Los autores de la Constitución lo establecieron como un compromiso para evitar que el Congreso decidiera quién es el ganador
Los autores de la Constitución lo establecieron como un compromiso para evitar que el Congreso decidiera quién es el ganador
6 de noviembre de 2024 - 3:02 PM
Washington — Donald Trump ganó la presidencia en 2016 gracias al Colegio Electoral. Lo mismo ocurrió con George W. Bush en 2000, aunque ninguno de los dos capturó el voto popular.
El Colegio Electoral es el sistema único de Estados Unidos para elegir presidentes. Es diferente al voto popular y tiene un impacto enorme en la forma en que los candidatos compiten y ganan las campañas.
Los republicanos Trump y Bush perdieron el voto popular durante esas campañas presidenciales, pero ganaron el Colegio Electoral para reclamar la Casa Blanca.
Algunos demócratas sostienen que el sistema favorece a los republicanos y que preferirían que Estados Unidos eligiera a los presidentes por una mayoría simple de votos. Pero los fundadores del país establecieron el sistema en la Constitución y se necesitaría una enmienda para cambiarlo.
Un vistazo al Colegio Electoral y cómo funciona:
El Colegio Electoral es un organismo de 538 miembros que elige a un presidente. Los autores de la Constitución lo establecieron para dar más poder a los estados y como un compromiso para evitar que el Congreso decidiera quién es el ganador.
Los votantes colegiados de cada estado votan por el candidato que ganó el voto popular en ese estado. El segundo puesto no obtiene nada, excepto en Nebraska y Maine, donde los votos de los electores colegiados se otorgan según los resultados de los distritos legislativos y a nivel estatal.
Para ganar la presidencia, un candidato debe obtener 270 votos colegiados: una mayoría de los 538 votos posibles. Trump cruzó ese umbral temprano el miércoles con una victoria en Wisconsin.
En el sistema del Colegio Electoral, se da más peso a un solo voto de un estado pequeño que al voto de alguien en un estado grande, lo que conduce a resultados que a veces han estado en desacuerdo con el voto popular.
También afecta la forma en que los candidatos hacen campaña. Debido a que el resultado es casi seguro en estados sólidamente republicanos y fuertemente demócratas, los candidatos tienden a concentrar la mayor parte de sus esfuerzos en un puñado de estados que no tienen una tendencia política definida y que han dividido sus votos en elecciones recientes.
Los votantes colegiados se asignan con base en cuántos representantes tiene un estado en la Cámara de Representantes, más sus dos senadores. El Distrito de Columbia obtiene tres, a pesar de que la sede del Congreso no tiene voto en el Parlamento.
California tiene la mayor cantidad de votos colegiados con 54, seguido por Texas con 40 y Florida con 30. Pensilvania con 19 votos colegiados es el premio más grande de los campos de batalla presidenciales, seguido por Georgia y Carolina del Norte con 16 cada uno.
Varía según el estado, pero con frecuencia los votantes colegiados son elegidos por los partidos estatales. Los miembros del Congreso no pueden actuar como electores.
Después de que los funcionarios electorales estatales certifican sus elecciones, los votantes colegiados se reúnen en sus respectivos estados —nunca como un solo cuerpo— para certificar la elección. Este año, eso sucederá el 17 de diciembre.
Si los dos candidatos tienen un número empatado de votos, la elección se lleva a la Cámara de Representantes, donde la delegación del Congreso de cada estado obtiene un voto. Eso ha sucedido solo dos veces, en 1801 y 1825.
Una vez que los votantes colegiados de un estado han certificado el voto, envían un certificado al Congreso. El Congreso después cuenta formalmente el voto y lo certifica en una sesión especial el 6 de enero. El o la vicepresidente preside cuando se abren y verifican los sobres de cada estado.
Los legisladores pueden objetar los resultados de un estado durante la certificación del Congreso, como lo hicieron varios republicanos tras las elecciones de 2020. El 6 de enero de 2021 la Cámara de Representantes y el Senado votaron para rechazar las objeciones del Partido Republicano a los resultados de Arizona y Pensilvania.
Después de que Trump intentara revertir su derrota frente al demócrata Joe Biden, y que sus partidarios irrumpieran en el Capitolio el 6 de enero, el Congreso actualizó la Ley de Recuento Electoral del siglo XIX para dificultar las objeciones y establecer más claramente el papel ceremonial del o la vicepresidente, entre otros cambios. Trump había presionado a Mike Pence, su vicepresidente, para que intentara objetar los resultados, algo que un vicepresidente no tiene facultad legal para hacer.
Una vez que el Congreso certifique la votación, el nuevo presidente o el que retoma su mandato tomará posesión el 20 de enero en las escaleras del Capitolio.
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