La activista indicó que su retiro está ligado a la culminación del plan de desarrollo, que incluye la otorgación de títulos de propiedad para todos los residentes de la barriada Ferrán
La activista indicó que su retiro está ligado a la culminación del plan de desarrollo, que incluye la otorgación de títulos de propiedad para todos los residentes de la barriada Ferrán
26 de abril de 2022 - 11:40 PM
El trabajo comunitario que identifica a Carmen Lisette Pacheco Chamorro ha trascendido las fronteras de su amada barriada Clausells en Ponce, ocasionando que líderes de todo Puerto Rico busquen en ella orientación y ayuda para dirigir sus respectivos sectores hacia el desarrollo de un plan integral.
Pero quien conoció a su progenitora, Carmen Rita Chamorro, no debe dudar de que su hija menor haya heredado, desde muy joven, su capacidad de liderato y compasión por sus semejantes, pues le enseñó a sus retoños un mantra de vida: “Había que ayudar con lo que teníamos y no con lo que nos sobraba”.
De esa manera, Carmencita, como le llaman sus conocidos, adoptó el rol de colaborar como voluntaria en eventos como la tragedia del barrio Mameyes ocurrida el 7 de octubre de 1985, además de iniciarse como líder recreativo, por inspiración de su padre, quien le inculcó el amor por el deporte.
“Entiendo que eso está en los genes, por lo que practicaba mi mamá y mi papá. Siempre había un plato de comida en casa no importara para quién. Mi mamá me enseñó que la olla se ponía para todos los que llegaban y que primero eran los de afuera y luego los de adentro. Que había que ayudar no con lo que sobraba sino con lo que teníamos, que nunca fuéramos a ayudar con las ‘sobrajas’”, dijo al echar un vistazo a su pasado.
“A mí, siempre me gustó el deporte. A temprana edad ya yo estaba en equipos y ayudando… baloncesto, sóftbol. Seguí en eso. Cuando Mameyes, yo fui voluntaria de la Defensa Civil allí y estuve en el refugio que se hizo en esta comunidad; trabajaba por la comunidad directa e indirectamente”, agregó la menor de seis hermanos.
Fue en el 2001 cuando su comunidad la eligió presidenta de la Asociación de Desarrollo Comunitario, Recreativo y Cultural de Clausells, Inc., para liderar el trabajo de base, organización y un plan integral establecido en la Ley para el Desarrollo Integral de las Comunidades Especiales de Puerto Rico.
“Dentro del mismo proyecto estaba la capacitación, que muchas veces la gente piensa que comunidades especiales era hacer casas y, realmente, no era hacer casas. Era la capacitación para el desarrollo de una comunidad en todos sus aspectos; cada comunidad, la mayor parte, tiene un plan integral con planos y diseños de cómo debe terminar la comunidad. Eso es un proyecto, fueron años de estudio, hay que capacitarse para trabajar con el plan y comenzamos con la prioridad porque, muchas veces, la prioridad de una comunidad no es lo que el residente entiende que es su prioridad”, explicó.
“En un plan integral, lo primordial es salud y seguridad, y -muchas veces- las personas entienden que la prioridad es hacerle una casa. Es estar en un lugar seguro y que dentro de una misma comunidad hay distintos niveles económicos, todos tienen una prioridad y necesidades, pero hay unos que tienen más y, muchas veces, los mismos residentes no entienden que no es que seas pana mío, es que no entras en la propuesta”, agregó.
Con la sinceridad que le caracteriza, esta líder de líderes señaló que el problema principal para el desarrollo de las comunidades es la burocracia gubernamental.
“El gobierno arrastra los pies con las ayudas. La pobreza hace rico a unos y a otros los hace más pobres. Ahora mismo, estamos esperando el dinero de María. ¿Dónde está tanto dinero? Es la pregunta que muchos nos tenemos que hacer. Hace casi cinco años de eso y todavía estamos peleando por un reglamento del Departamento de la Vivienda y no es porque es federal, no es un requisito federal, eso lo hizo el gobierno de Puerto Rico”, reclamó.
“¿Por qué tienes que hacer tantos estudios para una casa de madera? Ahí se va el dinero del que necesita, en esos protocolos que muchas veces son para los amigos del alma. Y la gente todavía padeciendo, sin techo, sin seguro, recuerda que la región sur fue afectada por los terremotos y luego la pandemia”, resaltó.
Mientras pelea para que se atiendan las necesidades de su gente, Pacheco Chamorro confesó que no se puede vanagloriar del trabajo realizado por un equipo de 11 personas que, al igual que ella, laboran arduamente sin cobrar un solo centavo, pues su trabajo es voluntario.
“Tenemos una comparsa de vejigantes, cabezudos, bandas, equipos de baloncesto, pero yo no estoy sola. Aquí hay un equipo de personas que se tira a trabajar. Cada quien tiene su responsabilidad en lo que está haciendo. La fiesta de Reyes es un monstruo. Este año, por la pandemia, no pudimos. El 3 de enero con inflables, regalos, juegos, comida. Hay regalos para los niños y para los padres”, recordó sobre los eventos que identifican al barrio.
Por eso, aclaró que un líder comunitario no necesariamente se le ve en las calles, como es su caso, pues, también, pertenece a la Coalición de Líderes Comunitarios de Puerto Rico y su día a día es defender a los suyos en otras esferas, no importa quién esté administrando el país o el municipio.
“Hay una diferencia muchas veces hasta con las mismas personas que nos escogen porque ellos entienden que, entrecomillas, no pasa nada y sí está pasando porque es un plan integral. Estamos trabajando con unos títulos de propiedad, estamos trabajando con reubicaciones justas, trabajando para adquirir fondos, para cosas que son de desarrollo comunitario y -muchas veces- no entienden que es una cosa que toma tiempo en el sentido de que, si dependes del gobierno de esa propuesta, de que el Departamento de la Vivienda saque el título de propiedad, se nos va la vida en eso, se nos va la vida”, confesó.
Asimismo, lamentó que otros líderes comunitarios fallecieron en la línea de fuego sin poder ver sus proyectos completados.
“Hay líderes comunitarios que han luchado mucho por su comunidad, han muerto y no han podido ver su proyecto culminado. Luego de muerto se da su proyecto. Tarda 12, 15 o más años porque el organizar, trabajar con una infraestructura débil, reubicaciones, plan estratégico, eso es por etapas y esos son los millones que no asignan. Para esto no hay ningún dinero, es luchar y si hubo asignación se acabó, pero los problemas continúan”, manifestó.
¿Por qué se ha ganado el respeto de otros líderes?, cuestionó El Nuevo Día.
“El compromiso, los años. El que necesite sabe que puede llamar a cualquier hora y yo voy a estar ahí para ayudar y responder. Lo busco y lo comparto, no es que lo tenga, sino que lo comparto. La idea es esa. El liderato de Ponce comparte los recursos, lloramos juntos, gritamos juntos y, aunque nos desbaratemos entre nosotros, pero eso no sale afuera porque somos líderes y se diferencia de los demás de Puerto Rico en la unidad, siempre estamos juntos en las buenas y en las malas y vamos a dar cátedra”, apuntó.
Igualmente, sostuvo que, aunque el trabajo comunitario es agotador, en su corazón se siente “feliz”.
“Estamos bien, un trabajo duro. Uno tiene que agradecer a los que salen a la calle a buscar información porque ellos trabajan. Carmen Pacheco casi nunca está en la calle porque no tengo tiempo, estoy peleando por otro lado. Dicen que ella ni pasa por ahí, y qué más quieren, estoy peleando más arriba. La clave es observar y delegar. Nosotros no cobramos sino gastar lo de nosotros. Hay que hacer un serrucho para poder llegar a donde tenemos que llegar. Pero vamos a todos los lugares”, expuso.
Tras una vida dirigiendo los proyectos de su comunidad, Pacheco Chamorro expuso que su retiro está ligado a la culminación del plan de desarrollo, que incluye la otorgación de títulos de propiedad para todos los residentes de la barriada Ferrán y la construcción de un alcantarillado para que los vecinos de sectores altos cuenten con el servicio continuo de agua potable.
“Cuando yo termine con los ‘items’ que quedan, Carmen Pacheco se retira. Después que todo el mundo tenga su título de propiedad, que se haya urbanizado el área que queda y se haga el proyecto de acueducto”, destacó.
“Estamos en la fase tres del título de propiedad, entramos a Ferrán. También, nos falta hacer el alcantarillado y el agua potable nueva. Esta tubería es del 1942, aunque tenemos bombas, hay problemas en las zonas altas. ¿De qué te sirve poner una bomba si la tubería no aguanta la presión para los sitios altos? Hay mucha gente trabajando para ver si lo logramos. Son muchos millones. Vamos adelante y Papa Dios nos va a ayudar para decir: ‘terminé’”, finalizó.
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