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prima:¿Estamos preparados para otro Capeco? Autoridades locales reflexionan sobre las lecciones aprendidas de la catástrofe

Mientras las agencias en Puerto Rico aseguran contar con mejores recursos y mayor planificación, la EPA observa las últimas etapas de limpieza después de la explosión de 2009

23 de octubre de 2024 - 11:10 PM

Nota del editor
A 15 años de la explosión en Capeco, El Nuevo Día ofrece a través de una serie de historias una mirada a lo que ocurrió y las deudas pendientes.

Al cumplirse 15 años de la catástrofe en la Caribbean Petroleum Corporation (Capeco), las autoridades locales aseguran estar mejor preparadas para enfrentar una situación similar, que fue atendida sin el plan ni los recursos necesarios en el 2009, según los hallazgos de una investigación federal.

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“Definitivamente estamos mejor preparados”, contestó Nino Correa, comisionado del Negociado de Manejo de Emergencias y Administración de Desastres (NMEAD).

“Hay más recursos”, agregó el funcionario, quien en aquel momento trabajó el incidente como coordinador de búsqueda y rescate. “Ahora tenemos el doble de que se tenía”.

Señalamiento federal

El primero de varios estallidos se registró a las 12:23 a.m., después de que uno de los tanques se desbordara durante el llenado desde una barcaza, derramando un estimado de 200,000 galones de gasolina.

Desde Bayamón y Cataño, los primeros bomberos llegaron apenas siete minutos después, pero no comenzaron sus labores hasta 45 minutos luego del incidente mientras esperaban a que llegara el jefe de incendios de Capeco. Ese fue el primero en la serie de tropiezos que enfrentaron los primeros respondedores, según fue señalado en el informe oficial del caso, preparado por la Junta federal de Seguridad Química (CSB, por sus siglas en inglés).

En el documento, se culpó a Capeco por la falta de planes que ayudaran, en aquel momento, a las autoridades locales a tener los recursos necesarios para brindar una respuesta adecuada.

“Capeco no realizó una planificación previa con los servicios de emergencia locales, no estableció un mecanismo de ayuda mutua con otros instalaciones de materiales peligrosos ni capacitó adecuadamente al personal de la planta para hacer frente a un incendio en un tanque que afectara a varios tanques”, apuntó la CSB en el informe, emitido en el 2015.

“Los departamentos de bomberos locales no contaban con el adiestramiento ni los recursos suficientes para responder a incendios y explosiones industriales, lo que provocó retrasos en la lucha contra el fuego debido a la falta de espuma y de equipos”, agregó.

Asimismo, la CSB atribuyó la deficiencia de planificación y coordinación de Capeco a la falta de requisitos en las regulaciones federales, señalando que “los terminales de tanques como Capeco no se consideran instalaciones de alto riesgo según las normas vigentes” de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) y la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA).

“Por lo tanto, no están obligadas a realizar un análisis de riesgos en el que se tenga en cuenta el potencial de una explosión de una nube de vapor y de incendios de múltiples tanques. Ni Capeco ni el departamento de bomberos tenían la cantidad necesaria de espuma ni el equipo adecuado para combatir y controlar eficazmente un incendio que afectara a varios tanques”, apuntó la CSB.

Aseguran que existe planificación

Posterior a la explosión, las autoridades le requirieron a distintas compañías privadas que tomaran medidas con sus planes de seguridad, recordó el licenciado Pedro Nieves, quien presidió la Junta de Calidad Ambiental (JCA) entre 2009 y 2012.

“Comenzamos una campaña de fiscalización y orientación para que las empresas actualizaran sus planes. Hubo mucho trabajo a nivel privado, porque las empresas vieron lo que pasó en Capeco y tomaron medidas”, comentó Nieves. “Muchas pudieron enfrentar emergencias posteriores, como (el huracán) María, por los planes que implementaron en aquel momento.

Después de que Capeco se declaró en quiebra, la propiedad fue comprada en diciembre de 2010, en una subasta, por la empresa PUMA Energy International, que reconstruyó la instalación con una inversión de $290 millones y reanudó operaciones de almacenaje de combustible en el 2014.

En declaraciones escritas, PUMA indicó que ha acogido voluntariamente todas las recomendaciones de seguridad de la CSB, aunque no detalló qué tipo de coordinación mantiene con las autoridades locales.

“En el diseño de la reconstrucción se fortalecieron todos los elementos de seguridad y en algún momento se tuvo hasta una conversación por preocupaciones con (el cercano) Fuerte Buchanan y se resolvió”, dijo Nieves. “Se aprendió la lección”.

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Aníbal Negrón, director ambiental en Obras Públicas de dicha base militar, explicó que la inversión de recuperación ascendió a $30 millones, incluyendo la demolición del edificio más cercano a Capeco y construcción de uno nuevo.

“Tenemos un estimado de sobre 200 edificios y prácticamente la mitad recibieron daños en ventanas, cristales o techos”, explicó. “Todo eso y la construcción de este edificio se completó en el 2013″.

Por su parte, el exjefe del Cuerpo de Bomberos de Puerto Rico, Ángel Crespo, recordó que, años después, al tomar las riendas del Cuerpo de Bomberos en el 2016, sostuvo reuniones de planificación de seguridad con representantes de PUMA.

“Ellos llegaron a donde mí preocupados no solo por la operación que iban a tener, mostrando los planos, sino también presentando un proyecto ambicioso de gas propano”, contó Crespo.

“Fueron de dos a tres intercambios... No recuerdo si hubo un ejercicio full scale, pero por lo menos hubo un acercamiento de ellos”, agregó. “Hubo un ejercicio presentando escenarios y discutiendo las capacidades, equipo, personal, puntos de entrada, puntos de conexión al agua e infraestructura”.

El alcalde de Bayamón, Ramón Luis Cruz, dijo que también ha tenido reuniones con personal de PUMA Energy. Añadió que, desde entonces, “en las prácticas que ellos hacen, nos notifican para que tengamos una idea general de cómo corre todo”.

De su lado, Cruz dijo que el Municipio de Bayamón adquirió equipos nuevos, “camiones que tienen todo lo necesario para llegar a derrames químicos y biológicos, de grandes proporciones”, apuntó.

Mientras, Correa señaló que “ellos (PUMA) han tenido varias reuniones. En algunas yo no he participado, pero sí me consta que (ha sido) a nivel de los municipios”.

No obstante, advirtió que el hecho de que haya una regulación federal no significa que “tú estés a salvo a que un acto como este pase. Por esa razón es que hay que hacer ejercicio. Te puedo decir que el sistema de los controles de una empresa que tiene estos tanques necesitan tener una práctica, necesitan tener al personal debidamente adiestrado”.

Destacó, además, que lo mismo aplica a todas las empresas de la misma industria. De hecho, resaltó que la operación de PUMA en Bayamón no representa la mayoría del movimiento de combustible en la isla y dijo que el “70% entra a Puerto Rico por Peñuelas y el otro 15% por Yabucoa”.

El Negociado de Bomberos no estuvo disponible para entrevista con relación a los planes de estas empresas en la isla. En declaraciones escritas, Javish Collazo, comisionado Auxiliar de Extinción de Incendios se limitó a explicar los códigos utilizados para adiestramientos, que “incluye el responder y manejar emergencias en facilidades y (con) productos como los que se manejan en PUMA”.

Por su parte, Rafael Bruno Andújar, comisionado de adiestramiento del Negociado de Bomberos, sostuvo que “nos estamos dando a la tarea de reorganizar los currículos de clase y tener las últimas herramientas, pero aún así no es suficiente”.

“Necesitamos mucha ayuda de la ciudadanía en cuanto a mitigación y proactividad. Estamos mejor preparados, pero no quiere decir que deje de ser difícil una tarea tan titánica como la que se hizo en Capeco”, manifestó Bruno Andújar, quien participó en la extinción del incendio en las instalaciones de Capeco.

Su colega, José Nieves Rivera, de Operaciones Especiales de Bomberos, recordó que trabajar con esa emergencia “fue un reto logístico, de administración de una emergencia”, incluyendo el “desarrollo de un plan de acción definido para ese tipo de instalación, de refinería y tanques de almacenamiento de combustible”.

Afloró el ingenio y heroísmo

Según la CSB, “al ingresar a las instalaciones, los bomberos descubrieron que Capeco carecía del equipo de extinción de incendios necesario para combatir varios incendios de tanques a la vez. Encontraron mangueras contra incendios desgastadas o que no estaban, monitores de incendios fijos sin suficiente presión para alcanzar las partes superiores de los tanques y equipo insuficiente para proporcionar las grandes cantidades de espuma necesarias para controlar un incendio de esta magnitud”.

Sin embargo, la falta de coordinación previa de parte de Capeco y la carencia de recursos no detuvo a los más de 500 bomberos municipales, estatales y de la Guardia Nacional, así como de otros primeros respondedores.

Los entrevistados narraron que, en poco tiempo, construyeron una rampa para que los camiones de bomberos tuvieran acceso al área de los tanques desde el expreso PR-22, que había sido cerrado al tránsito regular.

Crónica en vídeo: los errores humanos que provocaron la terrible explosión de Capeco

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Esa madrugada, algunos pensaron que habían invadido a Puerto Rico o que cayó un avión. 15 años después, repasamos lo que realmente pasó.

Mientras, la necesidad de grandes cantidades de agua llevó a que, en pocas horas, se construyera una tubería de millas de largo para tener un suministro desde la bahía.

Crespo recuerda que, durante la batalla contra las llamas, identificaron una tubería de combustible para aviones que había colapsado y estaba produciendo “unos ‘tornados’ de fuego gigantescos, de 25 pies”, lo que pudieron detener ingresando al área con enfriamiento y usando equipo de protección para cerrar unas llaves importantes.

“Eso fue un golpe bien importante a la emergencia”, expresó Crespo, quien resaltó el sacrificio de largas horas de trabajo de los bomberos, incluyendo algunos que resultaron afectados, como Ángel Pagán González, quien, eventualmente, tuvo que dejar su trabajo debido a afecciones de salud.

En entrevista con GFR Media, en 2019, Pagán González relató que los médicos del Fondo del Seguro del Estado encontraron que tuvo “daño en el pulmón derecho”.

“Estuve en tratamiento durante un año y entonces deciden que yo no estaba apto para regresar como bombero, ya que el trabajo era de extinción y el daño ya era permanente”, lamentó.

Esfuerzo colaborativo

Debido a que el agua no era suficiente para apagar el fuego de millones de galones de gasolina, Correa destacó que múltiples compañías farmacéuticas en Puerto Rico pusieron sus químicos a disposición para producir la espuma necesaria para sofocar las llamas.

“Recuerdo que fue una coordinación multiagencial brutal. En un momento dado se había intentado, inclusive, considerar que viniera un experto. Pedro Vázquez era el que estaba a cargo de la misión como jefe de bomberos me lo comentaba y yo le decía, ‘¿Cómo? ¿Que tenga que venir alguien a que nos ayude a apagar un fuego a nosotros aquí? No, esto lo apagamos como sea’”, relató Correa.

Resaltó que la extinción fue posible “gracias a ese esfuerzo, de esa coordinación del departamento de Bomberos con todas sus áreas, todos los municipios, la cantidad de cisternas que salieron de los municipios, el convoy que había, los recursos de las farmacéuticas de nuestro país que se incorporaron a ese esfuerzo. Fue impresionante y, obviamente, algo que no es normal”.

“Yo pienso que la parte positiva, viéndolo desde ahora, es que levantó esa manera de comunicación entre todos, para un tipo de evento como este, en caso de que se diera, se sabe cómo atenderlo”, afirmó.

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