Representantes de varias agencias del gobierno central se reunirán este próximo marte, 9 de julio, para discutir el futuro de Jorge Rodríguez Torres, un sordo, paciente mental y discapacitado intelectual de Vieques que está bajo custodia del Estado, sin cargo criminal alguno en su contra, desde que en noviembre del año pasado fue imputado de amenazar a sus padres.

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El 24 de junio, luego de que la situación fuera reportada en El Nuevo Día, el juez Obdulio Meléndez archivó los cargos criminales que pesaban contra Rodríguez Torres, de 51 años.

Fue declarado no procesable permanente, lo cual significa que nunca podrá responder por las alegaciones en su contra. Pero, en vez de liberarlo o referirlo a tratamiento en el ámbito civil, como dispone la jurisprudencia para personas no capacitadas para responder por cargos criminales, el juez Meléndez le impuso una “medida de seguridad” –como si se le hubiera probado algún delito o siquiera una determinación de causa– y lo mandó a un hospital psiquiátrico.

En una vista la semana pasada, trascendió que ya Rodríguez Torres no cuenta con criterios clínicos para continuar en el Hospital de Psiquiatría General Dr. Ramón Fernández Marina, en Río Piedras, donde está desde noviembre, ni hay más que allí puedan hacer por él. Pero, representantes de la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (Assmca) y el Departamento de la Familia dijeron, en la vista, que no tienen dónde ubicarlo y Rodríguez Torres continúa en un lugar donde no lo pueden ayudar.

“El Hospital Fernández Marina recomienda que sea el Departamento de la Familia el que ubique al paciente, pero el paciente presenta una serie de limitaciones. Es por eso que la corte ordena que se reúnan las agencias para evaluar todas las opciones que tenemos”, dijo a El Nuevo Día la administradora de la Assmca, Carmen Bonet Vázquez.

En la reunión del martes, explicó Bonet Vázquez, participarán la Assmca, Familia, el Departamento de Salud, que tiene jurisdicción sobre discapacitados intelectuales adultos, y el Movimiento para el Alcance de Vida Independiente, una entidad no gubernamental de servicios a personas de diversidad funcional. Bonet Vázquez aseguró que la Assmca llegará a la reunión con más de una alternativa de ubicación para Torres Rodríguez.

“Hay varias opciones en los hogares de Assmca en que sí podría ser ubicado. Pero se va a discutir porque, si surgiera en esta reunión que se puede beneficiar en otra agencia, como el Departamento de la Familia, eso puede ser otra opción. Pero ese día se tiene que decidir para ya tenerle la contestación a la corte para la próxima vista, el 2 de agosto”, sostuvo Bonet Vázquez.

La próxima cita de Torres Rodríguez en la corte es una vista de status el 2 de agosto. Pero Bonet Vázquez dijo que, aproximadamente una semana después de la reunión del próximo martes, la Assmca podría estar lista para trasladar al paciente y pedirle a la jueza Irmarie Colón Massó, de la Sala Especializada en Salud Mental, que adelante la audiencia. “No necesariamente tenemos que esperar”, sostuvo.

Aunque Vázquez Bonet no pudo abundar sobre el tratamiento que Torres Rodríguez recibirá –por motivos de confidencialidad–, El Nuevo Día supo, mediante documentos de la corte y testimonios de su familia, que el hombre, además de sordo, tiene discapacidad intelectual, esquizofrenia y es dependiente de sustancias. La funcionaria dijo que el fin del tratamiento que se le dará es para ayudarlo a manejar sus condiciones, con la expectativa de, en algún momento, darlo de alta.

La madre, Elena Rodríguez Nales, una empleada pública retirada, de 72, espera con ansias el momento en que su único hijo pueda volver con ella y su esposo, Víctor Torres Sanes, de 75. El hijo mayor de la pareja murió en accidente de tránsito en 2002.

“Yo lo que quisiera es que se le ayudara para que él pueda estar con nosotros. Él está loco por volver a Vieques. Pero nosotros creemos que, si regresa muy rápido, puede volver a los antiguos caminos de uso de sustancias”, dijo Rodríguez Nales.

“Nosotros nos pasamos llorando. No dormimos, no comemos, pensando en cómo estará él. Si me dijeran que él está tranquilo, yo estoy bien. Pero no ha sido así. Todo lo contrario. Lo que hace es llorar de que quiere volver a casa”, agregó la mujer.