En una carta dirigida al presidente de la Junta de Directores del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP), el director ejecutivo de la agencia, Carlos Ruiz Cortés, anunció este viernes su renuncia al cargo.

“Por el amor y respeto que le tengo a la institución que he tenido el privilegio de dirigir por los pasados 8 años, sirva la presente para notificarle mi renuncia como director ejecutivo del Instituto de Cultura Puertorriqueña efectivo al 3 de marzo de 2025″, lee la misiva enviada al arquitecto Carlos Rubio Cancela.

Según el documento, Ruiz Cortés tomó esta decisión luego de un periodo de reflexión que lo llevó a poner por delante el bienestar del ICP.

“El Instituto de Cultura Puertorriqueña es mucho más que mi persona y en la víspera de sus 70 años, mi mayor anhelo es que reconozcamos su valor histórico y actual. Es imprescindible fortalecer su operación con los recursos necesarios para cumplir con el importante mandato legal de preservar y promover la cultura puertorriqueña en beneficio de todas y todos”, reza el documento.

A pesar de su renuncia, el saliente ejecutivo reafirmó su compromiso con la agencia y con el trabajo cultural en general.

“Agradezco a los miembros de la Junta y a los Gobernantes con los que he trabajado, incluyendo la actual gobernadora Jenniffer González, por la confianza depositada en mí y el equipo de trabajo”, finaliza la carta.

En reacción a la dimisión, el presidente del Senado, Thomas Rivera Schatz, publicó un corto mensaje en la red social de Facebook. “Hay ‘amores’ y ‘distracciones’ que ‘matan’. ¡Ya comenzó el rescate del Instituto de Cultura Puertorriqueña!“, publicó.

Proyecto para desmantelar el ICP

Cabe recordar que la renuncia de Ruiz Cortés se da en el contexto de la presentación del Proyecto del Senado 273, que desmantelaría la institución y le otorgaría varias de sus facultades al Departamento de Desarrollo y Comercio.

La reacción a este proyecto, presentado Rivera Schatz, fue de gran preocupación por parte del sector cultural del país, así como del saliente director, quien expresó su rechazo al proyecto, calificándolo de “absurdo”.

“La mera posibilidad de transferir (las) funciones (del ICP) a otra entidad, enfocada únicamente al desarrollo económico, pone en riesgo la preservación de nuestra rica historia y herencia cultural”, sostuvo en ese momento.

Ante esta respuesta, el presidente del Senado fue en alzada contra Ruiz Cortés, solicitando la entrega de información relacionada con los gastos de la agencia. Se requirió, entre ello, la entrega de un informe de los viajes realizados por Ruiz Cortés en los últimos cinco años, incluido el propósito de cada uno; los gastos incurridos y el personal que acompañó al director ejecutivo; y copia de los contratos o cualquier tipo de acuerdo con instituciones para el uso, préstamo o custodia de piezas, obras y artefactos.

Luego de la entrega de la información, el presidente del Senado indicó que había problemas con los documentos entregados, sugiriendo que había contenido falso, y pidió su rectificación.

“Someter información falsa a la Asamblea Legislativa es delito, así que, si él cree que debe corregir alguna información de la que me dio, le sugiero que se apresure, porque yo sé lo que está pasando allí y, si de los datos que él sometió hay datos falsos, podría tener problemas”, señaló Rivera Schatz.

El informe entregado por el ICP contiene 440 páginas. El presidente del Senado reconoció no haber leído su contenido a totalidad, al menos a la fecha del 26 de febrero. Indicó, sin embargo, que contaba con información adicional con la que podía demostrar quién era el “enemigo número uno de la cultura en Puerto Rico”, insinuando, aparentemente, que se trataba del propio Ruiz Cortés.

Durante su tiempo como director, la gestión de Ruiz Cortés fue tanto celebrada como criticada. Bajo su mandato, el Instituto asumió un rol más activo en la programación de eventos culturales de todo tipo.

Por otro lado, el manejo de varias de las propiedades históricas bajo la custodia del ICP fue un constante punto de contención. Varios edificios, que representan un patrimonio edificado de valor incalculable, permanecen aún hoy en condiciones terribles, incluyendo espacios como el Fortín del Conde de Mirasol en Vieques y el Fortín de San Jerónimo en San Juan, entre otros.

Asimismo, su administración enfrentó retos, como la explosión del transformador que suplía energía eléctrica al Archivo General de Puerto Rico, lo que levantó alarmas por los posibles efectos que la falta de condiciones adecuadas podría tener sobre miles de documentos históricos. La crisis fue solucionada con prontitud y El Nuevo Día fue testigo de los esfuerzos y precauciones tomadas para resolver el problema.

Esa reacción no fue posible en todos los casos, algunos dificultados por procesos burocráticos con agencias de seguro o Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés).

Aun así, la gestión de Ruiz Cortés marcó un periodo importante dentro de la agencia, y al gozar de una longevidad inusual en el cargo, se logró la continuidad y evolución de varias iniciativas y proyectos.