La capacitación de sectores menos aventajados con la intención de crear pequeños negocios que ayuden a individuos a salir de los márgenes de pobreza en el país se convirtió en la misión principal del Centro para Puerto Rico Sila M. Calderón.

Desde el 2009, la organización sin fines de lucro ha brindado talleres educativos a 3,500 participantes, conducentes a brindar herramientas de desarrollo económico que, a su vez, han generado 1,300 nuevos comercios a través de la isla que emplean a unas 2,000 personas.

Para la exgobernadora Sila María Calderón, fundadora del proyecto social, “nuestro trabajo mayor es trabajar con las personas que quieren montar un negocio, personas de escasos recursos que quieren levantarse de la pobreza a través del empresarismo”.

“Me da mucha satisfacción que luego de terminar mi época de servicio público, continuar con el servicio público de forma privada. El trabajo para salir de la pobreza lo tiene que hacer el propio individuo, no lo puede hacer nadie por nadie”, admitió la exmandataria.

“Nosotros damos distintos cursos a través de profesionales por toda la isla para que ellos aprendan a ser personas de negocios. Damos programas de desarrollo comunitario, otro programa empresarial para adultos mayores, para jóvenes adultos y una serie de iniciativas que los ayudan a poder montar su pequeño negocio”, manifestó.

Calderón destacó que, entre los resultados del programa “hay personas vendiendo sus productos en los supermercados y estoy muy orgullosa de ellos”.

“Hemos tenido 3,500 participantes que han tomado los cursos y se han creado 1,300 pequeños negocios y se han generado 2,000 empleos a través de los 78 municipios de la isla. En Culebra hemos tenido nueve personas que han tomado nuestros cursos y en Vieques hay otras nueve personas más”, detalló.

Otro de los aspectos que se trabaja a través de este centro ubicado en San Juan, es la atención a víctimas de violencia doméstica a quienes se les brindan una serie de servicios legales, sicológicos, médicos y acompañamiento a tribunales, entre otros.

Igualmente apuntó que, “no damos albergue, pero las acompañamos. Le damos la consejería médica, sicológica y legal que ellas necesitan para salir del abuso”.

En ese renglón, Calderón, quien gobernó a Puerto Rico del 2001 al 2004, reveló que “hemos atendido casi 400 personas en nuestro centro de transformación y ayuda a sobrevivientes de violencia de género”.

“Aquí también tenemos una biblioteca comunitaria, un archivo histórico, damos varias clases consistentemente para la alfabetización dirigido a personas que no saben trabajar con la computadora. Es una forma de nosotros ayudar a las personas a salir de la pobreza”, recalcó.

De otra parte, reveló que la fundación comenzó a trabajar nuevamente con cientos de comunidades especiales.

“Se trata de las comunidades más pobres de Puerto Rico, son paupérrimas. Entonces, estamos volviendo a donde ellas a través de los alcaldes y a través de sus líderes para ver las necesidades que tienen y buscar la manera de atender esas necesidades, sirviendo de enlace entre los alcaldes, las agencias de gobierno y las comunidades”, acotó.

“Son cerca de 700 comunidades (especiales) y realmente la pobreza en Puerto Rico está escondida. No la ves por las calles, no la ves por las avenidas, ni por el expreso y existe. Más de la mitad de población de Puerto Rico está en pobreza”, lamentó.

Sobre la inversión para poder costear los proyectos en los que laboran unas 40 personas, confesó que, “ha sido una inversión millonaria”.

Por eso, recabó la colaboración de los puertorriqueños de la diáspora para que aporten con donativos a los programas, cuyo propósito es combatir la pobreza soslayada.

Entretanto, invitó a los boricuas que residen en los Estados Unidos y que quieran volver a vivir en Puerto Rico, a que contacten la organización para ofrecerles los instrumentos adecuados para que también puedan “hacer de su trabajo uno exitoso”.

“Yo creo que la iniciativa del Junte Boricua es un extraordinario trabajo que están haciendo y creo que muchos de esos puertorriqueños se van a volver a enamorar de su patria y regresarán”, esbozó.

“Si en alguna forma nosotros podemos contribuir a que estas personas vuelvan y puedan hacer de su trabajo un esfuerzo exitoso, para nosotros sería un gran placer, un gran gusto hacerlo. Nuestras puertas están abiertas para todo el que quiera regresar y aquí estamos para ellos”, insistió.

Finalmente, admitió que “he tenido una vida plena, muy buena y estoy muy orgullosa de ser puertorriqueña”.

“Me siento muy contenta de que ahora, al final de mi vida se me haya dado la oportunidad de poder colaborar con las personas que, por una razón u otra, tienen problemas económicos y que a través de nuestros cursos puedan salir ellas mismas de su situación y tener éxito económico”, concluyó.

Para detalles: 787-753-8310.