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Toñita preserva la identidad puertorriqueña con un legendario negocio en Brooklyn

El Caribbean Social Club, un legendario negocio también conocido como Toñita’s, se ha convertido en epicentro para la comunidad latina en Nueva York

13 de junio de 2023 - 11:40 PM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 2 años.
Toñita, natural de Juncos, emigró a Nueva York en 1956 y abrió las puertas del club en 1973, en el sur de Williamsburg, entonces un enclave puertorriqueño conocido como Los Sures. (Christopher Gregory)

Nueva York - La noche del Día de las Madres, la salsa y el reggaetón retumbaban dentro del Caribbean Social Club, un negocio legendario en Brooklyn. El local estaba tan abarrotado que algunos clientes se paraban encima de unas sillas para lograr ver la banda que montaba el rumbón. Allí, todos estaban reunidos para celebrar una ocasión especial: el cumpleaños de la propietaria, María Antonia Cay, mejor conocida como Toñita.

Que la fiesta para Toñita –quien dijo que ya no cuenta los años que cumple– haya caído en el día para honrar a las madres resulta apropiado. Para muchas personas que visitan el club, Toñita representa una figura maternal, e incluso, le piden la bendición al entrar.

“Me sentía como en familia, como si hubiera estado con los sobrinos, los nietos, los amigos”, expresó Toñita el día después de la celebración, sentada en la barra luego de haber terminado de limpiar lo que quedó de la fiesta.

Toñita, natural de Juncos, emigró a Nueva York en 1956 y abrió las puertas del club en 1973, en el sur de Williamsburg, entonces un enclave puertorriqueño conocido como Los Sures. El establecimiento inicialmente era un club de béisbol –un lugar de reunión para los jugadores y sus familias–, y existían varios negocios parecidos en el área.

Los clubes sociales eran espacios donde los puertorriqueños podían socializar con otros boricuas y crear comunidad en Nueva York. Pero, luego del incendio ocurrido en el club Happy Land en 1990 en el Bronx, la ciudad envió inspectores a los negocios para asegurar que cumplieran con requisitos de seguridad y cerraron muchos de los establecimientos. Eventualmente, en Los Sures, solo quedó Caribbean Social Club, también conocido como Toñita’s.

El club se ha convertido en un epicentro para la comunidad latina en Nueva York y recibe visitantes de distintas partes del mundo, incluyendo famosos como Bad Bunny, Maluma y Madonna. Es considerado uno de los últimos clubes sociales puertorriqueños en toda la ciudad de Nueva York.

“Aquí, me entretengo, conozco gente”, expresó Toñita, reconocible por los llamativos anillos dorados que decoran sus manos. “Los que vienen son bien amables y me han cogido cariño, y yo también les he cogido cariño a ellos. Y la pasamos bien”.

Sin embargo, Toñita enfrenta “multas constantes” y “una creciente presión y vigilancia” que amenazan la existencia del club, según una publicación en la cuenta de Instagram del negocio. El 1 de junio, un grupo de manifestantes puertorriqueños y de otros países protestó en apoyo a Toñita frente a un tribunal en Manhattan, donde la propietaria compareció a una vista relacionada con infracciones impuestas.

Inspectores aún visitan el local, según Toñita, quien lamentó que ha tenido problemas con agencias municipales que alegan que ella no ha registrado trabajadores. “Pero aquí no hay empleados”, sostuvo.

“Aquí la gente ayuda”, añadió, mientras hojeaba unos documentos. “Todo el mundo ayuda; todo el mundo aporta”.

Como en la casa de un familiar

Dentro del Caribbean Social Club, fotos de Toñita, amistades y equipos de pelota forran las paredes. La cabeza de un venado con un sombrero de mariachi mira sobre la multitud y una bola de disco cuelga del techo. Unos trofeos dorados de béisbol brillan sobre un estante y, en una esquina, hay una placa otorgada por el Consejo Municipal de Nueva York agradeciendo a Toñita por su servicio a la comunidad. Las banderas de Puerto Rico no faltan en el lugar, donde también hay una mesa para jugar dominó.

Las banderas de Puerto Rico no faltan en el lugar, donde también hay una mesa para jugar dominó.
Las banderas de Puerto Rico no faltan en el lugar, donde también hay una mesa para jugar dominó. (Christhoper Gregory)

En las noches de los fines de semana, el club se convierte en una pista de baile. Los clientes seleccionan canciones en una vellonera moderna y se mueven alrededor de una mesa de billar que ocupa gran parte del espacio. El calor de los cuerpos, a veces, puede ser sofocante.

Los clientes, típicamente, pueden encontrar a Toñita tras un mostrador vendiendo cervezas a $3.

Toñita, sin embargo, nunca cobra por la comida –que ella misma cocina diariamente en su hogar, ubicado en el mismo edificio donde se encuentra el club, en la calle Grand–. El menú varía. Un lunes de mayo, por ejemplo, había arroz con huevo revuelto y pasteles en unas ollas sobre una mesa, disponibles para que se sirva quien quiera comer.

“Hemos seguido la tradición de la comida”, dijo Toñita, al explicar que los alimentos han sido gratis desde los inicios del negocio como un club de béisbol.

Los domingos, llegan a comer personas sin hogar, comentó Toñita.

“No pasa un día sin que ella se preocupe por las personas que tienen hambre”, dijo Héctor Luis Torres, quien funge como gerente del negocio.

Para Torres, de 60 años, Toñita es el corazón del club y quien, a lo largo de los años, ha logrado crear un sentido de comunidad y familia entre las personas que frecuentan el negocio.

“Es como venir a la casa de un familiar que te gusta mucho”, dijo Torres, quien vestía una camisa negra con la bandera de Puerto Rico y la palabra “wepa”. “La mayoría de las personas vienen y piden la bendición. Es un paso a estar más cerca de casa”.

Torres describió visitar el Caribbean Social Club como viajar al pasado y dijo que, a muchos de los clientes, les recuerda a sus países natales –particularmente, por su- puesto, a los puertorriqueños–. Esa, dijo Torres, es la magia de Toñita’s. “Ella está manteniendo eso vivo”, afirmó en inglés.

Personas de distintas generaciones van al club, y algunos clientes regulares han frecuentado el negocio por décadas. Muchos hablan con Toñita y piden tomarse una foto con ella, evidencia de que conocieron a quien algunos llaman la matrona de Los Sures.

“Esto es un sitio donde vienen a olvidar las penas, a divertirse, a sentirse como que están en su propio hogar con su familia”, expresó Toñita. “Por esa puerta, todo el mundo se siente contento”.

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Logo de Somos Puerto Rico Nueva York. (El Nuevo Día)
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