Aunque la cantidad se había reducido paulatinamente, más del 20% de los abonados de la red eléctrica permanecía a oscuras al cierre de esta edición el jueves, como parte de las secuelas de la tormenta tropical Ernesto, sin que LUMA Energy ofreciera todavía un estimado del tiempo que tomaría la restauración para el universo de los clientes.

Hasta horas de la tarde, LUMA no había completado las evaluaciones iniciales de daños, lo que se espera permita también calcular el costo que tendrán los trabajos de reparación, si bien el presidente del consorcio, Juan Saca, fue enfático en que no se habían identificado daños “catastróficos” en ninguna parte de la red.

“Durante el día (jueves), se han sobrevolado 542 millas y se han encontrado 400 averías. De esas, se han reparado 150, y el resto están en proceso de ser reparadas porque requieren un esfuerzo adicional. La razón principal (de las interrupciones de servicio) es que los árboles han caído sobre las líneas, y ha sido un tema, principalmente, de vegetación. En las líneas de transmisión, (los problemas) han sido equipos como aisladores que se han caído por el tema del clima. Desde el punto de vista de nosotros pronosticar, todavía estamos en proceso de entender dónde hay más daños”, afirmó Saca, en una comparecencia pública junto al gobernador Pedro Pierluisi, en Ceiba.

En la rueda de prensa, Saca aseguró que, ni antes ni durante el cercano paso del ciclón, LUMA tomó acciones para desenergizar las líneas eléctricas, sino que las interrupciones fueron producto de las averías asociadas al evento atmosférico.

Pese a la aparente ausencia de daños mayores en la red, a las 4:30 p.m., sobre 349,000 clientes se encontraban sin luz, representando poco menos del 24% de los hogares o negocios conectados. El miércoles, según datos de LUMA, las interrupciones alcanzaron un pico de 735,000 abonados, o más del 50%.

Los datos del jueves mostraban una disparidad regional: mientras que las zonas de San Juan y Bayamón exhibían tasas de interrupciones menores al 5%, en Carolina ascendía a casi el 50% y en Mayagüez –la más alejada del ojo de Ernesto– se ubicaba en 34%, similar a la de Caguas (35%).

En una actualización a las 10:15 p.m., el portal de estatus del servicio del consorcio mostró que 314,819 abonados permanecían sin energía eléctrica, incluyendo sobre 98,000 en la zona de Carolina, sobre 81,000 en la zona de Arecibo, 54,000 en Caguas, 38,000 en Mayagüez, y 30,000 en Ponce.

“La cola (de Ernesto) afectó bastante el área de Mayagüez”, afirmó, por separado, el director de Comunicaciones de LUMA, Hugo Sorrentini. “Hay unas líneas que no pudimos sobrevolar en la tarde (del miércoles) porque había mal tiempo sobre ellas”, agregó, al aludir también a las inundaciones que se registraron en la zona de Las Acacias, entre Hormigueros y Cabo Rojo, mientras personal del consorcio intentaba llegar a la subestación que alimenta ambos municipios.

A consecuencia de esa inundación, en la noche del miércoles, oficiales de la Guardia Nacional tuvieron que intervenir para socorrer tanto a los empleados de LUMA como al alcalde caborrojeño, Jorge Morales Wiscovitch.

Sorrentini, de otra parte, precisó que, de 63 segmentos de líneas de transmisión que salieron de servicio durante la tormenta, 21 se habían vuelto a energizar hasta el jueves en la tarde.

Para el catedrático de Ingeniería Eléctrica Agustín Irizarry, levanta suspicacia el volumen de clientes sin servicio en las zonas más alejadas de la tormenta, así como de líneas de transmisión que se averiaron ante el evento, considerando que, tras el huracán María, en 2017, se realizaron reemplazos de buena parte del cableado y las torres que componen esta parte del sistema.

“Hay montones de estructuras de acero nuevas en las líneas de transmisión. No es tan sencillo como decir que hay tantos segmentos de transmisión que no están funcionando bien. La pregunta es cuáles son. ¿Son los que se reemplazaron después de María y los abandonaste o no les diste mantenimiento, o es un segmento que nunca se tocó (después) de María y sabemos que estaba débil?”, cuestionó el ingeniero, quien subrayó que una tormenta tropical no debería tener mayor impacto sobre el sistema de transmisión, en contraste con las líneas de distribución, que son más vulnerables a elementos como la vegetación descuidada.

De otra parte, Irizarry señaló que la estrategia de LUMA pareciera ser restaurar con prioridad el servicio en el área metropolitana, al contar con menos personal que la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE).

“No es como cuando estaba la AEE, que ponía a 4,500 personas a restaurar el servicio. LUMA tiene 1,500″, dijo Irizarry, quien fue representante de los consumidores en la Junta de Gobierno de la corporación pública en la pasada década.

Juan Rosario, ambientalista y también exrepresentante de los consumidores, puntualizó que, si bien la tormenta Ernesto pudo haber tenido un efecto más generalizado al que se esperaría de un sistema de su categoría, LUMA ha fallado en ofrecer explicaciones claras para su impacto sobre el sistema eléctrico.

“No vemos, ni en la ejecución ni en el discurso de los funcionarios de LUMA, nada que nos permita albergar alguna esperanza de que esta cosa va a mejorar”, sostuvo Rosario, quien también hizo referencia a la merma en empleomanía. “El problema es que, con una tormenta de esa categoría, cuyo centro no pasó por ninguna parte de Puerto Rico, excepto quizás Vieques y Culebra (…) ese evento provocó que la mitad del país se quedara sin energía”, acentuó.

Sorrentini, por su parte, rechazó catalogar como un “reclutamiento abierto” las publicaciones que divulgó ayer el expresidente de la Unión de Trabajadores de la Industria Eléctrica y Riego Ángel Figueroa Jaramillo, en las que se procura a 125 celadores para atender la restauración del servicio. En su lugar, Sorrentini afirmó que forman parte de los acuerdos que LUMA mantiene con empresas afiliadas a sus matrices y que se activaron luego del paso de Ernesto por razones fiscales.

“Tenemos que –para poder ser fiscalmente responsables– identificar el trabajo que les vamos a asignar, y para eso, tenemos que hacer las inspecciones e inventario de daños y asignarles las órdenes de trabajo”, planteó Sorrentini, quien indicó que, desde el jueves, se integraban otros 50 contratistas locales.

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La periodista Gloria Ruiz Kuilan colaboró en esta historia