de Huracanes (CNH). La ciudad sigue en alerta de tornado hasta las 8:00 p.m.