Seis semanas después de un incendio que, presuntamente, fue causado por una turista de Missouri, la hospedería Luichy’s Seaside Hotel en Cabo Rojo reanudó operaciones con un lleno a capacidad en el pasado fin de semana del Día de los Presidentes.

Así lo informó el propietario de la hospedería, Ángel Luis Marrero, quien agradeció el apoyo en el proceso, a la vez que lamentó el impacto emocional y económico que todavía enfrenta por las reparaciones y la traumática experiencia.

“El fuego fue el 2 de enero, y al otro día comenzamos con un amigo contratista, trabajando con 15 personas todo el día. Queríamos abrir en un mes, pero lo logramos en mes y dos semanas”, indicó Marrero a El Nuevo Día. “Ha sido bien intenso”.

“Todas las 15 habitaciones están en operación”, destacó. “Agradecido a tanta gente que nos ha querido ayudar, abrimos en el fin de semana de los Presidentes a capacidad y hemos estado con bastante (huéspedes), gracias a las oraciones”.

No obstante, explicó que sigue en proceso la reconstrucción de algunas áreas, como los restaurantes y la recepción.

Marrero señaló que los estimados de las pérdidas superan los $500,000. Al momento ya ha invertido sobre $250,000. Agradeció el apoyo de un amigo contratista, así como de otros que “han dado la mano, donando dinero en efectivo, trabajo, pailas de pintura y apoyo de diferentes formas”.

“Continuamos con el proceso de las donaciones porque el costo ha sido bien elevado. Todavía nos falta, pero desde el principio nos propusimos que no nos íbamos a dejar caer”, manifestó el comerciante, quien todavía piensa en el riesgo que corrieron los huéspedes aquella noche.

“Allí había vidas que se salvaron solamente gracias a ángeles que pudieron entrar al hotel y tocar a las puertas de los huéspedes que estaban profundamente dormidos y no hubo pérdidas de vidas”, expuso.

Como adelantó a El Nuevo Día, Marrero ya se prepara para presentar una demanda de reclamación de daños contra Danielle Bertothy, la turista acusada por un gran jurado federal de causar el incendio.

Mientras, Marrero reveló que Bertothy no será la única persona objeto del reclamo legal de índole civil que prepara junto con abogados en la zona metropolitana.

“Vamos contra ella y otras personas más”, comentó Marrero. “Estamos en ese proceso. Hay otras que ahora no puedo (mencionar), pero vamos contra otras personas que van a estar incluidas en la demanda”.

La mujer de 36 años enfrenta un cargo por causar daños a un negocio, afectando el comercio interestatal, por lo que se expone a una pena de entre cinco y 20 años de cárcel, así como a una multa de $250,000.

Más de un mes después de ser acusada y de comparecer ante un magistrado federal en San Luis, Bertothy fue llevada el jueves a su vista inicial en el Tribunal Federal en Hato Rey, donde Marrero estuvo presente. Para el 4 de marzo se pautó la vista de lectura de acusación y en el que también se tocará, nuevamente, el tema de la fianza que le fue denegada en San Luis.

Según ha trascendido de la investigación, Bertothy se encontraba de vacaciones en Cabo Rojo, donde tenía una amistad y se estaba quedando en una casa de alquiler a corto plazo.

La Fiscalía federal sostiene que Bertothy, presuntamente, llegó ebria al restaurante Bar Marea en la noche del 2 de enero y causó problemas a clientes y empleados, por lo que fue removida en dos ocasiones por policías municipales de Cabo Rojo.

Los agentes escoltaron a Bertothy hasta una casa de alquiler de corto plazo ubicada a corta distancia del restaurante Bar Mareo.

Después de que los empleados se fueron, supuestamente usó un contenedor de gasolina para un generador instalado en la residencia, alquilada a través de Airbnb, para comenzar el fuego, según la acusación.

La Fiscalía federal ha solicitado que no se le permita salir bajo fianza por entender que representaba un peligro para la comunidad y de fuga, pues se fue de la Isla en la mañana siguiente de los hechos, cambiando el pasaje que originalmente estaba para el 11 de enero.

Documentos judiciales indican que a las 9:37 a.m. del día siguiente del incendio, la acusada “le pidió a una amiga en Puerto Rico coordinar con alguien para que la recogiera y la llevara al aeropuerto el mismo día”.

Un chofer la recogió a las 11:28 de la mañana y al parar en un restaurante de comida rápida en Cabo Rojo, fue captada por cámaras de seguridad vistiendo los mismos zapatos que tenía la persona que inició el fuego captada en el pietaje del día de los hechos.

La acusada llegó al Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín y se fue en un vuelo de Southwest Airlines. Bertothy finalmente llegó a St. Louis el 3 de enero.

Ese mismo día, agentes de la Policía de Saint Peters, Missouri, ya habían recibido alguna información sobre lo sucedido, por lo que fueron a entrevistarla.

Fue en ese momento que Bertothy “declaró que había estado en Puerto Rico y había hecho algunas cosas que no eran propias de ella”, según una moción de la fiscalía federal.

Aunque “no elaboró en lo que ella hizo”, sí “confirmó que ella estuvo en el bar ‘donde dicen que pasó algo’”, apuntó el documento.

“Afirmó, además, que no sabía si realmente había un incendio allí, a pesar de que se encontraba muy cerca del bar”, añadió la moción.

Posteriormente, agentes de ATF diligenciaron una orden de allanamiento el 7 de enero en su residencia, donde la mujer comenzó a “hiperventilar y llorar”, explicó el fiscal.

“Ella inmediatamente mencionó (sin que se le pidiera) que aún no había desempacado sus maletas de Puerto Rico”, abundó la moción, que incluyó una foto de la maleta con la etiqueta que las aerolíneas colocan en el equipaje.

Al momento de ejecutar el allanamiento, “la acusada también reveló que había cocaína en la casa”.

Más adelante, los agentes confirmaron que “Bertothy estaba en posesión de cocaína y un revólver rosa en su residencia. Los agentes notaron varias cajas de vino vacías y latas de cerveza vacías”.

Con relación a los hechos que se le imputan, la fiscal resaltó que “durante la búsqueda se recuperaron varias piezas de vestir que coincidían con la ropa que llevaba la acusada en Bar Marea: una camiseta naranja, una gorra de camionero blanca y azul marino y sandalias negras”.

“Los agentes también ocuparon un vestido negro corto que coincidía con el que llevaba el pirómano en el vídeo. Un perro policía marcó este vestido como positivo para acelerante (combustible) y está pendiente de un análisis más detallado”, puntualizó la moción de la fiscalía.