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Recordatorios del asalto al Capitolio federal se desvanecen mientras Donald Trump retoma el poder

El 6 de enero de 2021 ha quedado marcado en la historia de Estados Unidos debido a esta insurrección

4 de enero de 2025 - 4:31 PM

El asalto al Capitolio de Estados Unidos en Washington el 6 de enero del 2021. (John Minchillo)

Washington - En el Capitolio, los recordatorios de la violencia son cada vez más difíciles de encontrar.

Las cicatrices en las paredes han sido reparadas. Las ventanas y puertas que los alborotadores rompieron han sido reemplazadas. Y no hay placa, exhibición o remembranza de ningún tipo.

Los legisladores rara vez mencionan el ataque, y muchos republicanos intentan restarle importancia al repetir las afirmaciones del presidente electo, Donald Trump, de que los reportes de la rebelión de ese día son exagerados y que los alborotadores son víctimas.

En cierto modo, es como si la insurrección del 6 de enero de 2021, que sacudió los cimientos de la democracia estadounidense, nunca hubiera sucedido.

“Ha sido borrada”, dijo el senador Peter Welch, demócrata de Vermont. “Los ganadores escriben la historia y Trump ganó. Y su versión es que fue una reunión pacífica. Obviamente, es completamente falsa”.

Si Trump indulta a los alborotadores, como ha dicho que hará después de asumir el cargo el 20 de enero, eso sería “concluir su versión de lo que sucedió con un signo de exclamación”, agregó Welch.

Algunos de los 1,250 insurrectos condenados por delitos después del 6 de enero pedían la muerte de Nancy Pelosi, demócrata por California y entonces presidenta de la Cámara de Representantes, y de Mike Pence, quien era el vicepresidente de Trump, cuando la multitud superó violentamente a la policía y forzó su entrada en el edificio. Algunos portaban armas, bridas, irritantes químicos y banderas confederadas mientras saqueaban el Capitolio y cazaban a los legisladores. Buscaban impedir la certificación de la victoria del demócrata Joe Biden sobre Trump, y repetían las falsas afirmaciones del republicano de que las elecciones le fueron robadas.

Pero la interrupción fue solo temporal. El Congreso reanudó su trabajo esa noche y completó su función constitucional.

Lisa Murkowski, senadora de Alaska que formo parte de los siete senadores republicanos que votaron a favor de someter a Trump a juicio político después del 6 de enero, dijo que “fue un momento muy, muy oscuro”. Algunos legisladores, añadió, “realmente quieren dejar eso atrás”.

No obstante, hay diferentes razones para ello.

El exsenador republicano Mike Braun, un aliado frecuente de Trump que dejó el Congreso este año y fue elegido gobernador de Indiana, expuso que muchos miembros del partido piensan que el Departamento de Justicia “fue utilizado como arma de manera desproporcionada contra” algunos alborotadores. Agregó que muchos legisladores que estaban en el Capitolio el 6 de enero quieren poner la mayor distancia posible entre ese momento y ahora.

“Creo que todos lo recordamos”, dijo Braun. Sin embargo, agregó: “Si comienzas a poner placas, parece que enfatizas aún más la división sobre el tema. Y tal vez el mejor remedio sea simplemente seguir adelante”.

La placa que nunca se colocó

El Congreso aprobó una ley en marzo de 2022 para exigir “una placa honorífica que mencione los nombres de todos los agentes de la Policía del Capitolio de Estados Unidos, el Departamento de Policía Metropolitana del Distrito de Columbia y otras agencias policiales federales, estatales y locales y entidades de protección que respondieron a la violencia que ocurrió en el Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021″.

El arquitecto del Capitolio recibió la orden de obtener la placa en el plazo de un año y colocarla de manera permanente en el frente occidental del edificio, donde ocurrieron los enfrentamientos más violentos.

Pero casi tres años después, no hay ninguna placa. No se sabe por qué ni quién es responsable de ello. Una portavoz del arquitecto del Capitolio remitió las preguntas al funcionario encargado de mantener el orden en la Cámara de Representantes, quien no respondió a las solicitudes de información.

Chuck Schumer, senador de Nueva York y líder demócrata del Senado, y Mitch McConnell, senador de Kentucky y entonces líder republicano del Senado, aprobaron la placa, según un asistente de los líderes del Senado que está familiarizado con el proceso, pero no está autorizado para hablar públicamente del asunto, por lo que declaró bajo condición de anonimato. El líder demócrata de la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, también ha mostrado su apoyo. Un portavoz del presidente de la cámara baja, Mike Johnson, no respondió a las solicitudes de comentarios.

La representante Zoe Lofgren, quien encabezó el Comité de Administración de la Cámara de Representantes cuando se promulgó la ley, le escribió a Johnson en mayo para preguntarle por qué no se había instalado la placa. “Si hay una razón para la demora, quedo en espera de cualquier información que pueda compartir al respecto y lo que se está haciendo para solucionarla”, añadió Lofgren.

Nunca recibió respuesta.

“No se trata solo de la placa, aunque sí significa algo para los agentes que estaban allí. Pero el hecho de que nadie se preocupe por ellos lo suficiente como para cumplir con la ley y reconocer el sacrificio que hicieron por nosotros y por nuestro país”, dijo Lofgren. “A ese servicio a su país se le ha faltado al respeto”.

Joe Morelle, quien es ahora el demócrata de mayor rango de la Comisión de Administración de la Cámara de Representantes, dijo que negarse a exhibir la placa es parte de un esfuerzo por “negar que el 6 de enero ocurrió y el daño que causó a la fuerza policial del Capitolio de Estados Unidos”.

Los agentes que estaban allí

El agente de la policía metropolitana Daniel Hodges, quien luchó contra los alborotadores y fue videograbado gritando cuando lo aplastaban en una puerta que conducía al escenario del cambio de gobierno, manifestó que es “increíblemente ofensivo” que la placa no se haya colocado.

“Es algo increíblemente simple, pero puede significar mucho para tantas personas que lucharon ese día para defender la democracia, defender al Congreso, al vicepresidente y a los empleados”, refirió. Añadió que el 6 de enero se ha convertido en un tema político. “No debería serlo”, opinó.

Hodges agregó que espera trabajar el día de la toma de posesión presidencial, al igual que los miles de policías que protegerán al presidente y a la ciudad el 20 de enero.

Aquilino Gonell, exsargento de la policía del Capitolio que se jubiló debido a las heridas que sufrió al luchar contra los alborotadores cerca del túnel del frente oeste, dijo que perdió “mi carrera, mi salud” e incluso a algunos amigos y familiares como consecuencia del ataque. Él y Hodges han sido de los pocos agentes policiales que han hablado públicamente sobre su experiencia.

“En retrospectiva, es como si todo hubiera sido en vano”, puntualizó Gonell. “Es una traición”.

Expuso que desearía que la placa estuviera colocada en el frente oeste para que Trump pudiera verla antes de subir al escenario de la ceremonia de investidura en unas pocas semanas.

Trump “podría leer los nombres de los agentes justo antes de salir”, dijo Gonell. “Para que supiera que sus acciones tuvieron consecuencias”.

El cambio de narrativa republicana

En los días posteriores al asedio al Capitolio, la condena republicana fue casi universal.

“No cuenten conmigo”, dijo la noche del 6 de enero Lindsey Graham, senador republicano de Carolina del Sur y uno de los principales aliados de Trump. El entonces líder republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, declaró una semana después que Trump “es responsable” del ataque.

Pero McCarthy pronto enmendó las cosas y viajó pocas semanas después a Florida para reunirse con Trump. Fue una decisión fatídica que dio inicio al lento regreso de Trump al poder. Cuando Trump volvió al Capitolio el año pasado durante su campaña, los legisladores republicanos no solo se reunieron con él, sino que también lo ovacionaron de pie.

En ese tiempo, las actitudes republicanas hacia el ataque del 6 de enero han cambiado. Los legisladores republicanos han condenado el trabajo de la comisión liderada por los demócratas que investigó el motín y han cuestionado ferozmente sus hallazgos. Algunos republicanos han repetido las palabras de Trump de que los alborotadores encarcelados son “rehenes” que podrían ser dignos de indultos.

No obstante, el asunto podría resultar complicado para Trump, quien ha prometido indultos desde el “día 1″. No se sabe a cuántas personas pretende indultar o si incluirá a los delincuentes más violentos.

“Si atacaron físicamente a policías, no creo que merezcan ser indultados”, dijo el senador republicano Markwayne Mullin, uno de los aliados más cercanos de Trump, en una entrevista con CNN. “Creo que deben cumplir su condena”.

“Confianza en la historia”

La senadora demócrata Catherine Cortez Masto dijo que el ataque dejó un legado, aun sin una placa colgada en una pared, como un aumento de la seguridad en el proceso de certificación de este año y la invitación de Biden a Trump para que acudiera a la Oficina Oval después de las elecciones —un regreso a la transición pacífica del poder.

“¿No crees que la gente pensó en su fuero interno que eso fue diferente al 6 de enero?”, destacó. “Así que sí se materializa; es importante”.

El Congreso ha actualizado la Ley de Recuento Electoral, la misteriosa ley que rige la certificación de una elección presidencial, para dificultar que los miembros del Congreso objeten los resultados.

Sin embargo, con Trump nuevamente en el poder, y con muchos republicanos que respaldan su versión de los hechos, los demócratas revelaron que les preocupa que una falsa narrativa de los hechos del 6 de enero cobre aún más fuerza.

“Si no quieres recordar la historia, entonces las posibilidades de que se repita son mucho mayores”, dijo el representante demócrata Jim McGovern. “Debería haber un momento de silencio o alguna conmemoración. Ciertamente, debería haber una placa”.

En los días posteriores a la insurrección, el representante demócrata Jim Himes opinó que, en su opinión, se debía preservar una ventana rota como recordatorio. Pero las ventanas se reemplazaron, se reforzaron y se limpiaron. Quedan pocas evidencias del daño generalizado, cuantificado en millones de dólares, que los alborotadores infligieron al edificio.

Es “doloroso” ver los intentos de reescribir lo que sucedió, refirió Himes, pero no cree que el 6 de enero de 2021 será olvidado.

“Tengo confianza en la historia”, dijo Himes.

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