La antigua escuelita Juan Garrastegui Rivera del sector Paso Hondo de Adjuntas continúa dando frutos para su comunidad a través del Centro Paz para Ti, un programa dirigido a la prevención y erradicación de la violencia de género.

El proyecto es parte de la Coordinadora Paz para la Mujer en su misión de atender y promover el desarrollo de la mujer en la zona montañosa, brindándole herramientas educativas y empresariales para ayudarlas a salir de este ciclo.

Por lo general, estas mujeres enfrentan retos tales como la falta de servicios, aislamiento geográfico, limitaciones en el transporte y oportunidades para generar ingresos.

Por eso, el plantel que hasta hace una década representaba un lugar de aprendizaje para la niñez, actualmente se convierte en “un espacio seguro”, de acuerdo con Alana Feldman Soler, coordinadora general del centro adjunteño.

“Aquí le damos destrezas, oportunidades, talleres, desarrollamos actividades, las organizamos alrededor de los temas que ellas entienden como prioritarios. A la misma vez, estamos tendiendo redes para que ellas mismas puedan reconocerse unas a otras como recursos”, afirmó.

El proyecto impulsado desde 2019 trabaja cuatro temas principales: agroecología, promotoras comunitarias, desarrollo económico y resiliencia.

“Tenemos un huerto comunitario que tiene 15 bancos de siembra, trabajamos con el desarrollo económico, trabajamos directamente con el tema de la violencia de género y sus sobrevivientes y trabajamos con el tema de la resiliencia”, dijo.

“El acceso a alimentos frescos es parte de la independencia y la salud de nuestra gente… Así que vamos a trabajar con la agroecología, con la siembra, con soberanía alimentaria. Si no tienes independencia económica es bien difícil salir de una relación de violencia porque hay unas limitaciones y retos a la hora de tomar una decisión, y ese factor económico va a pesar a la hora de decidir qué hacer en una situación de emergencia”.

Incluso, en el huerto cuentan con 15 bancos de siembra, entre estos, berenjena, ajíes dulces, zanahorias, maíz, batata, habichuelas, cilantrillo, recao y un jardín de plantas medicinales disponible para la comunidad.

“Tenemos una estufa solar y deshidratamos algunas de las plantas medicinales que cosechamos y lo hacemos disponible a la comunidad para teses o usar en la cocina. Se han dado talleres de huerto, entre estos, conservas, preservación de alimentos, compostaje, creación de abonos orgánicos, control de plagas, entre otros”, enumeró.

Asimismo, explicó que las promotoras comunitarias fueron adiestradas para trabajar la temática de la violencia doméstica, agresión sexual, acecho y metodología de acompañamiento.

“Ahora mismo tenemos siete promotoras comunitarias y cada una puede acompañar a un máximo de cinco sobrevivientes en un momento al tribunal, redactar una solicitud de orden de protección o un referido porque aquí tenemos un abogado que atiende, gratuitamente, una vez por semana”, mencionó.

Además del servicio legal en casos de familia, entre estos divorcio, custodia, pensiones y Ley 54, el centro cuenta con una trabajadora social y una psicóloga que se especializan en el tema de la violencia sexual por medio del programa Respira.

Igualmente, el proyecto apoya a estas mujeres en el desarrollo de pequeños negocios a través de adiestramientos en economía solidaria, ventas en línea, mercadeo, manejo de inventario y programas de computadoras.

Anualmente, se realiza el mercado de las mujeres empresarias de la montaña con el objetivo de que las mujeres puedan vender sus respectivos productos en un evento pautado para el 27 de octubre, de 10:00 a.m. a 4:00 p.m.

Mientras tanto, en el tema de la resiliencia, Feldman Soler comentó: “Nosotras compramos, almacenamos, recibimos donativos de alimentos no perecederos, suministros de higiene, algunos que puedan ser de sobrevivencia eléctrica, luces solares, radios, entre otros, que preparamos para distribuirlos durante las emergencias”.

Además, el lugar cuenta con energía solar y un sistema para la recogida de agua de lluvia. “Si la comunidad no tiene agua o necesita almacenar agua potable pueden llenar sus envases y se llevan el agua que necesiten”, indicó la coordinadora.

A su vez, Feldman Soler mencionó que los programas están abiertos a otras personas de la zona, por lo que las participantes no tienen que ser sobrevivientes de violencia de género. “No tiene que ser sobreviviente de violencia de género para acceder a los programas porque sabemos que, una de cuatro mujeres es sobreviviente de violencia de género”, agregó.

Para más detalles o donativos puede acceder a: centropazparati.org o pazmujer.org.