Abrirse paso en nuevos mercados agrícolas fue parte de la visión de José Vázquez y Edna De Jesús, dueños de la Finca Artesanal de Aguas Buenas, cuando, en 2018, decidieron iniciar un proyecto de siembra y cultivo de café.

Este año, para el mes de septiembre, tenían todo listo para recoger la primera cosecha, pero el huracán Fiona se impuso y destruyó el proyecto, reavivando las heridas que sufrieron, en 2017, con el azote del huracán María.

“Cuando empezamos las nuevas siembras, nos empezamos a dedicar más al café y al cacao. Este era el primer año de la cosecha del café, pero, por Fiona, tuvimos pérdidas nuevamente, y esa primera cosecha se perdió. Tuvimos derrumbes que enterraron la mitad de la siembra de guayaba, y estamos trabajando con eso”, indicó De Jesús.

Pero los propietarios recuperaron las fuerzas, se armaron de valor y decidieron comenzar de nuevo para impulsar, no solo el cultivo de café, sino el de otras especies que trabajan, desde 2016, en un espacio agroturístico que promueve el interés por la siembra.

“Cuando vimos todo eso otra vez, te da el recuerdo de María, del trabajo que dio para volver a levantarse. Pero nos mantenemos positivos, somos bien resilientes, sabemos que podemos con esto, y creo que el positivismo de que uno se mantenga con la frente en alto, de que vamos a poder salir de esta otra vez, pues eso es lo que nos mantiene con mucha esperanza de poder seguir con este proyecto”, dijo la agricultora.

La Finca Artesanal de Aguas Buenas integra un concepto agroforestal, en cinco cuerdas de terreno, donde siembran diversos productos ecológicos, árboles frutales y exóticos, plantas medicinales y ornamentales, entre otros.

“Cuando tuvimos nuestro primer hijo, fue la motivación para poder hacer algo diferente, que le dedicara tiempo a él y que tuviéramos esa flexibilidad de poder tener ese espacio de libertad de tiempo. (Queremos) poder enseñarles a ellos que, dentro de la agricultura, tienes unas posibilidades enormes de poder ser exitoso, aunque seas pequeño. Así fue como nació Finca Artesanal en el 2016″, recordó De Jesús, de 41 años, y madre de dos niños de 7 y 3 años.

“Hacemos propagación de los árboles frutales que tenemos para poder salir a los festivales, o cuando nos invitan a diferentes lugares de la isla”, agregó.

En la finca, además de vender los productos, hacen talleres educativos sobre siembra y cosecha, que incluyen sesiones prácticas, además de hacer recorridos por las instalaciones. Y es que todo lo que hacen en Finca Artesanal, según De Jesús, surge de manera natural y espontánea como parte de su deseo de compartir sus conocimientos con los visitantes.

“Hace seis años que empezamos a trabajar en este espacio, cultivamos guayaba… Cuando las personas venían, así fuera a comprar un arbolito frutal o a comprar uno de nuestros productos, siempre se hablaba de agricultura. Un día, empezamos a seguir caminando y, cuando nos vinimos a dar cuenta, estábamos casi allá abajo en el río. Nos dimos cuenta de que a la gente le interesaba tener ese acercamiento con los cultivos y la naturaleza”, explicó, por su parte, Vázquez, de 37 años.

Fue así como se transformó entonces el foco del concepto para llevar un mensaje de la importancia de cultivar y alimentarse bien.

“La gente viene, nosotros le enseñamos los cultivos y pasan por esa experiencia de poder, ellos mismos, cosechar. De igual manera, le hemos llevado ese mensaje de lo que es sostenible, agricultura, emprendimiento social… Es un gran esfuerzo lo que llevamos para levantar desde que es una semilla hasta cosechar el fruto”, afirmó Vázquez.

En tanto, la pareja también proyecta desarrollar iniciativas agrícolas que atraigan a jóvenes a esta industria.

“Queremos seguir con nuestra responsabilidad social, impactar en especial a la juventud porque, mientras más estos jóvenes aprendan desde muy temprana edad de agricultura, no es otra cosa que alimentación lo que están aprendiendo y, eventualmente, van a gozar de buena salud. Hay que seguir aprovechando cada espacio para sacarle el máximo”, puntualizó Vázquez.