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Bill’s Kitchen: tres décadas ofreciendo alimentos nutritivos a pacientes de VIH

Más del 72% de los participantes de la organización sin fines de lucro tienen 55 años o más

6 de octubre de 2024 - 12:00 PM

Los vegetales de color amarillo y anaranjados, al igual que las verduras crucíferas como el brócoli o el repollo, tuvieron una asociación significativamente mayor con un menor riesgo. (Shutterstock)
La organización comenzó ofreciendo terapia de nutrición, con alimentos sanos y con los nutrientes requeridos para la condición de cada participante. (Shutterstock)

Desde hace 30 años, la organización Bill’s Kitchen provee alimentos nutritivos, de forma gratuita, a personas con VIH/sida y, actualmente, más del 72% de sus participantes tienen 55 años o más.

El avance de la ciencia y el desarrollo de medicamentos más efectivos han permitido que las personas con esa condición tengan una mayor expectativa de vida. Sin embargo, tienen una gran necesidad de asistencia alimentaria, de acompañamiento y de ayuda para otros problemas de salud y sociales.

El perfil de estos adultos mayores es similar al de ese grupo poblacional en general: una gran parte de ellos vive solo, están bajo el nivel de pobreza y tienen tres o más condiciones de salud. Pero, en el caso de las personas que viven con VIH, la enfermedad provoca un envejecimiento y deterioro más acelerado en su cuerpo y tener el sistema inmune comprometido implica mayor riesgo de adquirir otras condiciones. Asimismo, sufren los estragos de haberse contagiado en la época en que el protocolo médico requería tomar una alta cantidad de medicamentos diarios y esos químicos han resultado en un impacto adicional a su salud. Además, al no contar con los recursos económicos necesarios, poder alimentarse y cuidarse adecuadamente es un gran reto, sin contar con los obstáculos para recibir servicios del gobierno. Mientras, aunque se ha mejorado mucho, el estigma contra esos pacientes no ha desaparecido totalmente.

Así lo explica Sandra Torres, la directora de Bill’s Kitchen, quien ha laborado en la organización desde sus inicios y da cuenta del proceso de envejecimiento de sus participantes y los grandes retos que enfrentan diariamente.

“Este año, comenzamos con 14 personas que tenían más de 75 años; tres, tenían sobre 90 años (ya fallecieron). A mí, me sorprendió cuando vi ese perfil. Son personas bien frágiles de salud”, agrega Torres.

“Comenzamos en el apogeo del VIH, cuando muchos conocían tardíamente su diagnóstico y había pocos recursos y muchos enfrentaban el síndrome de desgaste (causa de muerte más común) con el que dejan de comer, ocurren múltiples inflamaciones internas y pierden peso. Desde los inicios en Estados Unidos, nacieron muchos proyectos para atender la necesidad de alimentación sana. Cuando Bill muere, la mamá se enteró de que él era parte de una organización que daba alimentos a esos pacientes. En aquellos momentos, muchas personas eran abandonadas por su familia. Y fundó Bill’s Kitchen”, recuerda, y revela que todavía les sirven a poco más de 20 personas a quienes les abrieron expediente en 1995.

“Hoy en día, tenemos un cuadro parecido, pero con adultos mayores”, señala.

“El participante de nuevo diagnóstico, que es joven, no llega a nuestros servicios. Hoy día, una persona con VIH joven entra a terapia y sigue siendo productiva, trabajando y haciendo su vida. La mayoría de nuestros pacientes, cuando recibieron el diagnóstico, no pensaron que iban a durar ni cinco años y no se prepararon para una vejez. Las posibilidades de que esa vida sea una de calidad son menores a las de la comunidad en general”, sostiene.

Torres añade que la mayoría de los participantes viven solos, con un metabolismo más envejecido. “Hay estudios que evidencian que sufren un desgaste músculo-esqueletal mayor que sus contemporáneos, que son más frágiles. Además de que la toxicidad de los medicamentos es bien alta; antes, tomaban 16 o 20 pastillas al día. Ahora, se ve el impacto de esos medicamentos. Hay un mayor riesgo de tener demencia y se puede ver en etapas más tempranas del adulto mayor”, explica.

Los servicios que ofrecen

La organización comenzó ofreciendo terapia de nutrición, con alimentos sanos y con los nutrientes requeridos para la condición de cada participante. Esto se hace en forma de alimentos cocidos y congelados para la semana que los pacientes recogen o se les llevan al hogar, si tiene problemas de movilidad. Adicionalmente, se les entregan frutas, vegetales, cereales y leche, entre otros. “Garantizamos que la persona tenga tres comidas diarias”, dice Torres sobre el trabajo de seguridad alimentaria que realiza la entidad.

Pero, además, en 2015, decidieron ampliar los servicios para llegar a 31 pueblos del norte y noreste (desde Gurabo a Dorado) para atender múltiples necesidades clínicas y sociales que habían identificado entre sus participantes.

Crearon el Programa Manos Amigas para hacer evaluación de casos, visitas y ayuda al hogar cuando se requiere, acompañamiento para ir a citas médicas o para hacer gestiones en las agencias públicas, buscar y suplir muebles, y equipo del hogar y médico. También, ofrecen transportación a citas médicas, cuidados en el hogar y cuidado visual.

Muchos participantes son referidos por clínicas para que reciban alimentos, pero cuando los evalúan “nos percatamos que necesitan un asistente en el hogar, o que los ayudemos a navegar el sistema de salud, que tienen necesidades de cosas básicas en el hogar. Evaluamos la movilidad, muchos han perdido movilidad; tengo personas ciegas viviendo solas, al no tener familiares”, describe, por su parte, Felícita Santiago, manejadora de casos del Programa Manos Amigas.

“Hemos ido descubriendo las situaciones de tanto adulto mayor que vive en condiciones no aceptables. Hay casos especiales de participantes que necesitan que les limpien la casa o ponerles el techo porque todavía están con toldos. No tienen los recursos para pagar los copagos del seguro médico, que tienen dificultad para ir a sus médicos”, añade Torres, quien recuerda que hay muchos adultos mayores que no saben usar la tecnología y que requieren muchas agencias para darles servicios. Ellos les brindan el apoyo en la medida que pueden, aunque a veces hay barreras.

Santiago llama la atención a que muchos de esos adultos mayores están perdiendo ayudas, como las del Programa de Asistencia Temporal para Familias Necesitadas (TANF, en inglés), por falta de destrezas tecnológicas y la falta de apoyo en ese aspecto en las agencias públicas. “Muchas veces, ese es el único dinero en efectivo que tienen”, lamenta.

Las personas interesadas en ofrecer labor voluntaria y colaborar con Bill’s Kitchen, con centros en San Juan y Fajardo, pueden comunicarse al (787) 754-6525 o escribir a info@billskitchenpr.org.

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Historia

  • En 1992, Bill Fitzpatrick murió a consecuencia del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) en Estados Unidos, donde era parte de una organización que daba comidas nutritivas gratuitas a las personas infectadas con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y sida.
  • Un año más tarde, su madre Sara Metcalf, quien vivía en San Juan, fundó Bill’s Kitchen en memoria de su hijo, con el objetivo de ofrecer alimentos saludables a las personas afectadas con esas condiciones de salud. Inicialmente, mujeres voluntarias cocinaban los alimentos en sus casas y se distribuían desde una marquesina. Empezaron con ocho participantes.
  • Actualmente, la organización sin fines de lucro tiene una cocina industrial y ofrece alimentos nutritivos a cerca de 900 personas al mes en municipios del norte y el noreste de la isla.

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¿Cómo ayudar?

  • Puede hacer labor voluntaria empacando comida o bolsas de alimentos, haciendo trabajo de oficina o realizando llamadas para recordar citas médicas y otros asuntos a los participantes.
  • Los grupos comunitarios o entidades pueden hacer pareo de recursos.
  • Puede organizar un recogido de alimentos en la comunidad.
  • Se pueden hacer donativos de ropa de cama en buen estado, productos de limpieza, artículos de primera necesidad y de primeros auxilios, desinfectantes, curitas y/o equipos como sillas de ruedas, camas de posición, muebles para el hogar, entre muchos otros.
  • Para ofrecer apoyo, puede escribir a info@billskitchenpr.org o llamar al (787) 754-6525.
  • Para más información: www.billskitchenpr.org.
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