A través de este centro cultural y educativo en Nueva York, el puertorriqueño Fernando “Ponce” Laspina busca dar a los jóvenes las oportunidades que no tuvo de muchacho
A través de este centro cultural y educativo en Nueva York, el puertorriqueño Fernando “Ponce” Laspina busca dar a los jóvenes las oportunidades que no tuvo de muchacho
16 de junio de 2023 - 11:40 PM
Nueva York – En una tarde reciente, el gimnasio El Maestro estaba lleno de jóvenes boxeadores. Los sonidos de los puños golpeando los sacos de boxeo resonaban en el local, en el sur del Bronx. El fundador del centro, Fernando “Ponce” Laspina, estaba sentado en una silla cerca de la entrada observando a los atletas.
A través de El Maestro, Laspina busca ofrecer a los niños de su comunidad las oportunidades que él no tuvo en su juventud.
“Si nadie los ayuda, ¿dónde van a terminar?”, preguntó Laspina mientras preparaba café.
El Centro Cultural y Educativo El Maestro nació, en 2003, de una promesa que hizo en honor a su madre mientras estuvo encarcelado. “Me hice la promesa en la cárcel: ‘Yo voy a regresar a la comunidad y voy a hacer algo para ella’”, recordó Laspina, quien describió a su mamá como su heroína.
El líder comunitario, uno de 18 hermanos nacidos en Ponce, emigró, en 1970, a Nueva York, donde enfrentó el prejuicio racial, el acoso escolar y la violencia de las gangas en las calles del Bronx, según narró en su libro “Mis memorias, mis raíces”. Se unió a la pandilla Savage Skulls (Calaveras Salvajes, en español) para defenderse.
“Ella no me quería en pandillas, por supuesto”, relató Laspina, refiriéndose a su mamá.
En 1973, fue arrestado por extorsión. “Comerciantes en el sur del Bronx han sido aterrorizados por pandillas callejeras para que paguen dinero de ‘protección’ para evitar palizas, incendios y robos”, leía la primera oración de la nota publicada por el periódico The New York Times detallando el arresto.
“Cuando pasa lo de la cárcel, ella no lo creía”, narró el hombre de 68 años. “Ella fue a corte una vez... Cuando vi a mi mamá llorando... era lo menos que yo quería hacer”.
Después de haber cumplido un año en la prisión Rikers Island, Laspina salió bajo fianza, pero, en 1975, ingresó nuevamente a la cárcel y fue trasladado a la prisión estatal de máxima seguridad Elmira Correctional Facility, a unas cuatro horas y media de la ciudad de Nueva York.
Al ser excarcelado en 1976, se involucró con esfuerzos comunitarios –como la lucha para evitar el cierre de Hostos Community College, institución donde impartió cursos– y obtuvo un bachillerato y una maestría. Eventualmente, fundó El Maestro.
“Aunque necesitamos fondos, vemos que ese trabajo tenemos que hacerlo, de darle a la comunidad”, afirmó Laspina, quien dijo que muchos de los jóvenes que entrenan en el gimnasio lo llaman tío. “En aquellos tiempos, yo no tenía esas oportunidades. Si tengo esas oportunidades a mis manos, pues, yo quiero ponerlas al servicio de ellos”.
El nombre del centro lleva el apodo del líder nacionalista Pedro Albizu Campos, cuya imagen forma parte de un mural en el gimnasio que también incluye símbolos y figuras puertorriqueñas como Roberto Clemente, Ramón Emeterio Betances, un vejigante, un cemí y la monoestrellada en el fondo.
En las paredes del gimnasio, hay placas y fotos de campeones del boxeo. Una hilera de banderas de países latinoamericanos, como Puerto Rico, Cuba, México y Chile, cuelga sobre el cuadrilátero, donde entrenaban dos atletas.
José “Cotto” Talavera, de 71 años, ha trabajado con Laspina en El Maestro desde el principio y ha entrenado a cientos de niños a lo largo de los años. Para él, la importancia del gimnasio es que le provee a los jóvenes de la comunidad un espacio sano para practicar un deporte.
“El trabajo mayormente es bregar con la juventud, tratar de tener los niños aquí cuando salen de la escuela, en vez de estar en la calle”, dijo Talavera, quien ha estado más de lleno en el centro tras su retiro hace cinco años y trabaja en el gimnasio de lunes a viernes. “Los aconsejamos a los muchachitos... Siempre nos enfocamos de que la escuela es primero que el boxeo”.
Pero El Maestro es más que un gimnasio, pues también cuenta con un componente cultural. Además del boxeo, la organización ofrece programas para prevenir el acoso escolar y programas culturales de música folclórica y poesía.
En las pasadas dos décadas, los incrementos en la renta, entre otros factores, han obligado a El Maestro a cambiar de lugar tres veces antes de llegar al local que ha ocupado los últimos 12 años en el 1300 Southern Boulevard. La renta en uno de los anteriores, por ejemplo, alcanzó los $5,000.
La experiencia con el arrendador del espacio actual ha sido la mejor, dijo Laspina, pero la venta del edificio podría obligar a la organización a mudarse nuevamente.
“Ya llevamos 20 años moviéndonos de lugar en lugar”, lamentó Laspina. “Comprar este espacio sería lo ideal”.
Laspina busca recaudar entre $80,000 a $90,000 con el fin de comprar el edificio y evitar el desplazamiento. Si logra la adquisición, también podría expandir los programas que ofrece El Maestro y dedicarles espacios separados, en vez de llevarlos todos a cabo en el gimnasio de boxeo.
La organización ha recaudado, hasta ahora, más de $43,000.
Laspina confía que, con el apoyo de la comunidad, podrá alcanzar la meta para comprar el edificio y seguir cumpliendo su promesa.
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